'Moneda al aire' sería la respuesta ideal a la pregunta que todo aficionado del Granada se hace cuando se acerca el fin de semana. ... La probabilidad de acertar es la misma. Fiabilidad nula. Una irregularidad que hace al equipo capaz de lo mejor y de lo peor.
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Si algo está claro es el poderío rojiblanco en Los Cármenes, pero no es menos cierto que fuera de casa hace mucho frío. La trayectoria a domicilio roza el bochorno. No solo no gana, sino que encaja con facilidad, y así es imposible. Como improbable es hacerse fuerte en la zona noble sin dar continuidad a una racha positiva de resultados. No obstante, la imagen del pasado sábado contra un rival directo, y de un perfil similar, como el Almería, ha dado lugar a un último halo de esperanza. El partido en Albacete se ha convertido en la verdadera final de la temporada. Un rival dirigido por un viejo conocido como es el bueno de Alberto González. Un equipo trabajado que sigue luchando en su objetivo de salvar la categoría, pero que está haciendo una más que meritoria campaña como para valerle la renovación al mencionado técnico. No conseguir la victoria en el Carlos Belmonte supondría decir adiós definitivamente al sueño del ascenso. No hay más. Ocho partidos de cara al final, no hay margen de maniobra.
Como decía don Luis Aragonés, los objetivos se consiguen, o no, en las últimas cinco jornadas, pero hay que llegar con opciones a ese tramo decisivo. Del mismo modo, una victoria en Albacete permitiría afrontar la segunda salida consecutiva con ese plus de motivación. La secuencia vital de estos tres partidos acabaría recibiendo en Los Cármenes al Elche, actual líder, a final de mes. Dista mucho esa fecha. Albacete, no hay que mirar más allá. Ojalá no sea necesario lanzar una moneda al aire. Reflexionemos pues.
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