Media hora angelical
De rebote ·
Distinguí en los ojos que me rodeaban un brillo especial, que denotaba alegría y consciencia de que vivíamos uno de esos momentos especialesPodríamos hablar de la tabla clasificatoria, de si salimos o no de los puestos de descenso. De si este equipo puede aspirar a algo más. ... Podemos hablar de que si se le pudo hacer de noche durante la segunda parte. De porque no pudieron disfrutar de la fiesta las jóvenes promesas que había en el banquillo. Podríamos hablar de tantas cosas... Pero déjenme que me centre en esa media hora en la que prácticamente pudimos acariciar el cielo futbolístico. Permítanme que me concentre solo en eso sin importar nada más allá, sin fijarme en clasificaciones y goles 'average'. Déjenme que me abstraiga en la esencia, en el fútbol puro, en esos primeros 30 minutos de partido, porque que en mis 30 años de granadinismo consciente pocas veces vi algo igual.
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Recuerdo un 9-1 al Basto de Melilla. Me acuerdo del partido del Isla Cristina. Recuerdo alguna tarde prodigiosa del 'Fabri-taka' o algún partidazo del EuroGranada. Me acuerdo de alguna que otra goleada en la vuelta al fútbol profesional, pocas, claro, pero nunca algo así. Por ello, déjenme que me quedé con ese recuerdo, sin importar nada más.
Después del quinto gol, apenas rozando el minuto 30 del partido, realicé una visual alrededor mío. Las caras lo decían todo. Asombro y sorpresa, ¡cómo no! Pero también distinguí en los ojos que me rodeaban un brillo especial, que denotaba alegría y consciencia de que vivíamos uno de esos momentos especiales y tan difíciles de repetir en la historia de un club como el nuestro; donde los títulos brillan por su ausencia y donde los malos ratos superan en número a los buenos. Por eso he querido dedicar esta reflexión a ese preciso instante, porque será uno de esos momentos que recordemos a menudo, entre sonrisas y miradas cómplices de los que estuvimos allí e incredulidad de las futuras generaciones que no lo pudieron vivir. Y les diremos que sí, que fue tal que así, que una noche de primeros de octubre, el Granada metió cinco goles en menos de media hora. Que vivimos una media hora angelical.
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