Gris ruptura de las fronteras
la contracrónica ·
Más de cien granadinistas acompañan al equipo rojiblanco a Andorra en una cita especial por suponer la primera salida oficial fuera de España para una afición a la que aún pesa haber vivido aquella Europa League desde el salónLunes, 5 de septiembre 2022, 00:00
El granadino funciona de manera diferente al resto, una genuina y difícil de comprender para el que no entiende la 'malafollá' como un sello distintivo. ... La hinchada de su equipo más representativo no es una excepción y viajó a Andorra con intenciones totalmente opuestas a las que lleva todo aquel que va al Principado. Si el perfil de éxito de hoy día se marcha a Andorra para no declarar impuestos, ayer el granadinismo se cruzó el país dos veces para declarar un amor impuesto por el corazón sobre toda lógica a su equipo. Un centenar de rojiblancos.
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Ya desde que el calendario salió del horno en julio, la jornada cuatro quedó marcada. Suponía participar de un hecho histórico –el primer partido de Primera o Segunda que se juega fuera de territorio nacional–; visitar a un club moderno y mediático; y disfrutar del coqueto, humilde y renovado estadio, sito en una estampa preciosa entre montañas.
Pero sí, también supuso una suerte de redención europea 'a la baja' que se afrontó y disfrutó con mucha resignación. Casi como una demo minúscula de lo que podía haber sido viajar a Durrës, Malmö o Nicosia. Con tanta 'malafollá' como verdad, los aficionados que se desayunaron por tierra o por aire los dos mil kilómetros, hoy pueden presumir de haber roto las fronteras españolas para acompañar al Granada.
Un premio honorífico merecido tras volver a demostrar que el equipo horizontal no compite nunca solo, que siempre encuentra algo de Los Cármenes cuando en un estadio cualquiera levanta la mirada y busca aliento.
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La de ayer no fue además una expedición puntual, sino que se ha venido dando incluso en los peores momentos del curso pasado (la trascendental visita a Mallorca o al Betis) y en el debut del actual en Ibiza. Los granadinistas quedan en casa orgullosos cuando la realización televisiva muestra una esquina del Can Misses o el Estadi Nacional de Andorra teñidos de rojiblanco.
Esto ocurre, entre otras causas, por los muchos puntos que ha conquistado el granadinismo. Una de sus peñas más activas, sobre todo cuando el equipo viaja al norte, es la Peña del Granada en Barcelona. Estando tan cerca del Principado, no podían faltar. «Hemos venido 20 peñistas y hemos echado un muy buen día. Teníamos muchas ganas de ver al equipo este año», contó con una ilusión venida a menos Emilio Ruiz, representando a la peña. La derrota de un Granada sin acierto de cara al gol, hizo que la aventura de Andorra fuese una gris ruptura de las fronteras. «Ha sido una decepción, no hemos tenido esa suerte que otras veces sí. Servirá a los jugadores para entender que solo con la camiseta no se gana. Pero confiamos en Karanka y en el equipo», explicó Emilio, apenado por el resultado.
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No fue la única peña, también tuvo una nutrida representación la de Dúrcal, 'Fuera de Juego', además de otros muchos aficionados que fueron con amigos y acabaron agrupándose al bonito pelotón nazarí. Antonio Barranco fue uno de ellos. «Es un estadio curioso y un desplazamiento exótico por ser fuera de España. Ver ese estadio pequeñito y a unos cien granadinistas en la grada nos ha hecho recordar tiempos de Segunda B», detalló este abonado, que destaca la tranquilidad de la afición andorrana. «Parece que van más a un espectáculo que a un partido de fútbol», relató sorprendido, lamentando del viaje solamente el resultado con el que regresaban a Granada.
Por un lado, a estos aficionados les queda la sensación bonita de haber visto, literal y geográficamente, al Granada jugar fuera, «en Europa». Pero en todos pesaron tres pensamientos. El primero, el de que la primera derrota llegó por demérito. El segundo, que los 2.000 kilómetros (ida y vuelta) merecían otro premio. El tercero, lo que pudo haber sido la gira europea para la afición en otro contexto.
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