Montoro: «Mi mejor versión la sentí en Granada; fui feliz y por esto voy a vivir aquí»
El 'héroe de Nápoles' confirma su retirada en IDEAL: «Una vez que salí, sabía que no iba a aguantar mucho tiempo más»
Ángel Montoro decidió hace ya unos meses colgar las botas. Meditaba la decisión en su cabeza como aquellos pases a larga distancia de precisión quirúrgica ... o como aquel gol con la testa que le convirtió en el héroe de Nápoles. Un trozo del corazón de este valenciano, y de su familia, se quedó en Granada. De ahí que se mude a esta tierra, a la espera de ver a qué se dedica ahora.
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–¿Por qué deja el fútbol con 35 años?
–Son decisiones que uno tiene que tomar. Creo que es un paso complicado, pero que hay que afrontar. Una vez que salí de aquí, sabía que no iba a aguantar mucho tiempo más porque al final esa ilusión, que es necesaria para el día a día, estaba empezando a perderla. Ha sido el principal motivo, más allá de que todo va doliendo mucho más y cada vez me costaba un poco afrontar cada entrenamiento.
–Sentirá empatía por Kroos...
–Él ya lo venía avisando. Creo que le quedaba fútbol para rato, pero tomar la decisión de dar el paso estando al máximo nivel y con un rendimiento brutal le engrandece. Es algo positivo. Demuestra que en esta profesión no todo es el dinero.
–Tienen parecidos, como le pasaba con Xabi Alonso.
–Son futbolistas de los que se aprende. Es la capacidad de regatear con un control y, luego, el desplazamiento. Brillan por la toma de decisiones y el porcentaje de pases acertados, a lo que a veces no se le da la importancia debida.
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–Milla, Gonalons... Ninguno entendía viéndole por qué no estaba en un equipo de los que luchan por los títulos.
–Sí que es cierto que mi mejor versión la sentí y di en Granada; fui muy feliz y por esto voy a vivir aquí. Me encontraba tan a gusto que se reflejaba en el rendimiento. El día a día era maravilloso, disfrutaba del grupo que teníamos. Significaba el plus de un rendimiento mayor. Agradecido a aquellos compañeros valoraban mi trabajo.
–Le menciono aquellos compañeros e incluyo a Herrera.
–He disfrutado muchísimo con todos ellos. Tuvimos la oportunidad de jugar grandísimos partidos en los que lo pasamos bien. Los cuatro (Milla, Gonalons Yangel y él) teníamos una conexión muy buena. El centro del campo es el motor del equipo y pienso que teníamos uno muy bueno. Se ha visto después, que Luis y Yangel siguen al máximo nivel y a Gonalons no lo voy a descubrir. Se veía plasmado.
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–Y si le digo Víctor Díaz, Jorge Molina, Quini...
–Para mí son como familia, no solo compañeros. Son amigos y vecinos. Siempre recordaremos todo lo que hemos vivido. Estamos muy cerca y habrá más aventuras juntos seguro.
–Es firme que se viene.
–Sí, lo he decidido junto a mi familia. Donde uno fue feliz, siempre quiere volver. Lo fuimos mucho en Granada. La familia es un pilar muy importante. Mis hijos estaban a gusto, tenían su círculo y mi mujer, igual. Yo también tengo muchos amigos, más allá del ámbito profesional. Es una ciudad maravillosa.
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–Encontró su lugar.
–Era también la gente con la que estábamos en la Ciudad Deportiva, la dirección deportiva... Íbamos todos de la mano. Los resultados no eran cuestión de suerte. Hay que trabajarla, estar preparado para el momento que te toque.
–Tuvo una etapa extraordinaria, pero una salida extraña.
–El cariño de la afición siempre lo he notado. Sí que es cierto que no creo en las redes sociales. Por lo tanto, no pude tener una despedida de este tipo y hubo gente que me lo echó en cara. Siempre que he vuelto a Granada, la gente me ha demostrado un afecto tremendo. Al final, el club estaba en un momento de cambio. El que llega no te conoce bien o no valora lo que tú has podido aportar. No le guardo rencor a nadie. La temporada pasada celebré el ascenso como un aficionado más y siempre me alegrarán los triunfos del Granada. En la visita con el Oviedo, cuando la gente me aplaudió, sí sentí que cerraba mi etapa. Una de mis ilusiones cuando me marché era poder volver y despedirme en el campo porque no había tenido la oportunidad. Y bueno, agradecido a todos los que me apoyaron. Mis antiguos compañeros también me organizaron una despedida. Como he dicho, son como familia.
