El gigante y el árbitro

Sucede que estando saboreando aún el importante triunfo ante el Betis, hoy, como el que no hace la cosa, al Granada le espera el todopoderoso Real Madrid. Un reto serio, pero gratificante, para un equipo respetado por todos menos por algunos tertulianos que aún no se lo creen, como escribía ayer nuestro compañero José Ignacio Cejudo.

Lo dijo Pellegrini en la previa del pasado domingo: «El equipo granadino es un rival muy difícil de ganar». Y lo dijo Zinedine Zidane ayer: «El Granada es un rival duro». No son frases hechas, aunque lo parezcan por formar parte de los tópicos del fútbol.

Lo del Betis en Los Cármenes fue para los sevillanos como el castigo infligido a Sísifo, que, tras un esfuerzo agotador e incesante, no logró subir la piedra a la cima de la montaña, donde le esperaba Rui Silva, posiblemente su futuro guardián.

En esta vida casi todo es proporcional. Y a pesar la superioridad demostrada por los rojiblancos hace tres días en Los Cármenes, esta tarde en Valdebebas será David frente a Goliat, con la circunstancia adversa de que sobre el verde estará, además del Real Madrid, un árbitro, Martínez Munuera, que no es precisamente un Robin Hood en los terrenos de juego, sino todo lo contrario.

Pero este David rojiblanco se parece bastante al de Miguel Ángel. Fuerte, tenso, el ceño fruncido y preparado para el combate con su honda al hombro. Una obra maestra del escultor italiano como espejo de otra obra de arte que va camino de serlo. La de Diego Martínez. Más allá de lo que pueda suceder hoy con el gigante, el árbitro y el VAR, con la que está cayendo.