El Granada se reencuentra con sus principios en el momento más exigente
Análisis ·
Pareció tocar fondo tras el 1-2 parcial, pero reacciona agarrado al talento y el coraje de unos futbolistas que estaban bloqueadosLunes, 21 de marzo 2022, 00:19
El Granada pareció tocar fondo tras el 1-2 parcial en Mendizorroza. El gol de Manu Vallejo cerró una rápida reacción del Alavés y estaba ... encargando la mortaja para los rojiblancos. En el caso de que hubiera encajado otro tanto o alguno más, sin respuesta alguna, se habría metido en descenso irremediablemente después de muchas jornadas laminando su diferencia respecto a la zona crítica. Caer a plomo en los puestos de bajada a Segunda podía tener un efecto psicológico perverso, acentuar el hundimiento de la nave. Sin embargo, en el momento más exigente, el Granada despertó y se reencontró con sus principios. Pasaron muchas cosas y la mayoría buenas para el conjunto de Rubén Torrecilla, quien leyó fenomenal las necesidades de la batalla. Se encomendó al talento y el coraje de unos futbolistas a los que se ha afanado en desbloquear en lo mental hasta conseguirlo.
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El técnico, que había colocado a Soro de provisional carrilero zurdo tras la lesión de Neva, remodeló su planteamiento con los ingresos de Puertas y Suárez. Línea de cuatro atrás, con Escudero de lateral y no de central, el almeriense en la derecha y el colombiano junto a Jorge Molina, en un clásico 4-4-2.
Mendilibar, mientras tanto, disparó en el pie retirando a su estrella Joselu. Cuando Puertas estableció el 2-2, eliminó al goleador Vallejo para meter a Jason y quitó aun pivote defensivo como Loum para introducir a un organizador, Pere Pons. El empate no le valía a los babazorros y de esa ansiedad se supo aprovechar el Granada. Torrecilla fortaleció la medular con Eteki, inédito desde hace meses pero dominador del juego 'subterráneo', y soltó a una luminaria como Machís arriba, junto a Suárez. Puertas ya había salido con ganas y la diana le revitalizó, pero sin duda que los dos sudamericanos se enchufaran al fin se antojaba fundamental. El de la Vinotinto, porque desde empezó sus amagues de salida en enero y su traspaso frustrado, parecía una mala copia de sí mismo. El cafetero, porque sin marcar la ansiedad le desborda. Ejercieron un papel revolucionario. Hubo jolgorio y una de esas piñas al final que corroboran la unidad del vestuario.
Este grupo no había bajado los brazos, pero sí tenía perdido el rumbo. La racha negativa contribuyó a distanciar a la plantilla del cuerpo técnico anterior. Robert Moreno, que nunca alcanzó el grado de empatía con los futbolistas de su predecesor, acentuó la fractura con varias decisiones erráticas que consumieron su crédito y le llevaron al despido. Torrecilla, desde la sencillez y la experiencia de haber sido jugador, con el conocimiento privilegiado de haber observado a este Granada desde fuera en el éxito y en el fracaso, se afanó, junto a sus auxiliares, en devolver a la confianza y restablecer los principios básicos que llevaron lejos a la escuadra. Puso de relieve el legado de Diego Martínez, los valores que gravitan sobre la intensidad y el espíritu competitivo.
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Todo eso estuvo presente en esos últimos minutos del encuentro en Vitoria. Un conjunto que fue con decisión a por la remontada, que tiene argumentos de sobra para huir de la quema y que luego supo manejar su ventaja evitando problemas a su porterazo, Luís Maximiano, héroe de la primera mitad, desguarnecido en un buen tramo de la segunda parte pero protegido en la recta definitiva. El Granada hizo lo que tenía que hacer para que no se le fuera el marcador.
La victoria alivia y deja muchas lecciones. Torrecilla tiene 'benditos' dilemas. Uno de ellos, decidir con qué sistema jugará en adelante. Los tres centrales no son la clave de la vulnerabilidad, sino la desatención, pero sí es evidente que el Granada se soltó más con una más característica línea de cuatro atrás. La notable actuación de los revulsivos reabre debates en la titularidad. En condiciones normales, parecería complicado discutir las titularidades de Suárez, Machís o Puertas, pero todos habían perdido un poco el hilo. Ahora, en estado de optimismo, competirán por el puesto de un Collado que saca su calidad aunque todavía no con la frecuencia que debiera y un Uzuni que se deja la piel, aunque le falte pausa.
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El grupo necesita pulir aspectos defensivos, seguir soltándose en lo anímico y potenciar el aspecto físico. Ha encontrado en Petrovic un fiel aliado de Milla. El serbio, poco ornamental, es firme en todo lo que hace, con un gran despliegue y buen pie. Ambos pueden ser compatibles con Gonalons y Montoro cuando se recuperen.
Vaciar la enfermería, a la espera del regreso de los internacionales, será otra de las cuestiones a abordar en las próximas semanas. Torrecilla, se ha demostrado, cuenta con todos, como ha ocurrido con Soro y Eteki, veremos si con Bacca también. De momento, como ocurrió con Robert Moreno, no le está dando cancha al joven Arezo, el fichaje más caro en invierno pero aún por descubrir. Quizás una dinámica menos angustiosa permita verle más. Otro chaval, el canterano Adri Butzke, sí empieza a sonreír en su cesión en Portugal. Estrenó titularidad con un gol que contribuyó a la victoria del Paços de Ferreira.
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