Luis Suárez protege un balón ante tres rivales del Valladolid en la recta final. PEPE VILLOSLADA / GRANADA CF

Reconocible

El 'doce' ·

Fue engrasar la sala de máquinas con Yangel Herrera y Ángel Montoro y se iluminó todo el equipo en Valladolid; quedan por delante partidos de prestigio

EDUARDO ZURITA

GRANADA

Lunes, 12 de abril 2021, 12:38

Bastaron veinte minutos finales en Valladolid de un Granada reconocible en su modo de afrontar el fútbol para dar la vuelta a un marcador ... adverso, que se había torcido una vez más por un evitable penalti, esta vez cometido por Vallejo, que aparte de dicha jugada volvió a demostrar solvencia en la zaga.

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Fue engrasar la sala de máquinas con la presencia de Yangel Herrera y Ángel Montoro, supliendo a Yan Eteki –con limitaciones evidentes en el pase– y Fede Vico –que no acaba de galvanizar el juego como mediapunta–, y se iluminó todo el equipo, desde las bandas, con Foulquier y Quini haciendo lo que no habían realizado anteriormente, y con todos los delanteros enchufados, en especial Puertas y Molina, que parecían otros, ahora bien asistidos de balones, acompañando a un Machís que estuvo punzante todo el duelo, aunque sobrado de individualismo en ciertas acciones.

Fue entonces el Granada de la acertada dirección desde el banquillo en las sustituciones, de la intensidad en la presión, de la precisión en las jugadas de ataque –especialmente bella la del tanto del empate del incombustible Jorge Molina-, que remontó el resultado con un zapatazo de Quini y pudo acabar goleando, de haber tenido más tino Machís y Luis Suárez, al que aún le falta recuperar el ritmo que le da ventaja sobre la defensa rival. Hasta entonces había mostrado el Granada la imagen de muchos partidos de la segunda vuelta, condenado por errores evitables e incapaz de generar auténtico peligro. El centro se sostenía defensivamente por el oficio de Gonalons, pero sin capacidad de creación. Y en la delantera todo se encomendaba a las acciones individuales de Machís, con demasiados contrarios al unísono taponando sus habilidades.

El Granada está muy cerca ya, si no lo ha conseguido, del gran objetivo de permanecer un año más en Primera. La victoria ante el Valladolid a domicilio –no se ganaba fuera de casa desde la visita al Elche antes de Navidad– puede otorgar serenidad en la competición liguera para un final de campeonato en el que nuevamente se disfrute del juego del equipo. El Granada tiene que enfrentarse aún, entre otros, a Barcelona y Real Madrid, sumidos en una pugna a tres con el Atlético por la Liga. Partidos para ganar prestigio, como lo será el de vuelta en Old Trafford ante el Manchester de competición europea. Jugar en el 'Teatro de los Sueños' el próximo jueves es un merecido premio a este plantel para la historia rojiblanca, que bajo el mando de Diego Martínez ha llevado a la entidad a cotas inopinadas. Un gran sueño también es aspirar a que, en este final de temporada, las decisiones de la propiedad permitan prolongar esta magnífica época.

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