Es ahora o siempre

Deportivamente, decía, es una final sin metáfora ni artificio. Lo es con literalidad. Pero, se venza o no, el de hoy no es solo un partido de fútbol. Es el premio a un gigantesco paso adelante que ha dado el fútbol femenino de naturaleza rojiblanca y horizontal. Lo dieron desde siempre las jugadoras y sus técnicos, una colonia de hormiguitas soñadoras que ahora se llaman Pamela, Naima, Lauri, Gaste o Roger Lamesa, pero que sostienen sobre sus hombros los sueños de todas las que las precedieron.

Lo dio el club, profesionalizando su estructura. Colocando cada cosa en su sitio, como por ejemplo abriéndole a las chicas Los Cármenes y situándolas en el mismo entorno laboral que a su primer equipo masculino y el Recre. Las condiciones para entrenar y la confianza en un proyecto han derivado en esta ilusionante mañana. Y el paso adelante lo empieza a dar también la sociedad. Afición y medios valoran cada vez más el esfuerzo y las bondades del fútbol femenino. Ya era hora.

Por eso, y por más que queden aún pasos por darse, lo ya conseguido es más de lo que hoy está en juego. Este Granada, la valía de estas jugadoras y el peso de este significativo avance del fútbol femenino no están supeditados a un ascenso. Hoy no es un ahora o nunca porque el Granada femenino, si sigue esta dirección, lo conseguirá hoy o a la siguiente. O a la siguiente. Porque ese es el espíritu de la eterna lucha. Porque va de intentarlo siempre y de no plantearse 'nuncas'. Porque sentirse club de Primera a veces va más allá de una categoría. Porque de este Granada femenino habrá que estar orgullosos ahora y siempre. Suerte, chicas.