Diego Martínez en rueda de prensa. LOF
Valencia - Granada CF

Canapés para Diego

LA CONTRACRÓNICA ·

Nadie pudo ver por televisión al entrenador del Granada en Mestalla durante el partido, pero estuvo, se supone que en algún palco especial para la ocasión, contemplando a los suyos en altura y en comunicación con Raúl Espínola

Domingo, 21 de marzo 2021

Cuentan que al Valencia le gusta Diego Martínez como para que sea su entrenador la próxima temporada. Que quienes allí mandan, si es que ... manda alguien, piensan en el vigués en la confección de la próxima temporada si Javi Gracia termina dando en verano el bote que no le dejaron en octubre, cuando puso su cargo a disposición. Los ches aúnan tanto tronío como caos bajo el escudo del murciélago, una inestabilidad muy propia de su idiosincrasia pirómana pero acentuada desde que los gobierna el singapurense Peter Lim, allí donde esté, quizás vecino de Yi Rentao. Quien quisiera seducir al entrenador del Granada, ayer tuvo una buena oportunidad.

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Nadie pudo ver por televisión a Diego Martínez en Mestalla durante el partido, pero estuvo. Se supone que en algún palco especial para la ocasión, contemplando a los suyos en altura y en permanente comunicación con su segundo Raúl Espínola, que mantiene el chándal como si trajearse supusiera una osadía. El 'chamán', maestro ocultista, ya eligió un ventanal tintado para desaparecerse el domingo anterior en Los Cármenes frente a la Real Sociedad, en el primero de los dos partidos de sanción que le acarreó reclamarle un saque de banda a Hernández Hernández en el túnel de vestuarios de San Mamés.

Quizás no quería que le grabasen comiendo. El partido, a las 16.15h, cogió con la barriga llena y un sueño apremiante en función de la bebida que acompañase a la mayoría de telespectadores, que ya no pueden serlo de otra forma. Nadie sabe tampoco cuándo comió Diego Martínez a ciencia cierta, pero se asume que el atento personal de Mestalla le serviría sus mejores canapés sabiendo que ahí, lejos de los suyos, tenían a un presunto candidato al banquillo che la temporada que viene. Nada podía dejarse al azar, y menos con el vigués, que hace de cada detalle una obsesión. Todo importaba si se le quería convencer.

Igual le deleitaron con una paella-paella, que no arroz con cosas, y horchata o Agua de Valencia para cerrar luego el estómago. Nunca se sabrá; o sí, al tiempo. El caso es que luego, en la sala de prensa del estadio y en intercambio telemático con los periodistas –un servidor y Jesús Márquez, de Canal Sur–, Diego Martínez estuvo bastante suave para el partido que fue, un encuentro irreconocible de los suyos que no excusó aunque tampoco hizo sangre, más allá de las sustituciones al descanso de Fede Vico y Domingos Quina. De alguna forma era como si aquello fuese lo mínimo que esperase, tras el esfuerzo en Budapest y el nulo descanso posterior. Es lo que tiene el sueño europeo, y por eso es tan improbable que se repita la gesta. Aunque sea por enfrentarse al Manchester United ya vale la pena.

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Hizo un gran partido el Valencia y habla bien de la gestión de Javi Gracia sobre la plantilla que no le dejaron confeccionar. Nada hace indicar que Diego Martínez vaya a renovar en las próximas semanas el contrato que le vincula con el Granada hasta el 30 de junio, y solo a partir de entonces se sabrá si estaban buenos los canapés de Mestalla. Lo único que él pide es que le dejen construir su equipo, pero lo último que le firmaron en Granada fue a Adrián Marín.

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