El Granada en Azincourt

Concluida la primera vuelta liguera, el Granada se halla inmerso en un momento similar. El parón navideño proporciona un paréntesis idóneo para la reflexión profunda y analítica. Para la directiva no hay mejor contexto que este para la introspección, para fortalecer la estrategia y determinar el modo de robustecer una plantilla con puntos frágiles. En estos instantes de calma no es difícil imaginar a Matteo Tognozzi o a Fran Escribá emulando a Enrique V, paseando ocultos entre las huestes de aficionados granadinistas, entablando un diálogo sincero para corregir las flaquezas que deben paliar si quieren presentarse a la batalla con opciones de ejercer un acto heroico. Con el Granada a las puertas de la zona de promoción de ascenso, será crucial analizar con honradez y autocrítica las causas que han impedido al equipo escalar hasta los puestos de verdadero privilegio.

En Azincourt resultaron decisivos los arqueros ingleses, ante los que nada pudo hacer la caballería francesa. Los largos arcos utilizados en aquella batalla son equivalentes a los extremos que el cuadro rojiblanco necesita reclutar en el mercado de invierno. No hay en el fútbol figura más afilada, más semejante a una flecha punzante, que la de un extremo con desborde. Caído Rodelas, Escribá necesita contar con futbolistas de similares características para asaetear a sus rivales y librar los duelos con mayor ventaja.

Los aficionados esperan que la segunda mitad de la temporada muestre al Granada en Azincourt, que resurja no solo para luchar otro día, sino para reclamar una remontada memorable, que la pausa antes de la tormenta fortalezca al equipo, y que el amanecer encuentre a los soldados listos para la batalla, unidos y resueltos para afrontar la 'eterna lucha'.