Las botas y las letras
El órsay ·
El club está publicando en redes sociales unos breves cuestionarios a nuestros jugadores; una de las preguntas es por su libro de cabecera y las respuestas, como se pueden imaginar, son para echarse al sueloEs injusto señalar a los futbolistas por sus carencias lectoras, cuando es nuestra sociedad, en su conjunto, la que no abre un libro. La gente ... prefiere La Casa de Papel a los papeles en casa. Hay muchos –y muchas– que ni por estas se van a dignar a leer un mísero párrafo: un pueblo así, en palabras de Pérez-Reverte, «merece irse al carajo».
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Pero permitan que me circunscriba al gremio balompédico y al Granada más concretamente. El club está publicando en redes sociales unos breves cuestionarios a nuestros jugadores. Una de las preguntas es por su libro de cabecera. Las respuestas, como se pueden imaginar, son para echarse al suelo: libros de autoayuda y bestsellers. E incluso Gil Dias, en un ejercicio de sinceridad –remedo del 'sudapollismo' de su compatriota André Gomes–, dejó en blanco la respuesta. Neyder Lozano, mi panita, optó por La Biblia; pero entiendo que en un sentido religioso y no en el literario al que apuntaba Raúl del Pozo: «La Biblia es una gran novela».
Me decepcionó algo Carlos Fernández, al que por su pico de oro creo estar ante un lector en potencia, y que se decantó por un libro motivacional de Toni Nadal. Pero es muy joven y sigo confiando en las aptitudes de este chico para el noble manejo de las palabras. Tanto o más diestro que en el del balón.
Como en todo, hay excepciones lectoras en el fútbol. Está el 'Pirata' Granero y su devoción por Valle-Inclán y Gil de Biedma; también Juanín Mata empapándose del realismo sucio de Bukowski o fantaseando con Murakami. Xabi Alonso es otro letraherido sutil y elegante, muy del Gran Gatsby. Más atrás en los años encontramos el ejemplo de Jorge Valdano y sus cuentitos del negro Fontanarrosa, Miguel Pardeza y su doctorado en González-Ruano, o el exgranadinista Pepe Mel, autor de novelas histórico-misteriosas.
No sé de qué manera puede ayudar la lectura al futbolista, pero sí conozco algunos de los infinitos beneficios que tiene sobre la persona. Así que, jugadores granadinistas, os invito a descubrir la buena literatura: Bolaño, Marías, Lessing... Yo me comprometo a cambio a hacer más abdominales y apurar las sentadillas. Quid pro quo.
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