La posibilidad de participar en las rondas previas de la UEFA Europa League (UEL) fue considerada un gran premio al excepcional trabajo de la temporada ... pasada. Llegaron las mismas y el equipo avanzó firme hacia la fase de grupos, tras eliminar al Teuta Durres, Lokomotivi Tblisi y Malmö. Tras cuatro partidos de esta fase de grupos, el Granada encabeza el suyo con diez puntos sobre doce, con PSV Eindhoven a cuatro puntos y PAOK Salónica a cinco. Está cerca de la clasificación matemática a dieciseisavos de final. La participación era un premio, pero visto el rendimiento del equipo en la UEL, parece que las victorias rojiblancas en Europa se convierten ya en algo habitual -seis de siete-.
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El Granada, a pulgadas de los dieciseisavos de final
Se partía en la lluviosa noche del jueves de una situación de incertidumbre tras el tropiezo liguero en casa ante el Valladolid, donde el Granada pareció haber perdido, tras dos semanas de acontecimientos desconcertantes, algunos rasgos de su personalidad, con signos de debilidad defensiva, carencias en el posicionamiento y falta de reacción adecuada ante la adversidad. Había expectación por comprobar la capacidad del cuadro de Diego Martínez de renacer y levantarse tras la decepción liguera, a la que se había unido al inicio de la semana la mala noticia de la lesión de Ángel Montoro, que ve una vez más veía cercenada su cualificada contribución al juego del equipo con una nueva lesión producto de la mala fortuna.
El Granada europeo se mostró muy superior en dominio, juego y creación de oportunidades a su rival chipriota, el Omonia. Y además contó con un gol tempranero de Suárez que lo adelantaba en el marcador y le daba tranquilidad. No supo cerrar el partido y un despiste defensivo en la segunda parte permitió al rival equilibrar el duelo, exigiendo una reacción de los rojiblancos, liderada por un Machís en estado de gracia, que facilitó la segunda diana de Soro. El ex del Zaragoza fue una de las mejores noticias del encuentro gracias a su buena actuación como titular en el escaparate europeo.
El Granada volvió a levantarse ante el equipo chipriota, sin excesiva brillantez, aún falto el equipo de recuperar esa velocidad de crucero que cortaron los contagios de la Covid-19 y las decisiones incomprensibles de la LFP. Ganar cuando no se está en el mejor de los momentos da confianza para recuperar las buenas sensaciones que se habían tenido hasta el viaje a Nicosia.
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El domingo toca otra vez competir en la liga regular, ante un Celta en posición muy comprometida y con nuevo inquilino en su banquillo. Al jueves siguiente, Diego Martínez y los suyos pueden escribir una nueva página exitosa de este Granada ante un histórico de Europa, el PSV Eindhoven. Continúan en todos los frentes los sueños rojiblancos.
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