En poco más de un año, el Granada ha celebrado tres juntas extraordinarias de accionistas. La primera arrancó una transición que se consuma hoy, con ... la tercera. En la inicial, salieron de la nada Rentao Yi, Lingxiao Yu y Sophia Yang para aclarar que el club era de la empresa DDMC y que ya no la representaba el supuesto dueño, John Jiang. En aquel cónclave, solo se había anunciado el regreso de Yang, que había tenido atribuciones hasta la llegada de Antonio Fernández Monterrubio a la entidad. Por entonces, Jiang aún ganaba los pulsos y aceptó la petición del ejecutivo sevillano respecto a su compatriota. Con su regreso en septiembre de 2020, se desencadenó un proceso de transformación que ahora se cierra.
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Desde hoy, el consejo de administración estará formado por ciudadanos chinos, como ocurrió transitoriamente desde que salió del mismo Pepe Macanás y entró Patricia Rodríguez. Ahora esta ya ejerce solo de directora general, cargo en el que se presuponía que acabaría desde que aterrizó en las oficinas rojiblancas. En el cónclave de este lunes se aborda un asunto polémico para la afición como es el pago a los consiliarios, medida que sorprende a muchos cuando lo que se pregona es la austeridad en el proyecto. Es cierto que Macanás era gratificado por sus labores de representación y que cobrar por formar parte del consejo de una empresa es convencional, pero no deja de ser llamativo que los propietarios se puedan poner un sueldo cuando solo uno de ellos, Sophia Yang, frecuenta las oficinas.
El dominio es tan pleno del Granada que los accionistas minoritarios, rojiblancos de corazón, solo pueden atender a lo que allí se diga sin poder real. Todos esperarán que la cosa discurra con normalidad, aunque en toda junta extraordinaria siempre ha quedado algún resquicio para la sorpresa. Desde dentro se insiste en que apenas se notará lo que a buen seguro se aprobará, de ahí que llame la atención la prisa por adelantar estos movimientos y no esperar a la reunión ordinaria en diciembre, cuando se aprobarán las cuentas anuales.
Nuevo presidente, nueva directora general, nuevos responsables en el área de negocio, nuevo director deportivo con su grupo de trabajo y un nuevo entrenador junto a su cuerpo técnico. Todo eso ha ocurrido en el Granada en pocos meses tras su mejor versión de la historia. Semejante ruptura asombra, porque la mayoría de relevos no fueron voluntarios; solo el de Diego Martínez. El reinicio ya ha cuajado y habrá que ver a dónde lleva. Nace entre suspicacias, pero nadie puede anticipar aún el destino.
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