La segunda unidad cumple

No tardó Antonio Puertas, capitán de los nazaríes ayer, en reivindicarse. Su lema es el del equipo, la 'eterna lucha'. Se percibe cuando salta al césped que no está en la misma forma que antes de contraer la covid, hace algo más de un año. Él mismo reconoció que le estaba costando recuperarse mucho más que al resto de deportistas y no ha vuelto a tener el mismo tono físico ni el mismo desparpajo que antes de enfermar. No obstante, nunca negocia la pelea y a los diez minutos de juego ya había provocado un penalti a favor. El camino ya estaba alfombrado por el almeriense y Bacca solo tenía que rematar la faena. Le costó. Tiró el penalti tan ajustado que pegó en el poste tras rozar el portero y con fortuna para él le llegó el rechace y anotó. Celebró su primer gol como nazarí, con rabia innecesaria. Fue el único en el día de ayer, en el que estuvo solidario con sus parejas de baile en el ataque rojiblanco, Adri Butzke y Jorge Molina, a los que sirvió goles. Durante la evolución de la primera parte bajó su rendimiento, pero logró encontrarse algo más en la segunda mitad. No obstante, tiene la mira desviada y no es, ni de lejos, la sombra de aquel delantero que enchufó veinte tantos con el Sevilla en un curso.

Alberto Soro fue el más sacrificado por Robert Moreno en la noche de ayer. Disputó los noventa minutos del duelo, en el que también estuvo algo torpón en el inicio. No obstante, se fue soltando con el paso del encuentro y la apertura de espacios del Laguna, cada vez más evidente, le favoreció. Se cambió de banda en varias ocasiones con Puertas y le dejó la izquierda a Bryan Zaragoza para que se gustara con el balón en la segunda parte. El sexto gol del Granada fue creado por él, en una de las pocas veces que cayó por el costado zurdo. Desde ahí desfiló hasta la cal y sirvió un centro medido para que Jorge Molina sumara otro a su cuenta.

Por su parte, Santiago Arias destacó como uno de los más notables del equipo. Robert Moreno tuvo claro desde el primer momento que el equipo tenía que ir a por el partido y para ello hizo que los laterales se elevaran en la creación del juego nazarí y los extremos actuaran como interiores, colaborando en el centro del campo. Arias entendió desde el comienzo lo que el técnico quería ayer de él y percutió con ganas en el ataque. Su acción más destacada fue un larguerazo en el que mereció haberse anotado el gol y con el que, sin quererlo, sirvió una asistencia a Butzke. Su partido fue el más serio de toda la segunda unidad, de la que participaron también Monchu y Eteki, a los que previsiblemente no se les espera el viernes. El mallorquín se pasó de frenada en varias ocasiones, a pesar de que el partido no necesitaba bronca. Eteki salió cuando el duelo se estaba enfangando para que el recién recuperado Luis Milla no arriesgara y cumplió, a pesar de que también regaló algún que otro balón. Fue una actuación coral del equipo 'B' que, por el momento, aprobó en su obligación de no tirar la Copa del Rey.