Menores asisten a un partido de categorías inferiores en Granada. Blanca Rodríguez
Opinión Granada CF

Falta calle, peligro

Competir, aprender, disfrutar ·

La revolución digital comienza a hacer estragos en la juventud y en el deporte profesional, con 'niños burbuja' pendientes de aplicar hábitos de vida saludable

Jaime Morente

Jueves, 7 de agosto 2025

La revolución digital, esa que nos mantiene secuestrados, cognitiva y físicamente, por dispositivos móviles, plataformas y redes sociales, también afecta al mundo del deporte.

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Hablamos ... de situaciones cada vez más preocupantes, cuyos efectos secundarios pueden acabar siendo devastadores tanto para la salud, como para el espectáculo. Es así, las dos orientaciones posibles del deporte como tal convergen ante lo que podemos denominar 'amenaza digital'. Y es que a los adolescentes contemporáneos poco o nada se les puede exigir en términos de intensidad en las clases de Educación Física. El poco hábito por la actividad lúdica con movimiento, así como su nula cultura del esfuerzo, unido a la sobreprotección de los padres, carentes de lo anterior en la mayoría de las ocasiones, hacen que la sociedad de 'niños burbuja' sea la imperante en esta etapa tan importante como infravalorada a la hora de inculcar hábitos perdurables de vida saludable.

Esta situación afecta de lleno al deporte base, donde los chicos llegan con una condición física muy por debajo a la de generaciones anteriores. A pesar de ello, esta práctica de deporte reglado y entrenamiento sistematizado por parte de algunos de ellos hace del aula un contexto muy heterogéneo físicamente, lo cual afecta irremediablemente a las relaciones sociales intragrupo. Todo ello sin haber mencionado otro grave problema derivado del sedentarismo: la creciente tasa de obesidad infantil, verdadera pandemia contemporánea.

A nivel profesional, la susodicha revolución digital también está comenzando a hacer estragos. Y es que, por un lado, los jóvenes que llegan a la élite tienen menos horas de calle que los jóvenes talentos de hace un par de décadas. Por otro lado, al estar absolutamente todo monitorizado e hipercontrolado, el espacio para la creatividad queda reducido al mínimo. Falta calle, esa práctica deportiva no reglada en el barrio que aseguraba salud y creatividad. Reflexionemos pues.

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