Nehuén baila tango con sobriedad
El central argentino demuestra aplomo y equilibrio junto a Domingos Duarte en una tarde plácida
Lunes, 14 de diciembre 2020, 00:35
La sobriedad del Granada en Elche la encarnó Nehuén Pérez. El central argentino se comportó con la misma experiencia que su compañero Domingos Duarte, a ... pesar de sus 20 años, seguro en el pase y también en los cortes, sólido en definitiva. La baja de Germán por sanción le dio la oportunidad de volver a la titularidad, de la que no gozaba desde la derrota sufrida por 2-0 en Anoeta con la Real Sociedad, tras aquella salida atípica, salida de tono, también, del presidente de Laliga Javier Tebas, que obligó a jugar con gente del filial por el confinamiento debido al positivo de Puertas en Nicosia. No era un día para lucirse.
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Antes, en Primera, participó durante 16 minutos del triunfo mínimo (0-1) ante el Getafe en el Coliseum, estuvo correcto. En cambio, en la Europa League sí ha disfrutado de tres choques, el último completo frente al Paok Salónica, también desde el arranque, donde mostró seguridad y firmeza. En Nicosia su presencia fue testimonial: un minuto pero, en la vuelta, disfrutó de 66 en la victoria por 2-1 sobre el Omonia en Los Cármenes.
Tarea cómoda
Nehuén ayer no tuvo mucho trabajo. Apenas hubo situaciones para demostrar sus virtudes, como el bloqueo del contrario, los pases precisos, al pie del compañero, y las entradas y cortes. Tampoco le pusieron en evidencia por alto, su talón de Aquiles quizá. Estuvo siempre muy atento. En el minuto 53, subió para despejar de cabeza casi en el centro del campo, claro, su equipo dominaba. Pasó bastante tiempo adelantado. Sin perder el sitio cuando fue necesario. Y en el 70 tapó y aguantó bien la incursión de Lucas Boyé, también argentino de 24 años, el goleador del Elche, que se vio obligado a disparar alto, forzado por Nehuén y Domingos que corrió en su ayuda.
Apenas tuvo imprecisiones y superó los nervios iniciales, que se le notaron en el minuto 16, al despejar el balón con cierto peligro a córner tras centro ilicitano al área. Por lo demás, jugó fácil, inteligente, sin complicarse.
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Nehuén Pérez, que había recibido dos tarjetas amarillas en Europa, no dio lugar ayer a la posibilidad de la amonestación porque, siempre, estuvo fino y se acopló con armonía y equilibrio junto a Domingos Duarte.
Boyé, que regresó en busca del gol –anotó el del triunfo sobre el Eibar–, no fue tan fiero como otro argentino, Jorge Francisco Almirón, su entrenador, pretendía. Más miedo dio el pibe Juan Manuel Sánchez Miño, que se llevó la cartulina por una dura entrada a Machís. Nehuén estaba dispuesto a bailar hasta tango si hubiera sido necesario, pero Boyé y Almirón le ofrecieron asado y mate, un partido cómodo donde exhibir la sobriedad que, como el Granada, atesora.
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