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Maradona avanza en un ataque del Granada. Estampa, desde hoy, de culto. IDEAL

Muere Diego Armando Maradona: el mito eterno que un día fue del Granada

El astro argentino lució la camiseta rojiblanca el 15 de noviembre de 1987 en aquel famoso amistoso ante el Malmö junto a sus hermanos

Miércoles, 25 de noviembre 2020, 18:06

Diego Armando Maradona se ha ido. Lo ha hecho dejando al mundo con el corazón en un puño, como cuando se marchaba de tantos ... y tantos rivales. Llora toda la Argentina, lo hacen con el mismo dolor en Nápoles, donde es deidad, y las lágrimas alcanzan especialmente Barcelona y Sevilla, Allá donde dejó su huella, por lo que llora todo un mundo huérfano desde hace años del jugador que fue y ahora también de la persona. También es llorado Granada, donde apenas jugó un partido amistoso. Llevado hasta Los Cármenes por el fichaje de su hermano Lalo por los rojiblancos, el astro del Nápoles en aquel entonces defendió durante un día la camiseta del club nazarí, el 15 de noviembre de 1987..

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Nadie dudó de que a Los Cármenes llegaba el mejor jugador del mundo, por lo que la expectación en la ciudad fue tremenda. Sin precedentes aún hoy día. También fue especial para la familia Maradona, pues confluyeron en el terreno de juego Lalo (quien jugaba para el Granada), Diego Armando y Hugo. El sueño de Doña Tota, la madre de los tres futbolistas, encontraba así cobijo en un rincón de Andalucía.

Diego Armando llegó con una corte de periodistas de todo el mundo detrás. Esos marcadores de los que les costaba más zafarse que de los que lo esperaban sobre el verde con los colmillos de aluminio en las plantas de los pies. Comió en la ciudad, se fotografió con todos los aficionados y empleados que tuvieron la suerte de encontrarlo, y se mostró especialmente cercano con la directiva del Granada y los jugadores de una plantilla que, por aquel entonces, trataba de ascender a Primera.

El día del partido fue una fiesta. Un ambiente increíble en un partido donde el invitado, además de Diego y Hugo, era el Malmö sueco, campeón nórdico que llegó a Los Cármenes con el objetivo de frenar al '10', ser el equipo que doblegó a los Maradona. No lo lograron por poco. Un equipo de Segunda, revitalizado e inspirado por la presencia del mejor del mundo, aguantó los envites del Malmö y dejó las llaves en ataque a los tres hermanos.

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Diego, eterno '10' para el Mundo, tuvo el hermoso detalle de dejar que el número más mítico del deporte rey lo conservara su hermano Lalo. Era su día, ante su parroquia y su gente. Él usó el '9' y Hugo el '8'. Cuentan quienes estuvieron allí presentes que el estadio enmudecía cuando el balón se acercaba al capitán y estrella de Argentina. Era un sueño. En aquel momento todos querían ser Diego Armando Maradona, pero se conformaban felices con ver un solo pase de sus botas.

El partido empezó torcido, con los rojiblancos tensos y Palmer cabeceando una falta para el 0-1. El Diego habló con el equipo como si el partido fuese la final por el ascenso y el Granada, el equipo que le daba de comer. Animó y lideró a los granadinos y el juego empezó a fluir como no había podido fluir en décadas. Un balón al espacio, sensacional por el escorzo dibujado, de Diego Armando dejó solo ante el meta a Lalo, que agredeció el gesto besando la red y luego celebrando con su hermano.

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El brillo de Diego quedó solo, y muy poquito, opacado por su hermano Hugo. Coinciden todos los testigos de aquel partido en asegurar que 'Huguito', que luego jugaría en el Rayo Vallecano, fue el mejor en lo meramente deportivo. Regateó, golpeó al larguero, levantó a todos de sus asientos con su enorme fuerza física. Era el mejor de los mortales, pues lo de aquel '10' camuflado con un '9' en la espalda iba más allá de lo posible.

Sin embargo, otro golpe certero de los suecos puso el partido 1-2. Ni con el mejor del mundo iba a dejar de sufrir el Granada en un partido. «¡No, pará! No caeré en Los Cármenes», debió pensar Diego Armando. Una falta cometida en la frontal, de esas demasiado cercanas al arco como para ponerla fina en la escuadra, fue asumida por él. Y, sin embargo, todos sabían lo que pasaría: la puso donde todos pensaban que era imposible ponerla. 2-2. Salió la segunda unidad del Granada, jugadores habituales en el once que habían dejado su lugar a Diego y Hugo. Se reivindicaron. Anotaron el 3-2, jugada de artesanía local. Diego Maradona celebró con ellos como si fuese a levantar de nuevo la Copa del Mundo, alabando la taracea de Manolo y Víctor.

