Valentía

El Granada se ha abonado en el inicio del campeonato liguero a ir de menos a más, Unas primeras partes en los dos encuentros disputados que han recordado en exceso a actuaciones para el olvido de campañas anteriores. Un equipo sin dirección, agazapado atrás y con muy escasa salida del balón, siempre dominado por el rival. Así fue ante el Deportivo en Los Cármenes y ante el Elche en el Martínez Valero en las primeras fases de ambos partidos.

Sin embargo las dos segundas partes mostraron a un equipo radicalmente distinto, pleno de ambición, capaz de superar física y tácticamente al contario y decidido a ir a por los partidos. Y en esto sí que parece que el equipo ha cambiado radicalmente de actitud a la de otras temporadas, donde se mostraba en general en exceso timorato. Si ante el Deportivo la reacción estaba justificada al tratar de revertir ante su propia parroquia una primera parte horrorosa, en Elche, en campo ajeno, el equipo también se fue decidido a por la victoria no conformándose con las tablas que campeaban en el descanso.

En el primer periodo del Martínez Valero la suerte evitó al Granada irse al descanso por detrás de los locales en el marcador. Las acciones a balón parado, de las que se jacta de estudiar y ensayar Joaquín Caparrós, trajeron por la calle de la amargura a la zaga rojiblanca, que tuvo suerte que ni Jonathas ni Enzo Roco fuesen capaces de realizar lo que parecía más fácil, perforar la meta de Roberto. Otra igual de clara tuvo Rodrigues, tras un nuevo error en jugada de estrategia de los granadinistas que vieron como un córner a favor se convertía en un fulgurante contra-ataque donde Rodrigues superó a Sissoko como hizo durante toda la primera parte-, Rico e Iturra, plantándose solo ante Roberto. El de Chantada, con una muy buena salida, evitó el gol.

El Granada también dispondría de sus oportunidades en este primer periodo, a pesar de la pobreza de su propuesta de juego, en pies de Success, El Arabi y nuevamente del joven delantero nigeriano, en los tres casos tras pases largos o jugada de estrategia. El Elche había sido superior en el primer periodo y lo mejor al descanso para el Granada era el empate a cero.

Pero la segunda parte vio una transformación nuevamente del equipo rojiblanco, ayer de negro en el Martínez Valero. Foulquier suplió a un desbordado Sissoko y retuvo con más eficacia el peligro que por banda derecha llevaba Rodrigues, incorporándose además con descaro al ataque. Y apareció Fran Rico, la manija del equipo, casi inédito en la primera parte, y empezó a templar, abrir a bandas, a conectar, y todo empezó a carburar. El Granada se hizo amo y señor del juego y del campo y borró a los locales del encuentro.

Se sucedieron las ocasiones de peligro en ataque, donde empezó a brillar con luz propia el joven Success, titular ante el Elche en una muestra más de sana y consciente valentía de Caparrós a la hora de confeccionar los onces rojiblancos. Había servido un gran centro a El Arabi al inicio de la segunda parte, se había desmarcado después con elegancia y culminado con precisión una pared con el marroquí que acabó en las mallas pero con la jugada anulada por un muy justo pero existente fuera de juego, y cada acción suya llevaba el marchamo de peligro.

Las incorporaciones en ataque eran frecuentes, incluso con los laterales cambiados de su banda natural. En una incursión por banda izquierda del siempre peleón Nyom el franco-camerunés forzó un saque de esquina que botado por Piti fue rematado magníficamente por Babin a la red. Iglesias Villanueva, a instancias de su linier, anuló la cción indicando que el balón había salido del rectángulo reglamentario en la comba dada por Piti en su lanzamiento. Las imágenes no ratifican en ningún momento tal circunstancia. El colegiado gallego ya tiene tradición de apreciaciones singulares en partidos que arbitra al Granada, caso de aquella cesión que no fue en el partido en casa ante el Espanyol que costó a la postre la derrota la pasada temporada. No parece haber suerte con el colegiado gallego en las jugadas dudosas.

El dominio del Granada tuvo recompensa en la magnífica jugada del gol. Un cambio largo de Nyom propició el cabeceo de Rico hacia el área donde estaba Success. El nigeriano protegió el espacio con el cuerpo, controló la pelota y en un giro de tobillo espléndido dejó el balón franco para que Rico, que venía por su espalda, batiese a Tyton por bajo, igual que minutos antes había hecho el propio Success, pero esta vez en posición totalmente legal. La valentía mostrada en la alineación de un jugador de sólo 18 años sin experiencia en Primera en el once titular del Granada había tenido recompensa. El nigeriano completaba una segunda parte para el recuerdo y se convertía en protagonista principal del gol del Granada.

Sólo una falta de concentración defensiva en una jugada postrera, fundamentalmente por parte de Foulquier, permitió que Lombán volease un buen centro de Edu Albácar, para igular el encuentro en la prolongación. Sin embargo no deben cebarse las críticas en el francés, que sigue demostrando cualidades que apuntan a un buen jugador futuro, siempre mejor en la banda derecha que en la izquierda, la cual ayer ocupó ante la deficiente actuación de Sissoko en la primera parte y la carencia de otras alternativas fiables. No hay que olvidar que en la primera parte, sin él en el campo, hubo varias lagunas a balón parado aún más graves con otros actores, aunque entonces la fortuna acompañó al Granada evitando encajar goles en contra.

Lo que parece evidente es que el equipo no renuncia a competir en cualquier partido, con mayor o peor fortuna. También que las actitudes de las segundas partes pueden traer frutos exitosos de continuar por dicha senda. Y de que atrás aún quedan ajustes para reducir el número de ocasiones de gol de los rivales.

Pero sobre todo debe destacarse el carácter valiente de algunas decisiones de calado que se están tomando y que pueden revertir en beneficio colectivo, y que parecen tener como responsable al nuevo técnico utrerano. Contemplar en Elche en las filas del primer equipo a un joven de sólo 18 años -que el año pasado los aficionados podíamos ver en el Granada B en la categoría de bronce del fútbol español-, apareciendo como titular y destacando en un partido del campeonato de Primera llena de optimismo y esperanza a muchos en el futuro del club. Esta valentía de apostar por los que vienen pidiendo paso desde abajo aumentará la competitividad del plantel, evitará posturas acomodaticias de ciertos integrantes del mismo y consolidará una estrategia de inversión trazada por los actuales gestores de la entidad, la del pulido de diamantes en bruto traídos a bajo coste con los que obtener pingües beneficios futuros en el mercado futbolístico internacional. Nadie debe llamarse a engaño ni decepcionarse por ello, parece la única alternativa viable conocida por estos lares para aspirar a mantener actualmente un equipo representativo de la ciudad en la élite futbolística española.