Germán Sánchez vigiló en corto a Luis Suárez durante todo el partido. ALFREDO AGUILAR
Granada - Atlético

Tres contra Suárez

La contracrónica ·

Diego Martínez dispone a Germán, Domingos y Vallejo en la zaga y encarga al barbado de San Fernando que echase el aliento al uruguayo cada vez que intentase algo y que, si podía ser, fuese muy lejos de Rui Silva

Domingo, 14 de febrero 2021, 01:44

Hay futbolistas que por sí solos merecen que un rival condicione absolutamente su sistema por ellos. Más aún si son delanteros y están congraciados ... con esa suerte que es el gol, que a fin de cuentas es la única que marca la diferencia en el fútbol entre la victoria y la derrota, la gloria o el fracaso. La que define a qué bolsillo van los millones, hablando claro. Luis Suárez es uno de esos elegidos, alguien que nació marcando goles y ni él mismo sabe por qué. A veces parece que tira el desmarque hacia el lado contrario al que va la pelota, pero esta acaba corrigiendo su trayectoria como si tuviese vida y fuese su mascota, mansa a sus pies.

Publicidad

El fútbol ha demostrado en incontables ocasiones que defender con más no tiene por qué equivaler a defender mejor, pero siempre tranquiliza que al futbolista más peligroso del rival lo tengan vigilado entre tres hombres. Podrá escapar de uno, quizás de dos, pero de tres se antoja más complicado. Diego Martínez dispuso a Germán, Domingos y Vallejo en la zaga y encargó al barbado de San Fernando que echase el aliento a Suárez cada vez que este intentase algo. Lo merecía. Cuando tiene el balón controlado en el área pasan cosas, y el Granada quería que no pasase nada, o que al menos fuese muy lejos de Rui Silva.

No le tembló el pulso a Diego Martínez a la hora de pedirle a sus jugadores, con la que llevan encima, que apretasen muy arriba a este Atlético de Madrid líder indiscutible de LaLiga. El vigués quería que se jugase más en el campo rival que en el propio y lo consiguió durante muchos momentos. Sus centrales mutaron en pirañas sin miedo a la persecución, tenaces en los balones divididos, sin miedo a correr luego hacia atrás. Vallejo se multiplicaba.

Consiguió el Granada que Suárez, siempre tan cómodo en la refriega, acabase harto. No fue su partido y ni siquiera sacó beneficio de las discusiones que suele dominar. Tuvo un duelo de western en el área, más tenso que una noche en la Isla de las Tentaciones, cuando Ángel Montoro le plantó cara antes de un saque de esquina. Se aguantaron la mirada como si estuviesen ubicándose mutuamente en el pasado de cada uno hasta que aparecieron Germán y Domingos para recordarle que si se metía con alguien se metía con todos. En aquella guerra psicológica también se dejó ver Savic, un central que parece contratado en la 'deep web' y que lleva escrito en la cara que tiene primos aún mayores que él.

Publicidad

Los futbolistas del Atlético de Madrid vestían de fosforescente como guardias civiles de tráfico en un 'checkpoint' del confinamiento perimetral. Los de Simeone gozan esta temporada de la autoridad que les infunde Suárez, futbolista que gana partidos por sí solo, y de la credibilidad que les concede aunque sea de rebote el descrédito del Barcelona y el Real Madrid. Pasaban pocas cosas por el centro y muchas por las bandas; en una echaban carreras Carlos Neva y Marcos Llorente y en la otra se vacilaban Hermoso y Kenedy, que le llamaba de todo menos por su apellido.

El Granada controló todo lo que tenía que controlar, que era esencialmente a Luis Suárez, pero nadie escapa de lo inevitable. Un tiro inofensivo de Correa subió por el pie de Vallejo e hizo la del tobogán pero a la inversa. Así también se ganan las Ligas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad