Germán Sánchez corta un avance de Yéremi Pino en el Estadio de la Cerámica. EFE

Elogio del pesimismo

Cal en los tacos ·

Dijo Carlo Ancelotti para alabar a Nacho que era un defensa pesimista y que por eso siempre estaba concentrado; también Germán podría pertenecer a esa estirpe

Miércoles, 18 de agosto 2021, 02:00

Dijo Carlo Ancelotti para premiar a Nacho que «en el mundo hay dos tipos de defensas: el optimista y el pesimista». «Él es pesimista, porque ... piensa que alguien puede fallar y por eso está tan concentrado», agregó en la alabanza. Hay que darle una vuelta a la idea para entenderla, pero cómo dudar del criterio de un tipo que cuando está en paro se retira a su Italia para jugar al dominó y a las cartas con jubilados mientras fuma pitillos. De ese mismo pesimismo existencial solía hacer una película por año Woody Allen, hasta que lo deprimieron del todo. Va a ser verdad que el optimismo está sobrevalorado.

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En clave rojiblanca, quizás Germán Sánchez pertenezca también a esa estirpe de defensas pesimistas en la que Ancelotti incluye a Nacho. Debutó en Primera división con 32 años cuando ni él lo esperaba ya y después de dos temporadas en las que mantuvo una titularidad indiscutible y aburrió a tres centrales jóvenes como José Antonio Martínez, Jesús Vallejo o Nehuén Pérez, ahora se enfrenta a la competencia de un zurdo. El Granada apuró hasta el último momento para inscribir a Luis Abram para Villarreal, pero terminó jugando el de siempre. Y como suele, rindió a la altura, con varios cortes prodigiosos. Concentradísimo. No sabría si catalogarle de pesimista, pero desde luego que cuando juega no lo hace con la pachorra de quien va en el yate de C. Tangana.

Ha empezado la Liga y, como cada curso, los hinchas se debaten entre la ilusión por lo nuevo y la nostalgia por lo que se fue. Los hay incluso que tenían ganas de regresar a los estadios dieciocho meses después solo para volver a pitar a sus jugadores, insultar a los árbitros como terapia social o irse antes del minuto 90. Algunas campañas parecen irrepetibles y eso le ocurre al Granada, aunque Robert Moreno invite al optimismo. A veces las expectativas las carga el diablo.

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