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–Hablemos de su periplo. Empecemos por Segunda división.
–Éramos mucha gente nueva. Cuando te marcas un objetivo tan ambicioso como un ascenso, la exigencia va asociada. En ciertas ocasiones te resta porque tienes que ganar y ganar y volver a ganar. Fue complicado. Nos mantuvimos arriba, en 'play off' al menos, hasta que se tomaron ciertas decisiones que restaron. La salida de Oltra no correspondía. Creíamos fielmente en José Luis. No se dio, pero al siguiente año, con un objetivo totalmente distinto, sí. El fútbol nunca dejará de sorprendernos.
–Con Diego Martínez les empezó a cambiar la vida a todos.
–Al principio nos generó dudas la bajada de presupuesto, aunque muchas veces piensas que un equipo será mejor por tener más dinero y en muchísimas ocasiones se demuestra que no. Desde que llegamos a la concentración veraniega, tuve la oportunidad de reunirme con Diego, al que le estaré eternamente agradecido porque confió muchísimo en mí. Lo que me dijo se reprodujo en un libro sobre él: «¿Tú qué haces aquí?» Cuando un futbolista nota la confianza del entrenador, su rendimiento crece sustancialmente. Lo disfrutamos una barbaridad. Todos nos quitamos mucha presión.
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–Diego fue muy astuto con lo de no mirar la clasificación.
–No era vender humo, nosotros íbamos a muerte con lo que decía Diego. Cuando ya te vas acercando al final y ves el objetivo al alcance de la mano, obviamente a todo el mundo le entra ese pánico a poder perder algo que tienes cerca, pero no eran falsas palabras ni muchísimo menos. Si Diego te decía que si ibas fuerte contra esa puerta (señala una muy sólida), tú la tiras, te ibas contra la puerta. Estamos convencidos.
–Mallorca. Ascenso a Primera. ¿Qué piensa si le digo esto?
–Cuando firmo aquí, mi objetivo prioritario era lograr el ascenso. Fue quitarme un peso de encima. Era algo que tuve en mente ya en otros clubes que no se pudo dar. Un ascenso para mí es más que meterse en Europa. Te cambia la vida. Ya me había podido subir a un bus descapotable por la ciudad. Si me tenía que retirar, ya no pasaba nada. Por suerte, me quedaron años.
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–Suben a la máxima categoría y llegaron a estar líderes.
–Diego nos hacía creer y estábamos convencidísimos que si nosotros estábamos a nuestro máximo nivel, daba igual quien estuviese enfrente, que nosotros le íbamos a derrotar.
–Después llega la Copa.
–Daba igual quien jugase, se llamara Montoro o lo que fuera. Salíamos a ganar y se lograba.
–Aquellas semifinales, aun cayendo eliminados, fue una fiesta, con el estadio abarrotado.
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–Derrotas así te unen. Lo vimos muy cerca. Fue un palo muy duro porque la gran mayoría no nos habíamos visto en una situación así, pero creo que esto nos afianzó, nos unió.
–Después vino la pandemia.
–El club y Diego propusieron un trabajo tanto en casa como luego en Marbella. Fuimos el único equipo que se concentró, algo que parecía un poco extraño para el resto. Pues al final los resultados te dicen que se tomaron decisiones buenas. De aquel mal trago de la eliminación vino lo demás. Diego hacía mucho hincapié en esto. Si tú lo das todo, siempre estás cerca de conseguir las cosas. Perdimos aquel partido con el Eibar en casa y lo podríamos haber dado todo por perdido, pero seguimos ganando y nos plantamos al final con opciones de Europa.
–Tres partidos por delante para llegar a la fase de grupos.
–En Malmö, calentaron a Soldado con aquellas declaraciones de si era viejo, que estuvieron fuera de lugar, que le tocaron la fibra. Fue positivo en realidad. El equipo afrontó aquello con una rabia tremenda y fuimos superiores.
