El Granada vuelve a ser feliz en el Martínez Valero

El Granada se hizo reconocible hasta en los andares. Con una alineación casi de gala, saltó al campo con las hechuras de hace unas semanas, cuando levitaba. Entonces no estaba tan enfrascado por el ritmo europeo ni había sufrido la tortura de una cuarentena por exceso de celo. Ese equipo fresco e inteligente, que apretaba y se desplegaba como un acordeón, se aposentó en el verde y puso desde el principio las cosas difíciles a un Elche bien trabajado y con entusiasmo, pero sin los recursos que manejan los rojiblancos, que recuperaron el blindaje.

No exprimirse el jueves en Grecia fue sanador para ciertos futbolistas. Paradigmático lo de Yangel Herrera, que con un prodigioso salto intercedió pronto con un remate duro con la testa. Édgar Badía apareció para evitar el cabeceo picado del venezolano. La conexión 'vinotinto' con Machís quedó expedita, aunque el extremo de Tucupita montaba sociedades más rápido que en Panamá. Tuvo un benefactor en Milla, al que le llegó el frac que lució Kroos con el Atlético de Madrid. Hasta la pajarita llevaba al cuello con esos pases largos teledirigidos.

Los ilicitanos ofrecieron resistencia. Conjunto humilde, abnegado, que extrae mucho de su limitado fondo de armario, como el Granada de la campaña pasada. No extrañan los elogios de su técnico a los nazaríes, a los que toma de ejemplo. De un mal despeje de Nehuén, que acabó en córner, se generó uno de esos barullos aéreos en los que la pelota brinca sin dueño hasta que Verdú sacó un zurdazo que pilló atento a Rui Silva. Esto y un avance rápido, en el que Josan no pudo marcharse de Neva, constituyeron lo mejor en su balance ofensivo inicial.

Los rojiblancos intensificaron su atención desde entonces. Reiteraron desplazamientos a Machís, al que le brillaban los ojos. Josema, su par, quedó amonestado y dejó el camino sin control aduanero. Por la otra vera andaba impetuoso Suárez, esquivo en un par de controles que si llega a orientar le hubieran medido con Badia. Encontró un hueco al final tras dejada de cabeza con Machís, pero no doblegó a aquel cancerbero que pasó por el filial del Granada en su día.

Machís atormentaba a la zaga local, con un intento de zurda en el que le cargaron con exceso, pero González Fuertes no vio penalti. Boyé, en el otro lado, participaba en cada refriega, pero el protagonismo era para el 'avión' venezolano. Yangel le buscó una vez más en un contragolpe y el 'once' nazarí fintó a Marcone, que le salió al paso, con habilidad de bailarín y la fortuna de los intrépidos. Llegó al área y oteó a Suárez, con el colmillo en sangre, que golpeó la bola como si llevara un stick de hockey. Ya es 'pichichi' el colombiano en Liga; se consolidaba Machís como el rey de la asistencia.

Almirón se cargó a Pere Milla al descanso para apostar por Raúl Guti y retiró a Josema, un peligro con su amarilla a cuestas, para que la fuga la tapara Miño, pero este se llevó una tarjeta a los tres minutos de andar sobre el tapete. Paró a Machís de la única manera posible, la ilegal. Soldado buscó su gol y el Elche no terminó de desanimarse, pero superar al Granada requería un serrucho.

Dio un paso adelante el Elche y se quiso escapar Suárez como respuesta, pero tras una exhalación se precipitó en el pase al hueco hacia Milla, cambiados de rol. Barragán cazó a Suárez, pero hacía falta una maza para pararlo. Siguió embistiendo y probando. Se frota las manos cuando ve la pradera sin árboles. Herrera tuvo un chut ante Badía desde la línea de fondo, con una serie de rebotes por dentro en los que Soldado reclamó mano en una volea que dio en Miño. Cada repetición pareció una cosa distinta. En la sala VOR hicieron mutis por el foro.

El partido estaba en manos del Ganada, pero no lo terminaba de estrujar. Soldado, participativo, tenía la persiana bajada. Eso daba esperanza al Elche, con una escapatoria de Boyé que se le fue a la grada. Había espacios de sobra y Machís provocó una falta en la frontal que demandó tirar Soldado. Se le fue a la barrera pero agarró el cuero para meter un centro con caída que cabeceó Gonalons y sacó Verdú con una acrobacia, aunque había fuera de juego del francés.

Diego enjauló a Suárez para seguir recuperando a Puertas. El gallego abrazó al cafetero con cariño, como luego haría con Soldado, que sigue con la sequía pero hace un trabajo monstruoso que el preparador valora. La escuadra procedió al repliegue. Respondieron con solidez tanto Domingos Duarte como Nehuén Pérez, quien pasó el examen con nota ante la ausencia de Germán.

Solo faltó algo más de efectividad para acompañar el epílogo con mayor tranquilidad. No faltaron las sonrisas de alivio al cierre antes de ver, este lunes, quién toca en los dieciseisavos. Volvían a ser ellos mismos. Compactos, fiables... el Granada del 'chamán'. Con 18 puntos a buen recaudo, la intriga de los bombos y las bolas será un acontecimiento para disfrutar.