Ronald Araújo y Quini se encaran en la recta final del partido. EFE

Robert Martínez

Pausa de hidratación ·

El empate en el Camp Nou, donde el equipo recordó a la versión de las temporadas anteriores, puede ser un punto de inflexión

MANUEL LÓPEZ SAMPALO

Martes, 21 de septiembre 2021, 01:17

Más que el valioso punto obtenido, cabe celebrar el cambio de comportamiento del equipo. El Granada del Camp Nou recordó bastante al de Diego Martínez: ... peleón, camaleónico, ordenado, puñetero y pícaro. Y aunque no sea bueno mirar constantemente al pasado, sí cabe tener en cuenta el valor de la herencia recibida, y hacer inventario de ella, para no despilfarrarla en vanas empresas.

Publicidad

Se podría atribuir el chute de competitividad de los iliberitanos a los numerosos cambios en la alineación; sin embargo pienso que de partir con el mismo 'once' que contra el Betis el resultado hubiera sido igualmente positivo. Lo cual no quita que se valore para bien el mensaje del entrenador de que aquí nadie tiene el puesto asegurado: «gánenselo». Otra posibilidad que no debería descartarse como desencadenante de la subida de tensión del Granada es la motivación adicional que genera jugar contra el Barça: acuérdense que hasta Adrián Marín en su día firmó una asistencia a lo Beckham en el mismo escenario.

Pero no creo que la notable actuación de ayer haya sido un espejismo o algo puntual, y sí un punto de inflexión que tendrá que refrendarse el jueves ante la Real Sociedad. Cierto es que Robert Moreno tenía una excusa perfecta para dejar aparcado su estilo –que tanto está lastrando a la escuadra–: ir a Can Barça a sacarla jugada es como si una delegación de Corea del Sur presenta en EEUU a dar lecciones de democracia, por mucho que en el país asiático se haya avanzado en su implantación.

Visto el resultado, quizás RM deba ir pensando en una implementación de su sello a medio o largo plazo y aprovechar de momento la buena inercia que dejó bien implantada su predecesor en el vestuario. No querer encajar a la fuerza el toque de La Masía, sino dejar que el camaleón martinista siga su eterna lucha y como dice la canción, «cambie de colores según la ocasión». Y ya, si eso, ampliar la gama cromática con pinceladas de autor.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad