Ejercicios de calentamiento durante el último entrenamiento del equipo. Ariel C. Rojas
Opinión Granada CF

Cambio de vida

La otra mirada ·

Concederle a este partido contra el Burgos categoría de final se queda pequeño y ridiculiza la verdadera trascendencia del momento

Justo Ruiz

Granada

Jueves, 9 de enero 2025, 23:59

Acabado ya el horrible 2024 con el descenso como tragedia, el Granada necesita un cambio de vida para el 2025 que le lleve al lograr ... el objetivo marcado para el presente curso. Y ese cambio debe empezar esta noche en su estadio con la visita del Burgos en Liga, otra estación más en su obligado retorno a Primera, que debe llegar de forma inexcusable en junio. El equipo de Fran Escribá no está donde debe, fuera de los puestos de promoción, tras 21 jornadas, pero más que a su rendimiento da las gracias a la mediocridad de una categoría donde nadie parece querer coger con fuerza el timón. A ese papel está destinado, por presupuesto, historia y plantilla, el equipo granadino y es hora ya de que lo asuma con todas las consecuencias. Hasta ahora ha omitido esa candidatura en demasiados partidos. A pesar de que el Granada no ha podido confirmar en la primera vuelta del campeonato la teórica superioridad que se le presuponía al comienzo de la temporada en Segunda y de que en estos momentos se encuentra fuera de la zona de promoción, muchos aficionados rojiblancos se muestran convencidos de que el cuadro granadino conseguirá al final de esta campaña el retorno a Primera división.

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El Granada juega hoy en su estadio al fútbol lo que mucha gente en esta ciudad entiende como un partido que puede significar un drama en caso de derrota o, si se gana, la conservación del latido, de la ilusión, por seguir luchando por un ascenso que el club necesita para sobrevivir no sólo como equipo, sino probablemente también como institución de historia grande e ilustre. Concederle a este encuentro categoría de final se queda pequeño y ridiculiza la verdadera trascendencia del momento. Es la vida en 90 minutos, sin matices. Ese mensaje de tan estrecho margen temporal pero tan amplio en significado y responsabilidad es el único que se puede enviar al técnico y a los jugadores, en cuyas manos, capacidad, compromiso y actitud está depositado el futuro del conjunto granadino. La otra opción, la de remitirles a la excusa en el error y animarlos por el amplio margen de rectificación y de mejora que tienen con tanta competición por delante y que emite un pestilente hedor a proteccionismo barato, la han consumido ellos mismos y unos gestores que prometieron poderío al arrancar la temporada. Entre todos han malgastado el crédito cayéndose del cartel de artistas principales y dejando su lugar a teloneros con menos marketing, pero mucho más preparados técnica y mentalmente para ocupar su puesto en el escenario del ascenso. Por si fuera poco, los futbolistas y el técnico habitan todavía en una burbuja ajena a la objetividad del entorno, que atisba la catástrofe donde ellos contemplan un relativo peligro susceptible de superar con trabajo y ¿calidad?

La clasificación de media tabla hacia arriba está que arde. Para escapar de este efecto acordeón en nada saludable para un equipo al que se le suponía estar entre los dos primeros del campeonato y que está sufriendo de lo lindo, el triunfo se hace imprescindible ante el conjunto burgalés. Además, la próxima jornada se va de viaje a Valencia para medirse al Levante, en una dura prueba de fuego para mejorar su flaqueza a domicilio.

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