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Tras el partido llegó lo mejor. Diego Maradona, acorralado en una sala de prensa abarrotada, respondiendo a italianos, franceses, portugueses, españoles y granadinos. Pues desde entonces decidió separar aquella España en la que logró ser feliz a ratos, de Granada, la casa de su hermano. «Sé lo que quieren aquí a Lalo, jugaré con la camiseta del Granada las veces que sean necesarias», afirmó. Solamente hizo falta una para que hoy, entre el dolor y el orgullo, los granadinos digan que se marchó 'su' Diego Armando Maradona. El que jugó para el Granada. «Me he sentido granadinista», reconoció agradeciendo el apoyo de los granadinistas. Este 25 de noviembre murió Diego Armando Maradona. Pero queda el mito eterno. Queda el fugaz rojiblanco.

Un día con Diego

El periodista Jesús Hurtado, por aquel entonces corresponsal de deportes en Granada por Antena3Radio, jamás olvidará la visita de Diego Maradona a la ciudad. «Era increíble el ambiente en la capital. Venía el mejor jugador del mundo, algo que es impensable ahora», comenta para lamentar un fallecimiento que «llega con Diego joven, aunque la vida que llevó y los abusos de esas sustancias...«, asume sin acabar la frase.

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Para él, el apellido Maradona ya era cercano cuando se llevó a cabo ese amistoso ante el Malmö. Hurtado, buen amigo de jugadores de la plantilla en un periodo en el que el periodista no tenía por qué estar alejado de los protagonistas, acogió en casa a los dos argentinos de aquella plantilla: Escudero y Lalo Maradona. «Tuve muy buen trato con Lalo, muy cercano. Así que cuando vino a Granada pude medio pactar una entrevista con Diego Armando para Antena3 y el programa que llevaba en aquel momento José María García«, rememora.

«Estaban esperando a los postres, colocábamos la unidad móvil y sus cables como podíamos», vuelve atrás en el tiempo, a ese preciso momento en el que alzó la vista y tenía a Diego Armando Maradona delante de su micrófono.No era José María García alguien ajeno para el crack del fútbol mundial, pues ya lo había tratado con asiduidad en Barcelona. «Le di la entrada para esa entrevista. Presenté a Maradona, pero las preguntas ya se las hacía José María. El jugador era un tipo muy cercano, muy atento conmigo y con todos. Recuerdo cómo sonreía cuando José María le comentaba eso de que en Nápoles ya era San Maradonna y como San Gennaro dio paso a San GennArmando. Era un dios allí«, recuerda Hurtado, que se pudo hacer una foto con él tras la entrevista y obtener la palabra de que Diego se haría una foto con su hijo ya sobre el césped de Los Cármenes. Foto que se cumplió y en la que Dani Hurtado, hijo de Jesús y actual presidente del G19 de peñas granadinistas, posa con el astro.

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«Es una pena que se haya ido así, tan joven, aunque se veía venir. El Granada ha llorado a Pedro Fernández hace muy poco. Ahora puede llorar, aunque sea un poquito, por Maradona porque jugó en el Granada un día, algo que muy pocos clubes pueden decir«, reivindica Jesús Hurtado, quien nunca olvidará aquella noche en La Ruta del Veleta.

También compartió un día con él Mariano Campoy, fisioterapeuta del Granada por aquel entonces. «Estoy consternado por la noticia. Me vienen a la cabeza todos los recuerdos que vivimos con Diego aquel día tan famoso para el granadinismo», comparte Campoy con IDEAL. Se le nota emocionado por la partida de quien fue un ídolo para todos los aficionados al fútbol. «Era una persona muy amable, atendía a todo el mundo y nos dejó recuerdos muy bonitos y anécdotas como la de Choya -jugador rojiblanco que con algo de picardía lo tuvo firmando balones media hora-, fueron momentos muy bonitos«, explica.

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Y es que para un fisioterapeuta, que las piernas del mejor futbolista del mundo pasen por tus manos es algo de lo que enorgullecerse. «Lo tuve en mis manos, dándole masajes a él y a sus hermanos. Como profesional me encontraba muy orgulloso. Me he quedado sin palabras. Que descanse en paz«, se despide con la voz entrecortada Mariano Campoy.

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