El Granada femenino se divierte al son de Laura Pérez

No hubo tiempo para la incertidumbre. El Granada sacó lo mejor de sí desde el primer minuto para recuperar para su causa a los aficionados más escépticos con el proyecto. Las rojiblancas no terminaban de demostrar su potencial en un arranque liguero de luces y sombras, pero ante el Sevilla sí que se encendió la bombilla. El técnico Arturo Ruiz alineó de inicio a Andrea Gómez y Miku, dos variantes con respecto a la última jornada ante el Real Betis en su 4-4-2 de confianza.

La primera actuó de bisagra entre el centro del campo y el ataque granadinista, aportando velocidad y visión a la jugada. La segunda se compenetró con su compañera Mingueza para desesperar a la sala de máquinas hispalense, que echó en falta las piernas de la exnazarí Pamela. La uruguaya no entró en la convocatoria de David Losada, pero viajó con el equipo y se reencontró con su antiguo hogar.

Desde la zona de autoridades presenció la exhibición de sus antiguas compañeras, que se adelantaron en el minuto 24 con una exquisita vaselina de Alexia que sorprendió a Aguirre. El centro lo puso al segundo palo Laura Pérez con todo un guante en su pie derecho, el mejor de la Liga F. La granadina finalizó el duelo con seis asistencias en lo que va de campaña, dos por encima de nombres de élite como los de las blaugranas Hansen y Alexia Putellas.

El sexto pase de gol se lo sirvió a Edna al primer palo, que remató a placer antes del descanso. El Granada manejaba la pelota a su antojo. Del centro a la izquierda, del centro a la derecha, de atrás a adelante y de adelante hacia atrás. Las futbolistas del Sevilla persiguieron sombras en un partido para olvidar. Así se lo reflejó su entrenador en los vestuarios con una bronca de aúpa que se escuchó en toda la Ciudad Deportiva. No causó efecto.

Aunque las visitantes empezaron el segundo tiempo más intensas en las pelotas divididas, Alba Pérez encontró el hueco para colarse a la espalda de Débora y asistir a Edna, que remachó impecable al fondo de la red. Fue la sentencia con más de 40 minutos por delante. Todo un festival contra un adversario que miraba a puestos europeos, lo que saca a relucir el potencial de las nazaríes cuando el plan se cumple a rajatabla. Una intención que el cuerpo técnico debe convertir en costumbre. No será sencilla la misión. Hasta entonces el Granada sube a la mitad de la tabla con nueve puntos. Cuatro por encima del descenso.