El café sale aguado
LA CONTRACRÓNICA ·
Robert Moreno apuesta por la dupla colombiana que forman Luis Suárez y Carlos Bacca de inicio con un sorprendente sistema con tres centrales y dos carrileros que corrige tras el descanso sin impedir el empate del Valencia al finalCarlos Bacca es el ídolo de Luis Suárez desde que rompió a marcar goles en el Sánchez Pizjuán. El joven colombiano fue el primer entusiasta ... con su fichaje cuando Roberto Soldado se marchó al Levante. Desde entonces le tiene como a un maestro en el vestuario, alguien de quien aprender hasta los andares. Formaron dupla de inicio frente al Valencia y a los cuatro minutos ya intentaron la jugada que antes del primer cuarto de hora acabó en gol: un reverso pleno de clase del veterano para habilitar al 'Bisonte' al espacio frente a un solo central che. Todo parecía marchar como la seda, pero el equipo de Bordalás se levantó del golpe y averió la máquina. Al final de la noche, el café salió aguado.
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El plan de Robert Moreno tenía todo el sentido del mundo. Advirtió en su comparecencia de prensa previa que él no era un entrenador aferrado a un solo estilo y tendió al Valencia una trampa que iba más allá de una disposición sorprendente con tres centrales y dos carrileros, con tres centrocampistas y los dos 'cafeteros' por delante. El entrenador sabía que a Bordalás le gusta encerrar a los contrarios en su propio campo y el catalán se propuso un bombardeo con sus mejores lanzadores, Ángel Montoro y Maxime Gonalons, sobre el terreno de juego. Había una pradera a la espalda de Gabriel Paulista y Omar Alderete y hacia allí quiso mandar a sus dos delanteros, liberados de responsabilidades defensivas en la banda.
El gol con el que el Granada se adelantó en el marcador fue de pura pizarra. Un estocazo en toda regla al mentón del púgil de Bordalás que no pudo evitar Mamardashvili, a quien únicamente se exigió con dos disparos a puerta en su segunda visita a Los Cármenes, el estadio en el que bien pudo cambiarle la vida en aquella fase previa de la Europa League hace un año. El propio Luis Suárez agradeció a Carlos Bacca la asistencia al señalarle tras fundirse en un abrazo. El maestro encontró al alumno. Ha nacido una conexión que brota desde lo personal, pues las familias de ambos delanteros son ya íntimas. Comparten bandera y tradiciones, de las arepas a la cumbia. Música y sabor paisa para el deleite rojiblanco.
Carlos Bacca ya fue todo lo que Luis Suárez es ahora y Luis Suárez aspira a convertirse en todo lo que muchos goles después es Carlos Bacca hoy. Al veterano le falta ya la explosividad de los mejores días y no afronta los duelos individuales con tanta confianza como el joven, pero sí posee toda la sabiduría que de momento le da como para plantar a su compañero delante del mismo portero rival. Nadie duda de que tanto uno como otro harán goles esta temporada; lo más interesante, no obstante, es cuántos puedan facilitarse entre ambos. El primero, de momento, no dio como para ganar.
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El planteamiento inicial de Robert Moreno, que tuvo mucho más rock and roll que cumbia pese a sus arietes, hubo de cambiar cuando Bordalás entendió la partida de ajedrez que el catalán le planteó y reaccionó. No había quien ayudase a Foulquier y Carlos Neva cuando el Valencia atacaba con sus dos hombres de banda y al descanso salieron Antonio Puertas y Luis Milla por Luis Abram y Monchu Rodríguez para recomponer al equipo en torno a un 4-4-2. Los rojiblancos parecieron sufrir menos pero apenas se acercaban a Mamardashvili, menos accidentado el segundo tiempo que el primero, en el que se vio hasta sangre.
Luis Suárez y Carlos Bacca se fueron apagando y acabaron sustituidos, sin más café que servir en ataque. El mayor disgusto, no obstante, lo produjo un doble error grave de Antonio Puertas. Apenas quedaba tiempo, pero todavía dio como para que el VAR frustrase el éxtasis de un gol anulado a Montoro.
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