La táctica es íntima
Cartas desde Chile ·
Solo los jugadores llegan a ella, deshaciendo conceptos en su relación con las cosas, construyéndose y destruyéndose, de tal modo que el enemigo del juego es el juego idealFrancisco Seirullo, una de las personas más importantes de la historia del FC Barcelona, dice: «La esencia del aprendizaje de un entrenador es mirar a ... sus jugadores mucho tiempo. Mirar y no decir nada. Impregnarse de lo que son capaces de hacer. Dejarlos que se manifiesten tal como son». Una concepción de las cosas ligada a valores universales como el respeto y la humildad. Porque ser humilde es reconocer que la táctica es íntima, entre otras cosas, porque ninguna representación mental, opinión o juicio corresponde con la infinitud de relaciones del juego.
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La realidad es mucho más que las operaciones intelectuales que podemos hacer para definir algo que está cambiando, que solo es comprensible por intuición, que solo es cognoscible a través de la experiencia directa... Ver fútbol es distinto de ver fútbol por intermedio de conceptos. En el FC Barcelona lo saben, un club excepción porque respeta la excepcionalidad. No es que no haya prodigios como Xavi o Iniesta, es que hemos ido malográndolos por culpa de lo que pensábamos sobre ellos, sentándolos en el banquillo o mandándolos a casa por no corresponder unas ideas del entrenador que nada tienen que ver con la intimidad del juego.
La táctica es íntima porque solo los jugadores llegan a ella, deshaciendo conceptos en su relación con las cosas, construyéndose y destruyéndose, de tal modo que el enemigo del juego es el juego ideal. Tratándose el fútbol de innovación, sorpresa, naturalidad, espontaneidad. Es un juego de relaciones movidas a través del instinto, de acuerdo a los infinitos estímulos del entorno y nunca a actuaciones sujetas a ideas incapaces de corresponder la trama del movimiento fluyente. Digamos que saber del juego es saber que todo está relacionado y nada puede organizarse, cuantificarse ni analizarse, acaso de manera muy restringida e imprecisa. Pues nadie vive por otro, nadie juega por otro. Nadie es por sí solo sino por sí mismo, deduciéndose fácilmente que la táctica es inefable, mística, íntima.
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