De la Era Baja de Maracena al Mundial sub-17
El portero seguirá su trayectoria internacional y aguarda su momento con el Granada: «Mi objetivo es vestir la camiseta del equipo de mi vida»
Fran Árbol (Maracena, 2006; 185 centímetros) es uno de esos porteros que se desollaron las rodillas por primera vez en la plaza de sus pueblos. ... La suya, en concreto, es la de la Era Baja. «Me bajaba todas las tardes con mi abuela o mi tío y me quedaba jugando hasta la noche. Es donde más aprendes. Yo me crie defendiendo una pared gris y un banco», comparte quien a día de hoy es el portero más prometedor de la cantera del Granada. Tras varias llamadas con los distintos equipos de las categorías inferiores de la selección española, desde la semana que viene permanecerá concentrado para el Mundial sub-17 que se celebrará en Indonesia.
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«Más que nervioso, estoy ilusionado. Será muy bonito. Hay nervios, pero con el paso de los días se me irán pasando y una vez esté allí solo sentiré ganas de jugar e ir a por todas», sostiene Fran Árbol, que ya participó el pasado mes de mayo en el Europeo de la categoría en el que España fue apeada por Francia en semifinales. «Fue una gran experiencia y esta será todavía mejor. Entonces pude jugar tanto en cuartos como en el descuento de la semifinal y, aunque a priori no sea el titular, debo ayudar cada día entrenando aunque como jugador quiera estar sobre el campo», apunta el granadinista, con ánimo de competir la titularidad al valencianista Raúl Jiménez. «Todo se irá decidiendo allí», desliza.
Fran Árbol compartirá este Mundial sub-17 con Marc Guiu, de fulgurante debut con el primer equipo del Barcelona al marcar al Athletic, aunque esta vez no les acompañe Lamine Yamal, que sí estuvo en el Europeo. «Se les veía que eran grandes jugadores, y aunque Lamine ya había debutado, sabíamos que a Marc le iba a tocar pronto y aprovechó su oportunidad como él sabe. Es un orgullo verles ahí», refleja. Él, sin prisas pese a no haber debutado aún ni con el Recreativo, aguarda su momento: «Todas las oportunidades serán agradecidas y, si no vienen aún, seguiré trabajando cada día».
Por lo pronto sí sabe lo que es participar en una pretemporada con el primer equipo, este pasado verano. «Me siento muy agradecido por el aprendizaje y la acogida, son un gran grupo. Aprendí mucho de Nico (Bosch) como preparador de porteros y también de Paco (López)», señala Fran Árbol, que considera a André Ferreira, Raúl Fernández y Adri López «tres porteros muy buenos y diferentes entre ellos, que destacan en todos los aspectos». «De Raúl me quedaría con su capacidad de liderazgo para tratar a cada uno, sobre todo a los más jóvenes, y actuar en el campo; de André, con su lectura del juego y rapidez; y de Adri, con su habilidad con los pies», concreta.
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Por muy internacional que sea, a Fran Árbol no se le caen los anillos por entrenar con el filial durante la semana y luego bajar a competir con el Juvenil A en División de Honor, donde están sus «compañeros de toda la vida»: «Me lleva pasando bastante tiempo, desde cadete. Entrenar con gente mayor y de una categoría superior me ayuda luego». «Llevo bien los tiempos del club, que es el que decide. Solo me queda esperar la oportunidad y estar preparado para cuando llegue, aprendiendo con el equipo que me toque, todavía más cuando me toca con los mayores», asegura.
Curiosamente, ya coincidió con Juan Antonio Milla en Maracena. «Fue uno de mis primeros entrenadores allí, y ya coincidimos también más tarde ya en el Granada. Es muy bonito seguir juntos. Me conoce perfectamente», esgrime. Fran Árbol, en la cantera desde infantil, es un granadinista agradecido por cada día que defiende ese escudo sin importar la categoría. «Crecí admirando a Iker Casillas por la tele y a Roberto en Los Cármenes, y como cualquier niño de Granada mi objetivo era vestir la camiseta del equipo de mi ciudad. Yo quería estar donde Roberto», expresa quien ahora se fija en Ter Stegen. De hecho, ya rechazó ofertas de Betis, Valencia o Villarreal: «Para mí el más grande siempre ha sido el Granada».
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El ejemplo de Ángel
Curiosamente, Fran Árbol jugaba de niño con su vecino Ángel Jiménez, que debutó con el primer equipo con 18 años en aquel partido con la Real Sociedad durante el que buena parte de la plantilla estuvo confinada por el coronavirus de manera preventiva. «Tenemos muy buena relación, a veces me llevaba en su coche a entrenar. Vivió el privilegio que todos soñamos aunque luego no pudiera quedarse», se resigna.
Zurdo y con la suficiente calidad como para ejercer de jugador en los entrenamientos cuando ha tenido lesionado algún dedo (o cuando se aburría de niño), Fran Árbol es un portero vocacional. «Me gusta todo: ver el fútbol desde atrás, ejercer el liderazgo desde la portería y ser decisivo parando un balón en el último minuto. Estoy acostumbrado a esa responsabilidad, desde que llegué a la cantera he estado en equipos dominadores con el balón y tenía que estar concentrado aunque me llegasen una o dos veces solamente», esgrime, destacando entre sus virtudes «los reflejos bajo palos» además del juego de pies.
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Fran Árbol agradece todo lo que está viviendo a su familia, de la que se 'despidió' en Los Cármenes durante una iniciativa del departamento de comunicación del club: «Estuvieron ahí para centrarme siempre que me salí del camino o hice algo que no debía siendo un niño». Estudiante de bachillerato en el Padre Suárez de la capital, en el turno de tarde para compatibilizarlo con los entrenamientos, tiene pensado graduarse en INEF «porque siempre hay que tener un plan B».
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