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Victoria feliz del Granada

El equipo rojiblanco respira tranquilo tras el encuentro contra el Levante

PPLL

Jueves, 21 de abril 2016, 16:09

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El Granada, que comienza su partido en descenso tras la victoria del Sporting, se sume en un baile sobre el filo del precipicio. ... Una danza arriesgada al borde de la nada, a la que se ha acostumbrado cada final de curso. El margen de error es tan estrecho que cualquier paso en falso sería la muerte. Lo sabe el equipo y también su rival, otro conjunto acostumbrado al vértigo de la permanencia. Pero el Granada también sabe burlar a la parca con una sonrisa. Suda, sufre, tropieza, pero al final logra llegar al otro lado del desfiladero cada temporada. La escuadra no estará abandonada a su suerte. Tendrá el empuje de su afición. Que sufre, reniega, pero a la postre siempre está ahí, cuando hace falta. Un llenazo en Los Cármenes para levantar la bandera de la salvación ante el Levante. Tres puntos que podría significar la mitad del pase para una nueva estancia en Primera y rajar el boleto del oponente.

Llegados a esta altura, el orden los factores sí interfiere en el producto. Que los futbolistas estén sanos es importante, pero la emergencia le resta importancia a las diezmas físicas. Sólo los lesionados de medio o largo alcance, como Javi Márquez y Dimitri Foulquier, se han quedado fuera del barco de la convocatoria. El francés fue operado ayer de su fractura del quinto metatarsiano del pie derecho. Todos los tocados están en una citación de 23 jugadores, que han pasado la noche en el hotel de concentración. Se bajarán cinco de ellos justo antes de la cita. Ahí ya le tocará decidir al jefe del vestuario. El físico, queda visto, duele menos cuando toca a rebato. Las molestias no pasan factura. Como aclaró el entrenador en la sala de prensa, no hay más partido que el de hoy ahora mismo y todo el mundo forzará.

Lo táctico no es esencial

Tampoco lo táctico es especialmente relevante, aunque José González imprimirá un sello distintivo ante el encuentro en sí, dentro de su ordenamiento tradicional. Pero si hay un elemento que prevalece sobre los demás es el psicológico. La cabeza tira de las piernas. El coco vence a la pizarra. Sólo los fuertes de mente serán dignos de sobrevivir a las cinco frenéticas jornadas que restan. El Granada, libre de cargo en las últimas semanas, evidentemente no quiere ser uno de ellos, por más calendarios aciagos que se le pronostiquen. Tampoco porque el Levante venga hinchado en su ánimo tras ganar el último partido de Liga y vea como algo real salir, después de prácticamente todo el campeonato, del furgón de cola.

Los discursos del técnico han girado más en torno a lo motivacional. Quien maneje mejor la ansiedad, se crezca en la adversidad y aproveche los momentos agradables, pondrá el choque de cara. Si por el contrario la moral se erosiona ante cualquier resbalón, el conjunto afectado se verá en la UVI. González ha estado encima del colectivo y se ha llamado al abrazo con conjura y con conversaciones cercanas de los más veteranos al resto. Ningún cabo ha quedado suelto. Los jóvenes han tenido su tutoría directa con González, sobre todo Success, a quien se ha agarrado con esperanza de reacción. No tanto con Peñaranda, que sigue instalado en la melancolía tras su banquillazo frente al Málaga. Aunque la paz ha regresado entre ellos, el venezolano sigue como distante.

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Con Success, otra vuelta anunciada es la de El Arabi, protegido desde la semana pasada con un plan especial de recuperación, de manera que estuviera disponible para este encuentro, al límite. Con un solo entrenamiento con el grupo, el francomarroquí se alista para la final, junto a otros tocados como Rochina. Además, Miguel Lopes es duda de última hora. El lateral sigue con dolores en la zona donde recibió un golpe el pasado domingo, contra el Atlético, y tiene malas sensaciones. Su probable sustituto sería Babin.

La importancia de Rochina entra en la ecuación, pues parece que volvería a enfundarse la vestimenta de mediapunta, como ocurrió ante el Málaga, en una modificación táctica que podría asentarse en los duelos como local del Granada. Success en un costado e Isaac Cuenca en el otro, sobre un centro del campo en el que no se intuye alteración en la pareja que forman Rubén Pérez y Abdoulaye Doucouré. El galo muestra cada vez más confianza con el balón y puede ser pieza indispensable para romper la tela de araña que se intuye que hilará Rubi.

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Atrás, restablecido Andrés Fernández, la retaguardia sería la habitual, incluido Biraghi, pasto de las críticas. Gran lunar de la alineación. El italiano hace meses que se estancó y no sólo contribuye en poco, sino que encima introduce en más de un taco a sus compañeros. Quizás ya sea tarde para apostar en un relevo, vista la nula confianza mostrada tanto por González como por Sandoval sobre Salva Ruiz. Tampoco asoma el momento de darle chance a Oliván, el lateral zurdo del filial. Curioso que en el Levante tenga muchas opciones de jugar Lucas Orbán, el que iba a ser un posible sustituto en el mercado de invierno. Es llamativo que no suele ser titular. En ese flanco manda Juanfran, pero el capitán granota está sancionado.

Repasar estadísticas puede ser desalentador. El Granada sólo ha sumado cuatro puntos en los seis últimos encuentros, todos ellos mediante empates. El Levante ha vencido en sus dos últimas visitas a Los Cármenes. Pero los cálculos sirven de poco. Los del pasado y los del futuro. Vale lo de ahora, que son dos puntos de diferencia respeto al Levante y un elemento decisivo: un campo lleno. No es poca cosa.

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