Jugadores y técnicos del Granada en Nápoles celebran como una piña el pase a octavos sobre el césped del estadio Diego Armando Maradona. REUTERS

Una batalla que hace estragos

Parte de guerra ·

Gonalons, Neva y Germán se ven forzados a pedir el cambio, Herrera y Soldado arriesgan y Kenedy acaba destrozado

Rafael Lamelas

Enviado especial en Nápoles

Viernes, 26 de febrero 2021, 01:11

La batalla del Diego Armando Maradona fue intensa hasta la literalidad. Deparó muchos heridos, un parte de guerra inacabable. Que se puedan cuantificar a ... simple vista, cuatro lesionados evidentes: Machís, sustituido en el calentamiento; Gonalons y Carlos Neva, con problemas musculares antes del descanso; y Germán Sánchez, poco después de la pausa. Arriesgó mucho Yangel Herrera, que no estaba para tanto esfuerzo, y otro tanto Jesús Vallejo y Roberto Soldado, que habían trabajado duro para aportar lo que pudieran sobre el césped. Kenedy no podía ni andar cuando salió con los demás a echarse fotos. Instantáneas tras la heroicidad. Dolor real, aunque lo dudara Gattuso.

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Todos se abrazaron cuando el árbitro alemán señaló el final de un encuentro que no duró 90 minutos. El colegiado le agregó cinco al primer acto y siete al segundo, pero ni en ese alargue agónico se deshicieron los rojiblancos. Fundidos los compañeros en gestos de hermandad, llamó la atención el llanto solitario de Rui Silva junto a su portería, luego consolado por el entrenador de arqueros, el 'Pescao' Fernández. Veterano del mismo oficio, solo él podía entender la angustia del que protege los palos. El luso, en apariencia frío e imperturbable, se ha visto sometido al escrutinio del aficionado resentido por su marcha a final de temporada al Betis. Profesional cuando fue suplente y ahora que es indiscutible, nunca ha soltado una mala palabra y siempre ha tenido manos salvadoras para defender a los suyos en cualquier circunstancia. No iba a ser menos en Nápoles.

Se hizo un corro al final con todos los integrantes de la expedición. Ya es tradicional, pero este estaba más nutrido que otras veces por razones obvias. Futbolistas con mayor o menor protagonismo, algunos recién llegados a esta familia, y ciertos canteranos que se ganaron su presencia en avión.

Cada uno encontró un motivo para disfrutar de un momento fantástico e irrepetible. Diego Martínez esperó a todos, les agradeció el enorme esfuerzo y les felicitó por estar en los octavos de final de la segunda competición continental. Un nuevo discurso emotivo ante un encuentro sideral. Una derrota que tornó en gigantesco éxito gracias al 2-0 de la ida. El último sello para un pasaporte que sigue pasando sus páginas, a la espera de la siguiente aduana.

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Como esta intensa campaña no da para ningún respiro, hoy el Granada ya sabrá dónde tiene que viajar dentro de dos o tres semanas, según ejerza de anfitrión el día 11 o el 18 de marzo, y el domingo ya estará otra vez de corto en Liga, frente al Elche en Los Cármenes. El listado de ausencias puede ser terrorífico. Habrá que ver la evolución de los que se marcharon con las manos en los muslos y verificar si a alguno más le queda fuelle. Una disponibilidad más escasa que la que hubo en Huesca. Con todo tiene que torear este Granada. Celebrará su compromiso número 41 con los que puedan.

La nueva consejera, Patricia Rodríguez, debutó de la mejor manera, aunque quien estaba pletórico, con su bufanda conmemorativa, era Pepe Macanás, que hubiera pagado una fortuna por experimentar lo mismo que sus chicos cuando él competía. Al igual que el 'Pescao' comprende a Rui, Macanás comparte lenguaje pese a la distancia generacional con unos chavales que le consideran uno de los suyos. Para Diego Martínez es un gran apoyo, esencia del granadinismo en el vestuario. La procesión llegó al hotel para volver hoy a una ciudad en la que son mitos tras 'profanar' la que santificó a Maradona.

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