«Dije que Bryan iba a ser el mejor jugador y para mí lo ha confirmado»

–Usted ha tenido un granadino en Ibiza, Isma Ruiz, quien se fue cedido sin renovar con el Granada y ahora se desvincula.

–Isma tenía que salir de su zona de confort. Se ha esperado mucho de él en Granada. En una primera racha conmigo, no estuvo especialmente bien. Luego, en la transición que comenté, teníamos seis mediocentros y jugó poco, pero ha terminado muy bien, con partidos brillantes. Con ese nivel, habría pegado un pelotazo. En Segunda, puede ser importante. Respecto a su no renovación, no sé cómo se ha desarrollado. El hecho de salir cedido sin renovar... Ahora el escenario ha cambiado, con el Granada en Primera. No soy quién para opinar, pero si algo no se hace en caliente, los escenarios varían.

–Lleva años con el traje de bombero. No arranca proyectos. Solo tuvo la oportunidad reciente en el Albacete, y duró poco.

–Fue una lástima. Desde la segunda etapa en el Granada, casi todo lo que me llega está siendo así. También es cierto que si se acuerdan de ti cuando las cosas van mal es porque hay confianza. Otra cosa es que en los proyectos, al principio, todos quieren poner un técnico que venga del éxito o que no tenga pasado o que haya sido jugador emblemático... Para que al director deportivo no le calienten la cabeza. Cuando vienen los resultados ya es ganar o perder.

–Esa dicha de arrancar sí la tendrá Paco López este curso.

–Sin duda. Conociendo a Nico Rodríguez (la entrevista se hizo sin especulación sobre la compra del club), que también querrá darle su impronta, va con la ventaja de que ya conoce al entrenador, lo que le gusta, a qué quiere jugar, a qué perfil de futbolistas le puede sacar más rendimiento... Transpira una buena relación entre ellos. Es una situación positiva para el Granada.

–¿Cómo analiza al Granada desde la distancia?

–Hubo un momento que, quizás por el poso amargo del descenso o los resultados fuera de casa, la afición estuvo un poco nerviosa en meses en los que todavía faltaba mucha competición. Pero tengo muchas cenas ganadas porque aposté que el equipo subiría de forma directa. ¿Por qué? Porque es un equipo con pegada y recursos. Un conjunto con un delantero que mete veintitantos goles y que logra tantas porterías a cero... Lo de en medio no es tan importante como lo de las áreas.

–Me consta que también ha ganado apuestas por Bryan Zaragoza, antes de su eclosión.

–Sí, sí. Cuando no estaba claro si se iría cedido, en julio, con personas con las que hablo de fútbol, incluido Nico (Rodríguez), comenté que iba a ser el mejor jugador del equipo y para mí lo ha confirmado. Otra cosa es que los técnicos lo hayan gestionado como consideraron oportuno y que llegase en un gran momento al final de Liga. Es una debilidad para mí. Soy asiduo viendo al filial. El Recreativo se complicó el curso anterior, cuando subió Torrecilla al primer equipo, y en esos últimos partidos, Bryan cogió la pelota y se acabó el problema del descenso. El que hace eso en 2ª RFEF, lo puede hacer en Primera.

–Pero en su evolución influye la persona, su madurez.

–Por supuesto. No me meto en si ha jugado más o menos. Lo han llevado bien. Sí le veo cosas que me gustan, aparte de lo evidente. Sin ser buen defensor, tiene buena actitud defensiva. Evidentemente, no con orden, pero sí tiene voluntad. Y luego, en ataque, es una traca. El Granada tiene un patrimonio importante con él. Va a formar algún 'lío' en algún escenario con repercusión.

–¿Tiene mucho trabajo la dirección deportiva del Granada?

–Tiene un equipo que ha ascendido. En la base hay jugadores buenos, que rendirán en Primera. Tampoco descarto que jugadores que no han destacado tanto lo hagan. Ahora, hay posiciones que necesita apuntalar bien, Nico (Rodríguez) lo sabe. Puestos que, en según qué categorías, si no son sólidos, el resto sufre más, se desajusta.

–¿Qué concepto tiene de Alfredo García Amado?

–Lo conozco desde hace 25 años. Tiene muchísima experiencia. Nuestros caminos profesionales se han cruzado. Desde el momento que llegó contaba con un diagnóstico claro acerca de las cosas que tenía que hacer: recuperar la paz social y que la afición pensara en el domingo, en el balón.

–Lo que parece pendiente es un estadio acorde.

–Bueno, hay que dar tiempo. Entiendo la prisa. Queremos que sea el mejor estadio, porque es el nuestro. Hay que arreglarlo, pero lo bueno es que existe esa pertenencia. Confío en que las instituciones lo arreglen.

–La masa social ha crecido.

–Sí, y soy el primer sorprendido. Pensaba que el descenso iba a hacer más daño, frenar a la afición, pero ha sido lo contrario. Estuvimos en Primera en mi etapa y no se llenaba el campo. Sin embargo, la campaña que viene no me imagino un partido que no esté completo, más allá de con los grandes. Hay una nueva generación limpia, que no ha vivido tanto la Tercera y la Segunda B, y que lo que quiere es disfrutar.

–¿Cuál es su futuro?

–Esperar, como siempre. Llevo 32 años entrenando sin parar, antes o después. Estoy habituado y la vida de un entrenador se basa en la fortaleza mental.

–¿Se ha planteado un cambio de rol? ¿Director deportivo, coordinador de cantera...?

–Sí. Ahora mismo me veo entrenando, pero me gustaría. Por eso hice también el máster de gestión, el curso de director deportivo, el de datos. Algún día trabajaré en otra cosa en el fútbol.

–Le falta también ser presidente del Granada.

–Bah, hablar de eso sería frivolizar. Prefiero seguir entrenando y ya veremos si en el futuro ejerzo otras funciones en cualquier otro lugar.