Alemañ y Faye se abrazan. José Miguel Baldomero

Málaga - Granada | La crónica

El Granada se levanta de la lona

Punto de oro para los rojiblancos en La Rosaleda tras empezar perdiendo por 2-0, pero los goles de Pau y Alemañ recuperan en lo anímico a un equipo que va de menos a más

Sábado, 6 de septiembre 2025, 23:11

Cuando peor estaba, el Granada se levantó de la lona. Iba camino de su cuarta derrota de manera inevitable. A los 20 minutos, ya perdía ... 2-0, en las dos primeras intentonas a puerta del Málaga. Solo hay una medicina ante una parálisis así; administrar goles a favor en vena. Pau Casadesús convirtió una secuencia con tiempo aún para el entreacto. En el receso, los rojiblancos sanaron sus heridas y Alemañ, una de las novedades sobre el terreno, concretó el 2-2. A partir de ahí, las fuerzas se igualaron, pero los rojiblancos dieron sensación de equipo algo más estable por primera vez, enjugando el comienzo tétrico. Pacheta, que sigue testando dibujos, logró romper la racha negativa al menos con un punto de oro tras verlo todo tan negro. Algo de ánimo en medio de la depresión.

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Pacheta buscó tapar el agujero que tenía en el área izquierdo reconvirtiendo a Álex Sola, recién llegado, al carril y acumulando tres centrales para detener a los intrépidos malaguistas. Sin embargo, la zaga rojiblanca tuvo textura de flan en esos compases. Andaba el Granada tomándole la medida al campo, intentando Faye escabullirse por el costado, muy pendiente de Larrubia, cuando el gol local se sirvió desde el otro costado.

Málaga CF

Herrero; Puga (Gabilondo, m. 46), Murillo, Francisco Montero, Dani Sánchez; Rafa Rodríguez (Carlos Dotor, m. 61), Izan Merino, Larrubia (Aarón Ochoa, m. 78), Joaquín (Lobete, m. 61); Juanpe; y Chupete (Eneko Jauregui, m. 85).

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Granada CF

Luca Zidane; Pau Casadesús (Rodelas, m. 82), Oscar Naasei, Manu Lama, Loïc Williams, Álex Sola (Hormigo, m. 72); Sergio Ruiz (Rubén Alcaraz, m. 69), Pedro Alemañ; Pablo Sáenz (Arnaiz, m. 69), Souleymane Faye y Bouldini (Jorge Pascual, m. 46).

  • GOLES: 1-0, m. 14: Chupete; 2-0, m. 20: Chupete; 2-1, m. 30: Pau Casadesús; 2-2, m. 51: Pedro Alemañ.

  • ÁRBITRO: Salvador Lax (comité murciano). Amonestó a los locales Montero (m. 64) y Juanpe (m. 68); y al visitante Bouldini (m. 45).

  • INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 4 de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio de La Rosaleda ante 26.601 espectadores.

Juanpe puso uno de esos centros que se adentran hacia territorio enemigo y pese a la nutrida presencia nazarí, nadie supo marcar de cerca a Chupete, como si el balón picara. La retaguardia amagó con tirar el fuera de juego, pero Sola se quedó enganchado y facilitó un cabeceo parabólico del ariete local, con un Luca Zidane que contempló cómo le superaba por arriba.

El golpe dejó sonado a los granadinistas, viendo pajaritos. Tanto, que Chupe se volvió a comer la papilla en el piso visitante. Fue Joaquín quien dirigió la pelota hasta el mismo sector que antes, pero esta vez para que entrara Larrubia con el flequillo para que Chupe, al límite, conquistara su doblete.

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Desarbolado, el Granada parecía al borde de la dimisión. Arriba, como respuesta, un torpe disparo con la derecha de Pablo Sáenz, cayéndose, mal perfilado con su pierna menos hábil. El Málaga se mostraba agresivo, duro en los duelos, y solo había un futbolista de rayas horizontales que, a fuerza de arrebatos, iba conquistando metros por la banda. Era Faye, quien generó una hendidura en el telar enemigo. Se desmarcó por la izquierda, caracoleó un poco y se la dejó a Sola, quien vio muy solo en el área a Bouldini. No se sabe si el marroquí controló mal o prefirió ceder un pase atrás estando en el punto de penalti, aunque de espaldas, pero lo cierto es que, voluntario o no, se convirtió en la mejor decisión posible. Pau Casadesús, lateral con alma de delantero, apareció por la corona del área y su chut tuvo un roce afortunado en Murillo para que claudicara Herrero bajo palos.

El recorte alivió al Granada, aunque Larrubia tuvo una volea en una irrupción que retrató el sistema defensivo visitante. Bouldini vio una amarilla con tintes rojizos en un choque con Dani Sánchez, al filo del descanso. En el alargue, ese verso suelto llamado Faye encontró un hueco para tirar a meta, pero el poste evitó el 2-2, que habría despejado la mente de este equipo tan lleno de dudas.

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Pacheta, con la experiencia de otras citas, quitó a su delantero centro, ya amonestado, y coló a Jorge Pascual, quien tuvo un gran remate picado al poco de la reanudación a centro con el exterior de Sola.

El almeriense, frenético, se topó con otro palo más tarde, aunque invalidado por fuera de juego de Sergio Ruiz, en la trayectoria, pero ya era evidente que el Granada había recuperado fuelle. Lo definió con el empate, en otra profunda subida de Faye con envío hacia Pablo Sáenz en la frontal. Su intento a puerta lo despejó Herrero con mucha dificultad, pero justo hacia la parcela por la que apareció Alemañ para remachar. De nuevo, hubo que tirar líneas en la pantalla, pero llegó el 'ok' para júbilo rojiblanco.

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No había ni un rato de asueto porque el Málaga continuó eléctrico en sus avances, pero el Granada mostraba carácter en la contención, algo inusual en este arranque liguero. Dotor, nada más aparecer en el campo, comprometió de nuevo los mecanismos en un remate de escorzo, llegando desde atrás.

Debutó Alcaraz por Sergio Ruiz, que es de los que mastica cerillas y no hace prisioneros, y se encajó Arnaiz en la izquierda, lo que trasladó a Faye a la derecha. Pronto apareció también Hormigo por un ya desfallecido Sola. El Málaga se encontraba un oponente más repuesto, al que ya no tenía tan fácil golpear.

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El Granada trató de rascar en el balón parado y luego con un servicio de Rodelas desde la derecha, último en aparecer, en el que Pascual no supo meter sus rizos de león. Prosiguió Chiqui peleando por el flanco hasta que vino un alargue de seis minutos.

Fue un tramo deslavazado, con más imprecisión que aciertos, con un Granada más sólido, sin renunciar a atacar, pero sin el manejo necesario en el campo contrario. Con más cicatrices en sus filas, puede que este conjunto de cadetes pueda espabilar. Falta le hace.

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