La vida de Bryan
El órsay ·
«La kryptonita para Superman, el talón de Aquiles, el ajo para los vampiros, la Vuelta a España para Indurain… todo eso es el Eibar de Mendilibar para el Granada: su bestia negra, vamos»La kryptonita para Superman, el talón de Aquiles, el ajo para los vampiros, la Vuelta a España para Indurain… todo eso es el Eibar de ... Mendilibar para el Granada: su bestia negra, vamos. Sólo en la temporada 14/15 consiguieron los andaluces rascarle dos empates a los vascos, pero entonces el entrenador era Garitano. Con el de Zaldívar –donde el vertedero– en el banquillo eibarrés, los siete partidos disputados se saldaron con siete derrotas. Más allá de que la estadística sirva como materia de artículo por lo llamativo, no hay que darle más relevancia, ni buscarle tres pies al gato; se trata únicamente de una serie casual. Verán como en abril se rompe el gafe.
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El Granada, que se suponía el pez grande, fue todo el partido contra natura a rémora del Eibar, que se presumía el pequeño. Nadaron mejor y con más instinto los locales en la pecera de Ipurua, que se embarraba con un txiri-miri que iba calando a los jugadores. Pero Bryan Gil, que es un atún barbateño, supo zafarse de la almadraba que le tendió la defensa nazarí y acabó por ser él quién le clavó dos arpones a los pescadores de la cofradía del armador Diego Martínez. Luis Suárez, un tiburón caribeño, olió la sangre eibarresa pero no pudo echarse nada a la boca, entre los topillos que moteaban de marrón el verde entorpeciendo su carrera y el espigón infranqueable de Dmitrovic, que tiene hechuras de portero de balonmano o de la Mae. Rui Silva, que como el arquero serbio tiene muchos pretendientes y un compromiso por caducar, cumplió como es habitual su papel con creces, al igual que revulsivo Molina.
Una derrota que muchos granadinistas derrotistas daban por descontado, al menos en Twitter, pero que escuece igual o más si cabe por la frustración que supone caer una temporada tras otra ante un equipo todavía más humilde que el propio. Súmenle lo de comenzar el año con el pie izquierdo –concretamente, con el de Bryan Gil estampado en el trasero–. Lo bueno es que no hay tiempo para lamerse las heridas, ya que toca ponerse la térmica y la armadura rojiblanca para en apenas 48 horas batallar en el Reino de León.
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