Lucas Alcaraz, en sus tres etapas como entrenador del Granada CF. IDEAL
Granada CF

Los tres ciclos rojiblancos de Lucas Alcaraz

A sus 53 años, es el único técnico que ha dirigido clubes profesionales del fútbol español todos los cursos desde hace dos décadas, con varias etapas en 'su' Granada que marcan su carrera

Rafael Lamelas

GRANADA

Domingo, 19 de abril 2020, 00:52

Desde el 3 de febrero, día en el que se anunció su incorporación al Albacete, Lucas Alcaraz se aseguró un registro impresionante: alcanzar las 20 ... temporadas consecutivas habiendo entrenado a un equipo del fútbol profesional español, aunque no sea desde el principio. No es la única plusmarca de este granadino de 53 años, que lleva 29 sin campañas en blanco si se le agregan las acumuladas en Segunda B y Tercera, 25 en total desde la categoría de bronce para arriba, un récord en la historia nacional por el que sólo tiene detrás al argentino Roque Olsen, ya fallecido.

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Su carrera es prolífica, pero distinta a la de los demás. Algunos colegas han copado ambiciones en equipos de los llamados grandes y han peleado por títulos. Alcaraz sólo tuvo la oportunidad de levantar una Copa en aquella final a la que llegó el Recreativo de Huelva y en la que se impuso el Mallorca. En su historial hay varios ascensos a Primera y unas cuantas permanencias. Dos de ellas, con el club de su vida. Hoy, para IDEAL, repasa sus tres ciclos.

Primera etapa: 95/96 a 97/98

La persistencia del interino

Lucas Alcaraz dirige un entrenamiento del Granada en 1996. G. MOLERO

A comienzos del ejercicio de 1992, Lucas Alcaraz alternaba ser entrenador del filial del Granada con ejercer de segundo de Nando Yosu. Estuvo dos cursos así hasta que el vasco se marchó y Alcaraz probó fortuna en el Adra, de Tercera división. En 1995 regresó a la casa rojiblanca para recuperar el mando del Recreativo y propuso la misma fórmula de ser ayudante con los 'mayores'. «Entre otras cosas, porque me pagaban más», apostilla. Se lo rechazaron. Fue unos meses después, a mediados de octubre, cuando todo cambió.

El Granada, que estaba en Segunda B, perdió con el Melilla 1-2 y Rafael Alcaide 'Crispi' fue destituido. Alcaraz tenía 29 años. «Me encontré a Jesús Garrido, uno de los directivos, y me dijo: 'Vete preparando'. Lo vi todo muy raro. Al día siguiente el presidente, Cándido Gómez Álvarez, me lo pidió. Le pregunté que si era de forma interina y si llegaría al domingo. Me comentó que sí. Pero el jueves apareció Manuel Ruiz Sosa. El viernes llamaron del colegio de entrenadores para comunicar que Ruiz Sosa había sido segundo en el Sevilla junto a Luis Aragonés y que, al haber tenido otra licencia federativa, no podía ejercer», desempolva. «No hubo quien localizara a Candi y el equipo se tenía que marchar a Jerez. Me negué a ir si no era como entrenador. La expedición salía a la 17 horas y me telefoneó Garrido quince minutos antes: 'Venga, que vas a asumir la responsabilidad'. Acepté, pero advertí de que si no era así e intentaban colar lo de Ruiz Sosa, me volvía. Estando allí, Candi lo ratificó todo. Ganamos 1-2», resalta.

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La interinidad, por aquel entonces, duraba 21 días, pero los resultados le sonrieron. «Concluyó el plazo establecido y había una corriente favorable para un conjunto que iba abajo, con muchos nombres pero que había arrancado fatal. En la segunda vuelta agarramos una racha de catorce partidos sin perder y nos metimos en la fase de ascenso». Una derrota en el primer duelo del 'play off' torció la trayectoria, ante el Sporting B en Los Cármenes. «Se deslizó que no se iba a renovar a muchos de los veteranos que eran titulares y el grupo perdió un poco el hilo», destapa. No ganaron ni una sola disputa, pero sí que se sembró algo positivo. «Se fundaron las peñas Cándido Gómez y la Hierbabuena y venían a los desplazamientos. Se generó un movimiento bonito», expone.

Alcaraz había renovado al meter al equipo en liguilla. En la campaña siguiente no se clasificó por poco. Encauzó una tercera temporada pero todo fue ya distinto. «Se nombró una gestora en verano con Jimena de presidente. Él quería poner a Aguirre Suárez. Tras una mala racha, me cesaron», recuerda. Era finales de febrero de 1998.

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Al mes, el Almería CF le firmó para la campaña siguiente. Tras ello, Dos Hermanas y Recreativo de Huelva. Dos ascensos y una final de Copa. Aunque descendió a Segunda, el Racing de Santander le repescó. Luego fue a Xerez y Murcia, con el que subió a Primera; regresó al Recre, pasó por el Córdoba y comandó a la UD Almería.

Segunda etapa: 12/13 a 13/14

Estreno triunfal con el Madrid

Lucas Alcaraz saluda a José Mourinho en su vuelta a Los Cármenes en 2012. ALFREDO AGUILAR

La campaña de 2012 la arrancó sin equipo, tras frustrarse una posible llegada al Real Oviedo, en Segunda B, que iba a propiciar Quique Pina como intermediario, siendo ya presidente del Granada. Al murciano lo conocía de su época como representante. Alcaraz decidió irse a Grecia, al Aris de Salónica, aunque justo antes el propio Pina le quiso colocar en el Hércules. «No tenía claro lo del extranjero, pero estando allí me convencieron», afronta, aunque se guardó una cláusula liberatoria por si acaso. El día 29 de enero de 2013, volviendo de Corfú, en bus por la frontera de Bulgaria, nevando, recibe una nueva llamada de Pina, que sabía de la posibilidad de que Alcaraz pudiera romper su contrato. «Pensé que, como era el cierre del mercado de invierno, iría a firmar a algún jugador y me pediría opinión», se anticipó, pero era para otra cosa. Quería que volviera a su casa. Cogió las riendas rojiblancas en Primera tras la salida de Anquela, a las puertas de una jornada en la que el Real Madrid visitaba Los Cármenes. Saltó la sorpresa y, con un gol en propia puerta de Cristiano Ronaldo, sumaron los tres puntos. «Si no toca él el balón, estaba detrás Mainz», agrega Alcaraz reivindicativo. «Mourinho estuvo muy amable. Antes de jugar, se interesó por mi trayectoria. Luego me felicitó y en la rueda de prensa estuvo generoso», abunda.

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Aquel Granada mantuvo la categoría con cierta solvencia. «Las últimas semanas fueron espectaculares», prolonga. «La campaña siguiente comenzó con dudas. Estábamos en plena remodelación y no dábamos con la tecla», se sincera. Todo cambió en el Martínez Valero de Elche, aquel estadio en el que un tiempo antes, con Fabri, se había labrado el ascenso. Alcaraz juntó en el mediocampo a Iturra, Recio y Fran Rico. «Decidí que había que combinar más y que los de arriba estuvieran más sueltos. Pero la clave fue la recuperación de Rico», afronta. Buenos complementos, el talento de Piti y Brahimi, y arriba El Arabi. «Me mataban por ponerlo y terminó alcanzando registros históricos. Sabía que era fundamental», esgrime.

En mitad de la tabla en el ecuador del campeonato, tres puntos menos que los logrados por el Granada de Diego Martínez ahora, las cosas se torcieron después: «En Navidad nos debilitamos con alguna salida y sólo teníamos a Fatau de rotación en la media. Quizás apuré mucho a los habituales. Habíamos incorporado a Ilori, quien estaba sustituyendo bien a Mainz por sus problemas de rodilla, pero apenas pudo jugar junto a Murillo. De hecho, uno de los pocos partidos con esa pareja fue contra el Barça en casa». Fue otro de sus triunfos más emblemáticos, con un tanto de Brahimi y una excepcional actuación del equipo atrás, excelso Karnezis bajo palo.

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Aquella victoria tuvo un efecto contraproducente. Se dio por descontada la permanencia y se acabó complicando. Todo se abocó a la última jornada, en Valladolid, en la que los rojiblancos sacaron el asunto adelante. En el José Zorrilla se acabó ese ciclo. «Había un ambiente malo. La percepción del club era distinta a la de ahora. Salvarse ya no parecía suficiente, había que hacer algo más. Se buscó otra cosa, pero no salió bien», descarga Lucas Alcaraz.

Tercera etapa: 16/17

La llamada de su 'madre'

Lucas Alcaraz posa en la Ciudad Deportiva del club en su última etapa. ALFREDO AGUILAR

La tercera etapa fue la más deprimente. Era el flamante Granada de Jiang, descabezado pronto con el cese de Jémez. «Cae Paco y dejaron una jornada a Planagumá, que estaba en el Granada B. Al día siguiente me llamaron, por separado, tanto Pere Guardiola como Piru. Decían que necesitaban alguna referencia. La salida de tantos jugadores importantes había dejado el vestuario sin peso», analiza, si bien muchas de estas salidas las admitió este tándem. «Fue la situación que me topé; no estaba cuando se hizo lo otro. Seguramente alguien pensó que podría traer gente mejor, pero se demostró que no», recalca.

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«Volví con el corazón más que con otra cosa. Al Granada me es imposible decirle que no. Intentamos construir algo, que no podía estar en la identificación, porque casi todos eran nuevos, pero sí en un orden», arranca. «Hasta Navidad fuimos como pudimos y luego, con los refuerzos, hubo una oportunidad pero nos mataron las lesiones», se lamenta. «Con Wakaso y Adrián Ramos le dimos un cambio al asunto, pero en momentos clave no pudieron estar. Estuvimos a punto de salir», refresca. Todo se fastidió en Leganés. «Ese día y el de Gijón, en el que nos pusimos por delante y el Sporting le dio la vuelta», indica.

La escuadra se fue desplomando hasta el horror de la visita del Valencia. Un doblete de Zaza y aquel gesto mandando callar de Ponce a la grada terminaron de resquebrajar todo. Alcaraz fue rotundo en rueda de prensa. «No fue tan incendiaria. La he oído mil veces. Dije lo que todo el mundo pensaba: de todas las partes de un club, sólo la afición estaba a la altura. No nos falló nunca», relanza. Sergi Vieta, director general, le comunicó el despido, buscando un revulsivo. Su heredero, Tony Adams, que era su 'jefe', no detuvo la sangría sino que la agrandó.

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Su carrera siguió adelante desde entonces, aunque con altibajos. Antes de llegar al Albacete se le ha visto muchas veces en el palco de Los Cármenes como fiel seguidor. «Miro atrás con orgullo porque dirigir al Granada tuvo un componente sentimental. Dirigirlo era mi sueño y lo cumplí aquel día en Jerez; también lo era lograrlo en Primera división y se hizo realidad ganando al Madrid», termina. Para él, como si fuera el mayor de los títulos. Lo mejor en dos décadas de fútbol.

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