Más libros y menos físico
Cartas desde China ·
Es momento para coger aire, para abrir la mente, para mejorar como personas y, por consiguiente, como jugadores de fútbolFernando Signorini es más que un preparador físico, es un preparador de futbolistas. Un ayudador perseguido, que diría su amigo Rubén Rossi. Ambos son ... grandes maestros del juego del fútbol que en cada intervención sientan cátedra sin las maneras habituales de los catedráticos, es decir, sin formas concluyentes o dogmáticas, sin la autoridad que se les presupone a los que saben. Son maestros de verdad porque ni entrenar a Diego Armando Maradona ni ser campeones del mundo en categoría juvenil les quita la humildad ni las ganas de seguir aprendiendo.
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Periodismo y compromiso
Escucharlos es dirigirse de cabeza hacia nuestra naturaleza más esencial, algo que a veces puede terminar siendo realmente incómodo: se hacen expertos en ponernos a los pies de lo que somos. También ahora, en época de cuarentena, encierros y coronavirus, cuando todos los profesionales intentamos legitimarnos con planes de entrenamiento hiperdesarrollados adaptados a la casa –para no perder la famosa forma que en verdad ni se gana ni se pierde, sino que se tiene o no se tiene–, el profe Signorini sorprende diciendo: «Es un tiempo ideal para que cada cuerpo técnico le ofrezca al jugador algo que lo haga pensar: cuentos, documentales sobre ética del deporte y compañerismo, cosas que los mejoren. Nadie se ocupa del futbolista persona. Ya habrá tiempo para entrenarse».
Más formación y menos deformación, más descubrirse y menos desarrollarse en inventivas, que diría Rossi. «Habría que decirles a los preparadores físicos que más que trabajos físicos, porque después ya habrá tiempo para ponerse a tono, les acerquen a los jugadores libros que los puedan ayudar a ser mejores mañana y a sensibilizarlos».
Es momento para coger aire, para abrir la mente, para mejorar como personas y, por consiguiente, como jugadores de fútbol. Es momento para ponerse a leer o escuchar, pues un buen libro o una buena conversación están más cerca de la realidad del juego que encerrarse en un espacio de 3x3 metros con dos mancuernas, un elástico y una esterilla, con objetivos anaeróbicos (que significa vidas sin aire) y una cámara de vídeo preparada para nuestra siguiente historia de Instagram.
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