El Omonia Nicosia fía la fortuna del trébol que defiende a una organización sin fisuras
Los chipriotas son un conjunto humilde en Europa, pero esconden una faceta autoritaria en su país, basada en estar siempre bien colocados
Jueves, 5 de noviembre 2020, 01:13
El Omonia Nicosia defiende un escudo tan atrevido como clásico, derivado de una superstición más antigua que el deporte que practica. En su pecho ... lucen un trébol, buscando la suerte que en el campo, a veces, les ha sido esquiva. El conjunto que ahora dirige el noruego Henning Berg pisa con pies de plomo en Europa, mientras sueña con hacer algo bonito cada jueves. A ello les empuja su gran ritmo en Chipre, donde llevan años siendo uno de los equipos dominadores del torneo.
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No obstante, en competiciones internacionales saben mutar, adaptarse a los buques con los que compiten y ponerse la piel del cordero, dejando la del lobo para los domingos. Entre semana, no se quedan pasmados observando el trébol, guardándolo en las espinilleras y esperando que los puntos caigan del cielo. Su camino hacia el tesoro no es un arcoiris, sino que cada paso se basa en trabajar, trabajar y trabajar.
Sólo así, en apenas una temporada, Berg ha conseguido moldear un bloque compacto, muy solidario y muy reconocible. Todo se basa en la organización y en aprovechar cada segundo que mantengan una posesión que no les obsesiona. El núcleo del equipo rebosa talento, experiencia y jerarquía con el luso Vitor Gomes y su 'primo' español, Jordi Gómez. Ambos peligrosos a balón parado. Desde ese doble pivote se extiende el Omonia.
Por detrás cuenta con un portero sólido como Fabiano, que apenas encaja en Liga y está dejando buenos momentos en esta Europa League. Flaquean los centrales, con Lang y Lüftner. El lateral diestro, veterano y conocido, es Tomas Hubocan, internacional con Eslovaquia, mientras que defiende el flanco siniestro el compatriota de Lüftner, Jan Lecjaks. A veces dibujan una línea de tres en el eje con el pivote defensivo Kousoulos sobre el verde. Es en defensa donde el cuadro de Chipre sería mejorable.
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Eso lo suplen con un sensacional trabajo solidario del ataque en defensa. Ningún futbolista se descuelga y todos arriman el hombro cuando toca sufrir. Desde el enganche, Papoulis, que se incrusta entre los 'Gómez' para conformar un sólido trivote, hasta los extremos Tzionis o Loizou, muy participativos ayudando a sus laterales. Aun así, en lugar de Loizou, sería lógico que esté uno de los futbolistas de más calidad de los de Berg: Eric Bautheac. La tarea del gol recae en el ariete eslovaco Michal Duris, uno de esos delanteros de gatillo fácil.
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