El gladiador de La Guaira no nota el parón competitivo
Yangel Herrera fue titular, pese al retraso en su vuelta a los entrenos, y supo batallar en un duelo intenso del que salió con su décima tarjeta amarilla
Chema Ruiz España
GRANADA
Sábado, 13 de junio 2020, 02:02
Diego Martínez volvió a confeccionar una alineación más de tres meses después de esbozar su último 'once', en casa del Levante, aunque demostró que este ... nuevo fútbol conserva cosas de aquel que se practicaba antes del confinamiento. Entre ellas, su plantel de gala. Apenas varió una pieza del que cualquier hincha podría haber predicho en los días previos al duelo. La principal novedad con respecto a los hombres que saltaron al Ciutat de Valencia fue la presencia de Yangel Herrera, también ausente en el cruce de la primera vuelta ante el Getafe. El vinotinto fue protagonista en el regreso a los entrenamientos por dar positivo en el primer test serológico y, por tanto, comenzar más tarde que sus compañeros la preparación, pero este retraso no se notó sobre el verde.
Publicidad
El de La Guaira recuperó su plaza en la medular, acompañado por Gonalons y alineado con los dos carrileros. Comprendió pronto que lo que tendría lugar en Los Cármenes no sería un amistoso reencuentro entre getafenses y rojiblancos, sino que más bien sería una refriega cuerpo a cuerpo. Se puso la armadura de gladiador y sólo le faltó cuestionar a la grada, como Russell Crowe en la oscarizada película: «¿Os habéis divertido?». Pero claro, allí no había nadie.
Creció con el paso de los minutos, mucho más participativo tras la reestructuración en defensa. Empezó demostrando a Timor que físicamente es un roble. Dejó una muesca en la testa del mediocentro azulón, que se la devolvió anotando en sus narices. Cucurella se adelantó a Yangel Herrera para cazar el rechace de Rui Silva y la cedió para el centrocampista, que puso el balón en la escuadra antes de que el rojiblanco le pudiera encimar.
Se ofreció continuamente para facilitar la salida del balón, aunque su línea de pase fue obstruida con frecuencia. Por momentos, fue el único capaz de pausar el juego y darle cierto criterio durante un primer acto en el que los nazaríes no supieron batallar. Tras el descanso, imprimió profundidad a sus intervenciones. Su potencia se impuso a la improvisada sala de máquinas de Bordalás, pese a que la contundencia de Etebo casi le noquea en el 60'. Poco después, vio su décima amarilla en Liga tras derribar a Jorge Molina, una acción que puso fin a su encuentro –le sustituyó Gil Dias– y que le dejará sin jugar en el Villamarín.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión