Impotencia
La otra mirada ·
Hoy llega la Copa del Rey y con ella el inagotable y recurrente debate sobre qué le conviene al Granada siendo como es un equipo de Segunda División, como si pasar una ronda más o una ronda menos tuviera alguna incidencia en el resultado final de la temporadaEl Granada despidió el primer acto de la Liga con la misma sensación de tristeza que ha mantenido a lo largo de todo el año. ... Los rojiblancos volvieron a mostrar su impotencia a domicilio con un nuevo petardazo. De hecho, la mejor noticia es que el próximo partido, ante el Cartagena en Los Cármenes, ya tendrá el 2023 puesto en la fecha. Habrá que pedir a Papá Noel o a los Reyes Magos que ese cambio en el calendario traiga también una transformación en el equipo cuando juega como visitante. El conjunto granadino soltó en su visita a Lugo una nueva ración de mediocridad infinita que raya ya la desesperación porque van muchos partidos a ese nivel. El Granada sufrió algo más que una derrota en tierras gallegas. Más que los tres puntos y alejarse de los puestos de ascenso directo al llegar al ecuador del campeonato, lo peor es la colección de dudas y sombras que adornan su candidatura a subir. La fiabilidad en Los Cármenes, su mejor bastión, es lo que le mantienes vivo. El equipo es presa de una alarmante falta de carácter cuando disputa sus partidos a domicilio. La primera vuelta ya es historia y el Granada sigue sin responder a lo esperado.
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El panorama no es halagüeño por mucho que el sexto puesto lo edulcore. Al equipo, con 21 jornadas por delante, le queda tiempo para todo, para confirmar su regreso a la élite pero también para culminar un fracaso de terribles consecuencias económicas y deportivas. En todo caso, su camino actual no conduce al ascenso. Y eso exige un volantazo a todos los niveles, porque ante el Lugo el conjunto granadino no estuvo a la altura exigida y vio pasar la vida tras encajar el gol con una preocupante desidia.
El partido en tierras gallegas fue de los que hacen afición... al baloncesto o al mus. Al fútbol, ni hablar. El Granada tiene tan asumida su inferioridad como foráneo que cada jornada parece más y más pequeño. Llega al parón navideño con una sola victoria como visitante, con la credibilidad descuartizada y el ascenso hipotecado a que los fichajes que se realicen a partir de ahora tengan a Merlín de intermediario. A la presidenta china no le queda más remedio que tirar de la chequera y buscar en las rebajas de enero un central, un centrocampista y un delantero.
Hoy llega la Copa del Rey y con ella el inagotable y recurrente debate sobre qué le conviene al Granada siendo como es un equipo de Segunda división, como si pasar una ronda más o una ronda menos tuviera alguna incidencia en el resultado final de la temporada. Al final, los profesionales, que son los que juegan, siempre salen al campo a ganar. Eso es lo que harán también esta noche contra el Oviedo. A ningún futbolista de los que Paco López alinee le apetecerá comerse el plato de la eliminación. Si el equipo consigue la victoria, adelante y bienvenida, que los triunfos nunca sobran. Si cae eliminado, nadie derramará lágrima alguna. ¡Feliz Navidad!
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