Empate a intensidad pero sin goles

El Granada salió el partido cargado de amor propio tras los tres goles del Valladolid dos días atrás y se propuso intimidar al Málaga desde el principio, pero se encontró con un conjunto cargado de canteranos dispuestos a vender muy cara cara su piel pese a tratarse de un amistoso. Apenas habían pasado treinta segundos cuando Vallejo y Benkhemassa midieron la fortaleza de sus cráneos en un duro choque aéreo que dejó a ambos K.O. Recuperados, la dinámica del partido siguió idéntica, con mucha tensión en los lances -y algún pique- y un Granada más vertical, en busca del espacio con lanzamientos de Montoro y Fede Vico, en contraste con un Málaga con más paciencia y claridad de ideas con balón gracias a la irreverencia de sus jóvenes.

Siguió ejerciendo de pivote, con maneras de clásico '5' argentino, el recién llegado Luis Milla. Al madrileño se le volvió a ver con galones, cómo en un rol que parece irle como anillo al dedo con Azeez y Montoro de nuevo a los lados. De hecho, Diego Martínez apenas optó por cuatro novedades respecto al viernes: Aarón en portería por Rui Silva, Foulquier y Vallejo en defensa por Víctor Díaz y Domingos y Puertas en ataque por el exmalaguista Antoñín. Fruto de su juego más convincente, el Málaga gozó de la primera ocasión del partido antes de la media hora. Neva perdió un balón en la izquierda e Ismael Casas puso un balón que, en el corazón del área, Milla trató de controlar y acabó en botas de Tete Morente, que se encontró con una intervención felina de Aarón, quien se quedó dolido.

El Granada no lo veía claro y parecían entrarle las prisas, en permanente búsqueda del espacio. Consiguió perforar la zaga de cinco hombres malaguista en alguna ocasión, con desmarques de Soldado, Puertas o Neva, pero los defendores rivales reaccionaron a la perfección comandados por Escassi. Pudo abrir el marcador del '9' granadinista, pero solo en el segundo palo y tras un rechace en un saque de esquina no acertó a embocar en la portería de Gonzalo, con poca explicación. Acto seguido, una nueva acción a balón parado acabó con Tete Morente despejando hacia su propia portería, con una gran reacción del meta malaguista. Antes de llegar al descanso, y en el mejor momento del Granada en el partido, Soldado vio la amarilla por una entrada muy a destiempo sobre Escassi, caliente tras una discusión anterior por una falta pitada a Montoro en ataque. Ambos equipos enfilaron el descanso muy tensos.

Andorinha entró al descanso por Aarón, dolido del golpe en su gran parada del primer tiempo, mientras que Pellicer cambió a su equipo al completo con las dos únicas excepciones de Ismael Casas y Tete Morente. Ingresó, entre ellos, el exgranadinista Lombán. Puertas tuvo un primer ensayo tras la pausa que no sorprendió a Munir en el primer palo pero el Málaga siguió llevando la batuta. Milla y Montoro insistían entre líneas, sin llegar a encontrar a Soldado con ventaja. El partido entró en el fango del centrocampismo, sin llegadas a las áreas. Se atrevió a los veinte minutos de la reanudación el malaguista Calero, pero Andorinha atrapó seguro su disparo.

Diego Martínez inició el carrusel de cambios y entraron Víctor Díaz, Domingos, Quini, Gonalons y Antoñín por Germán, Neva, Montoro, Fede Vico y Soldado. Aunque Milla siguió sobre el campo, fue 'Mad Max' quien adoptó el rol del centrocampista más posicional. En la derecha, Foulquier siguió por delante de Víctor Díaz, que tomó el brazalete de Germán. Antoñín, frente a sus excompañeros, entró como '9'. Con Gonalons, el Granada ganó en jerarquía en el centro del campo y los de negro parecieron inclinar el campo a su favor, más clarividentes. Puertas volvió a intentarlo desde la frontal, pero se le marchó alto. «¡Bien, equipo, muy bien!», apremió Diego Martínez desde la banda.

No tuvo continuidad esa inercia, en un partido sin ocasiones. A diez minutos del final tuvo sus primeros minutos Darwin Machís, con un único entrenamiento con el grupo tras superar la Covid-19. Al mismo tiempo entraron al campo Isma Ruiz por Luis Milla y Álex Martínez por Foulquier, cuya posición ocupó Quini. El partido se calentó a breves instantes para el final, cuando el Málaga no frenó un ataque con su capitán Adrián González en el suelo y el Granada buscó el contragolpe al recuperar el balón. Los canteranos Isma Ruiz e Iván Jaime llegaron a las manos y un miembro del cuerpo técnico malaguista entró en la disputa. Ambos banquillos saltaron rápidamente para frenar las hostilidades, con Diego Martínez quedándose luego a explicar el comportamiento de los suyos al colegiado. Un reflejo de la intensidad del derbi andaluz amistoso, aunque apenas gozase de ocasiones.