Alegría de los jugadores del Real Jaén compartida por la afición en La Victoria. Juan Pedro Sánchez

Opinión

Felicidades, lagartos

COMPETIR, APRENDER, DISFRUTAR ·

Cabe hacer alusión al Real Jaén porque en un pasado no tan lejano el Granada también tocó fondo en su particular naufragio por la mencionada Tercera

Jaime Morente

Granada

Jueves, 26 de junio 2025, 18:07

Después de casi una década en 3ª RFEF, el Real Jaén consiguió el anhelado ascenso de categoría. Y es que esta traicionera división supone un ... peligroso pozo sin fondo para equipos de este perfil. Es tan fácil entrar como difícil salir. Hablamos de la quinta categoría del fútbol español, compuesta a su vez por dieciocho grupos. El grupo IX, el nuestro, contará este año con una gran representación granadina con seis equipos.

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Cabe hacer alusión al Real Jaén porque en un pasado no tan lejano el Granada también tocó fondo en su particular naufragio por la mencionada Tercera. Impagos, amagos de desaparición, estadio vacío y un sinfín de problemas que hicieron de aquella época un auténtico calvario. Muy parecido ha sido el triste periplo del Real Jaén en esta peligrosa categoría. Muchísimas mas sombras y quebraderos de cabeza, que luces y alegrías. También es cierto que esta analogía entre ambos clubes vecinos hace que el aficionado jienense mantenga intacto un halo de esperanza de cara a este futuro inmediato.

Y es que los equipos de capitales de provincia, con esa solera que le da su carácter centenario, y con una evidente masa social, cuando consiguen cambiar el signo de su suerte suelen darle continuidad a su ascendente trayectoria. Recreativo de Huelva, Córdoba y aquel Granada de hace casi dos décadas, con sus consecutivos ascensos, son ejemplos de ello. Hay otro perfil de equipos que han saltado de esa 3ª RFEF a la recién creada 1ª RFEF, antesala del fútbol profesional español, en cuestión de dos años, tales como Antequera, Marbella o Torremolinos. Del mismo modo, hay equipos, como el Recreativo Granada, que han hecho el recorrido inverso.

De esta manera, y dejando a un lado el mayor o menor músculo económico fruto de inversiones externas que no siempre funcionan, queda demostrado que las dinámicas positivas no son cuestión de suerte y que hay que aprovecharlos al máximo. Enhorabuena, lagartos. Que el ritmo no pare.

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