El Granada se vuelca pero no le alcanza para remontar a un Villarreal eficaz
Un madrugador gol de Gerard Moreno, tras una ocasión clara de Soldado, da una renta valiosa al rival que los rojiblancos no logran rectificar pese a sus muchos intentos
Sábado, 20 de junio 2020, 01:06
Toda la eficacia que el Granada tuvo en el Villamarín desapareció en Los Cármenes frente al Villarreal, un equipo cualificado hasta con su segunda unidad. ... Tres victorias le adornan en esta reanudación y no parece fruto de la casualidad. Su juego no pasa por un momento brillante, ni falta que le hace. Posee un porterazo, Sergio Asenjo, y un goleador oportuno, Gerard Moreno, el pichichi nacional. Lo fundamental para decantar la frágil balanza y frustrar a los rojiblancos, de nuevo sumergidos en un intento de remontada, esta vez aplacado. No faltaron las intentonas, pero nadie encontró la manera de acertar entre palos. Asenjo madrugó para firmar la parada de la jornada ante Soldado y el 'nueve' amarillo se tomó su oficio con seriedad pocos minutos después, en el 0-1. Suficiente para que los puntos volaran y que el escalón europeo se aleje para los nazaríes. Un sueño, nunca una exigencia para una escuadra que ya ha cumplido, aunque ha de evitar calzarse las chanclas y seguir marcándose objetivos retadores.
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Granada
Rui Silva; Víctor Díaz (Foulquier, m. 83), Domingos Duarte, Germán Sánchez, Carlos Neva (Gil Dias, m. 77); Yan Eteki (Azeez, m. 60), Yangel Herrera, Fede Vico (Antoñín, m. 60), Antonio Puertas; Roberto Soldado (Machís m. 46) y Carlos Fernández.
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Villarreal
Sergio Asenjo; Rubén Peña (Mario, m. 80), Sofian, Albiol, Alberto Moreno; Morlanes (Anguissa, m. 55), Iborra, Moi Gómez, Javier Ontiveros (Chukwueze, m. 65); Bacca (Paco Alcácer, m. 55) y Gerard Moreno (Cazorla, m. 80).
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GOL 0-1, m. 11: Gerard Moreno. Escapada del delantero a la espalda de la defensa tras un envío largo, que le permite avanzar hasta el área y cruzar un tiro raso y ajustado que rebasa a Rui Silva.
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ÁRBITRO Cuadra Fernández (comité balear): Amonestó a los visitantes Alberto Moreno (m. 20), Chukwueze (m. 86) y Sergio Asenjo (m. 90)
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INCIDENCIAS Partido correspondiente a la jornada 30 de LaLiga Santander, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, a puerta cerrada para el público.
El fútbol envuelve ciertos misterios y alberga algunas sorpresas, pero a veces se decanta por lo más obvio. Se discute mucho sobre la manera en la que transita el balón, pero nadie puede rebatir que las áreas dictan sentencia. En ellas se evalúa el trabajo pero a veces no se premia la reiteración, sino el acierto. Cuando florece la calidad, puede resultar más que suficiente. Los méritos salidos de la abnegación a menudo no se imponen frente al talento. La billetera pesa porque compra la calidad. La diferencia entre unos y otros se percibe también cuando se escarba en los banquillos y los suplentes parecen tan competentes o más que algunos titulares. Así se comportó el Villarreal, que ganó sin brillo, pero ganó, guardando figuras. Parecía verlas venir ante un Granada que hostigaba y que acabó al galope, pero sin claridad.
El argumento quedó de lo más simple. Uno perdonó y lo lamentó. El otro se salvó de milagro y luego respondió. Lo demás, una búsqueda sin conclusión feliz para los anfitriones. El Villarreal se sacó poco el corsé, aunque cuando lo hizo metió miedo. A Alcácer se le apagó la luz y dejó la derrota en algo mínimo.