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–Les cae un histórico como el PSV en el grupo.
–Empezamos perdiendo, se nos pone en contra, pero la capacidad de reacción del equipo quedó demostrada. Además jugando bien y generando ocasiones. Iniciamos la Europa League con victoria.
–Llega el Nápoles.
–Nos enfrentábamos a un histórico de Europa que sabíamos que tenía futbolistas de máximo nivel. Sacamos un resultado positivo en Los Cármenes y sabíamos que íbamos a sufrir allí. Fue el partido de mi vida. Nunca he sido un futbolista de meter muchos goles. Si que es cierto que los pocos que he hecho han sido bonitos. Es un gol especial. Nadie daba un duro por nosotros y nos permitió clasificarnos. Queda en el recuerdo. Nos alegran los días tristes. Dejé constancia señalando el escudo. Sabía que saldría en los 'highlights'.
–¡Marcar de cabeza!
–No se me daba tan mal, aunque siendo mediocentro me pille alejado este tipo de remates.
–Después, el Molde. Tampoco fue nada sencillo.
–Tuvimos muchas bajas en la ida, pero se sacó. En Budapest, lo puso difícil. No éramos tan conscientes de lo importante que era todo. Ahora, con la perspectiva del tiempo, lo valoras más.
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–El Manchester United.
–Eran futbolistas de otra galaxia. A pesar de ello, lo peleamos. En Manchester jugamos con ilusión en Old Trafford. Fue un sueño.
–Todavía les dio tiempo a evitar que el Barça no ganara una Liga.
–Demuestra una vez más de qué pasta estaba hecho el Granada. Nadie nos podía dar por derrotados. Otro hecho histórico. Contábamos con la bala de Jorge Molina, que tiene mucho gol, y nos dio la vida.
–¿Con quién se entendía mejor?
–Con muchos. En Segunda, con San Emeterio, pero también con Vadillo y Fede Vico. En Primera, Soldado iba bien al espacio y dársela a Molina siempre era una solución. Atrás, sabía que era muy difícil que nos hicieran gol.
–Aquel ciclo se acabó cuando Diego no renovó.
–Fue un cambio complicado para todos. Nadie quería que se diera. He comido después con él y consideró que era su momento, que ya había dado todo. Para nosotros, fue complicado, no engaño. No solo fue el cambio de entrenador; también el de la dirección deportiva, adaptarte a lo nuevo, otro método. Llegó una desgracia. Además, le tocó aquello a Jorge (Molina; el fallo del penalti con el Espanyol). Es una persona sentida y sufrió. Por suerte, la temporada pasada vivió otro ascenso.
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–El equipo baja, usted acababa contrato y no le renuevan.
–El club toma esta decisión y la acato. Nos costó asimilarlo, sobre todo a la familia, porque mis hijos eran muy conscientes. Creo que podría haber seguido alguna temporada más, pero bueno. Me llama el Oviedo, un club con una historia brutal. Fue un curso complejo. Me quedo a poco de renovar por partidos.
–¿Y entonces?
–El fútbol ya me empieza a saturar y dudé de si dar el paso, pero me llamó el Real Murcia, en el que había empezado mi carrera, y pensé que era una ocasión de cerrar el círculo. El año se torció y salí en invierno. Decido colgar las botas.
–¿Y ahora qué?
–Ubicándome. Nos vendremos a Granada y dándome tiempo para ver qué me apetece hacer, si tirar por el tema de entrenar o dirección deportiva porque aproveché los últimos años para formarme.
–Podría ser en el Granada...
–Nunca se sabe. El club está también en una situación de cambio que necesita asentarse para mantener la estabilidad, aunque escucharé a todo el mundo.
–El descenso le habrá dolido.
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–Mucho. Sé de primera mano que se ha sufrido dentro. Ya no hay vuelta atrás y toca mirar adelante, a planificar lo que venga. Ojalá tomen las mejores decisiones.
–Mande un mensaje a la afición.
–Agracerles el apoyo. Se me hace saber que soy uno de ellos y me emociona. Es una profesión en la que puedes hacer feliz a los demás. Esperemos que el Granada regrese pronto a donde merece.
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