Los rojiblancos salieron con arrojo en el comienzo, apretando al rival, queriendo robar lejos de Rui Silva para luego progresar como centellas. Yangel Herrera, en el nudo, alentaba el asedio, aunque echó de menos a Gonalons. Carlos Fernández y Soldado compartieron frente, atados en corto esta vez, sobre todo por alto, inmenso Albiol. Puertas por la izquierda y Fede Vico por la derecha empezaron siendo las bandas, ambos a pie cambiado, haciendo un acordeón para juntarse con los pivotes en la recuperación y lanzarse por fuera ante cualquier despiste.
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El cordobés, desde el sector zocato, se encontró el rechazo de una pelota tras una falta y centró con violencia. El balón, como teledirigido, botó y pasó de largo para llegar a Soldado, intuitivo. Tenía similitudes con la diana de Sevilla; estaba solo y en ventaja para volear, aunque más próximo a Asenjo que a Joel. Una aparente ejecución sencilla, a quemarropa, perfecta para un francotirador reputado. Pero Asenjo hizo un aspaviento inesperado, imperceptible hasta la repetición, a contrapié, agitando la derecha en el vuelo hacia la izquierda, como Neo en Matrix. Al tiro no le faltó dureza, pero la trayectoria cambió con brusquedad gracias al roce de la manopla derecha. Se marchó a córner, ante la cara de incredulidad de Soldado. No se recuperó desde entonces. Entró en erupción, con el fiasco en la mente, peleado con el mundo.
El Granada no aflojó en su intento de asfixia ante un Villarreal proclive al pase por raso. Rubén Peña, sin embargo, decidió lanzar uno en largo ante el agobio. El desmarque de Gerard Moreno demolió la zaga rojiblanca. Se escabulló en un hueco libre de trampas entre Germán y Carlos Neva. Corrió con ventaja ante el despiste de los gaditanos y cruzó el tiro a la perfección, demasiado esquinado para Rui.
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El tanto contagió el desánimo entre los locales. Intentaron salir del trance, pero seguían sonados. Les pasó algo parecido con el Getafe y en las rectificaciones hallaron la ruta para reaccionar. El Villarreal se pertrechó y el grado de exigencia a su zaga fue en aumento con el paso de los minutos, pero soportó la osadía rojiblanca.
Antes del descanso pudo agravarse la desgracia con un lanzamiento de Ontiveros que rozó en la chepa de Víctor Díaz, provocando un efecto tóxico que llevó la bola al larguero. Con el filo tan romo, Diego Martínez buscó el desequilibrio con Machís por Soldado en el entreacto.
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El Granada se configuró con un mediapunta, Vico, dejando la zurda para el venezolano y la diestra para Puertas. Machís salió encorajinado, intentando buscar rendijas en zigzag, con Herrera dando más zancadas al frente.
Querían los rojiblancos elevar el ritmo hasta provocar el descarrilamiento del rival, pero el Villarreal seguía indemne, encendiendo la rueda de cambios para no perder fuelle. Cruzaban balones ante Asenjo, pero nada iba a su sitio. Diego soltó a Azeez por dentro y Antoñín en ataque, con hechuras de potro y ganas de labrarse un nombre en la élite. Pero los amarillos seguían de cuerpo entero y enseñaban los dientes de vez en cuando. Carlos Fernández, fundido tras tanto sobreesfuerzo, trató de rescatar a los suyos de la niebla, pero también tenía la mira empañada.
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El Granada puso tesón, quemó munición y rozó el empate ya en las postrimerías, con Germán incorporado como 'panzer'. Anestesió el balón con la frente y se lo sirvió a Puertas. El almeriense marcó los tiempos con ortodoxia pero tampoco encontró la tragona. El equipo afrontó una prolongación de siete minutos, con Gil Dias chequeado en el lateral izquierdo –un desastre–. El grupo se abalanzó por el sector contrario, pero dejó lagunas atrás. Con mucho menos bagaje, rascó puntos y hasta alguna victoria sabrosa. Ayer no le alcanzó. Se despega de Europa, pero el camino de la dignidad persiste. Hasta en la derrota, nadie se deja nada en los bolsillos. Lo que pasa es que hay otros a los que les pesan más y por eso, hasta en días tontos, salen adelante, como le pasó al Villarreal. Los conjuntos como el Granada se lo tienen que currar mucho y a veces no les llega.
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