La fiebre del oro del Granada
Las equipaciones históricas del Granada suponen todo un tesoro para hinchas como Álex o Sergio, rastreadores de raza con cientos de ejemplares en sus casas
El fútbol moderno recupera las tendencias del pasado. Al menos, entre los aficionados. En tiempos de nuevos formatos de competición, innovaciones tecnológicas sobre el verde ... y un modelo de negocio más ambicioso que nunca, la ropa deportiva 'vintage' copa el mercado actual, con las principales marcas apostando por diseños retro a la hora de contentar a un hincha en permanente búsqueda de la camiseta más exclusiva y emblemática. Aquella que nadie tiene en su armario.
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Granadinistas como Álex Pérez o Sergio Moreno comparten ese gusto por las equipaciones de otra época, centrando su foco en dar con prendas 100% originales en lugar de contentarse con réplicas. Se trata de coleccionistas de raza, de esos que catalogan las zamarras rojiblancas horizontales (y verticales) como auténticos tesoros por conquistar para conservar en vitrinas o incluso en museos. Su particular fiebre del oro nazarí.
«Yo tengo ya más de 200 camisetas en mi colección», revela Álex a ojo, el responsable tras el perfil de Instagram @granada.c.fshirts. «La mía puede ir por 350 fácilmente», le replica Sergio, de @granadacf_coleccion. Resulta imposible arrojar el dato exacto durante una tarde cualquiera de estío en el parque Tico Medina, donde ambos se reúnen con IDEAL para exponer una pequeña y concreta muestra de sus respectivas compilaciones.
En un par de minutos, el rojiblanco tiñe el césped de una de las zonas que colindan con el Museo Memoria de Andalucía, pura coincidencia. Varios bustos se alzan con distintas camisetas. También las hay blanquiazules, rojiverdes o similares al azulgrana. Con franjas horizontales, con verticales y lisas. Todas con el escudo del Granada en el pecho. Un espectáculo para la vista.
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«Cada una de ellas tiene su propia historia. Tengo desde equipaciones que utilizaron futbolistas de verdad, hasta rarezas que se lanzaron y que no llegaron a utilizarse. Cada vez que encuentro alguna que me falta se me activan los sentidos», relata Álex, que entró en el mundillo del coleccionismo desde pequeño.
«Tengo 25 años, pero siempre me ha dado por recopilar cosas. Empecé de niño con los cromos de Primera división o los tazos de Pokemon. También me gustaban las camisetas de fútbol. La primera que tuve del Granada fue la de marca Kelme de los años 90, con la publicidad de Cervezas Alhambra. Hace unos años lanzaron una réplica y se popularizó mucho. Ahora la tiene todo el mundo, pero la mía es la original», relata.
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Según su versión, se la prestó a un jugador de la plantilla granadinista para una sesión fotográfica. Las redes sociales hicieron el resto. «Se lo propuse a Ricard Sánchez y le encantó la idea. Colgó varias imágenes a Instagram y tuvo mucha repercusión. Poco después, se anunció la comercialización de la nueva retro. No digo que fuese el detonante, pero ahí queda», expone.
Álex consiguió la zamarra en un primer intercambio con otro coleccionista, al que le llamó la atención una del Athletic en poder del granadino. Los colores tiraron más. «En el fondo, yo soy aficionado del Granada. Me apeteció más tener la de mi equipo, así que accedí a dársela. Esa camiseta fue la que me hizo empezar en esto. En total, ya llevo seis años con la búsqueda», rememora.
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«Del primer amor nunca te olvidas», apostilla Sergio, más veterano a sus 42 años pese a que arrancó su colección con la misma piel noventera. «Es una de mis joyas. Aunque me deja una sensación agridulce, otra muy especial es la de Bemiser del año 2002 con el logo de La General. Cuenta con las rayas verticales y se utilizó la temporada del descenso administrativo a Tercera división», detalla.
Precios
El coleccionismo rojiblanco conlleva una gran labor de documentación para comprender datos como el origen o los profesionales que las portaron, una información clave a la hora de dar con su paradero. «A veces he recurrido a los familiares de los propios jugadores para poder conseguir alguna camiseta. Hoy día resulta más sencillo investigar gracias a internet y las redes sociales, pero al mismo tiempo crece la competencia. Cualquiera puede hacerlo», resalta Sergio.
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A cuanta más demanda, mayor es el precio de cualquier producto con cierta exclusividad, una ley que también rige el mercado de las camisetas de fútbol. «Yo he llegado a pagar varios cientos de euros por una equipación de la década de los 70, por ejemplo. Estoy convencido de que las de los 60 también tendrían un gran valor, ya que son realmente difíciles de detectar», estima.
De las más antiguas que tengo en mi colección, algunas las conseguí gracias a mi primo Nono, que jugó un año en el primer equipo hasta que lo llamaron de la 'mili'. Se las pedía a Manolo Linares, el utillero histórico», revela. Su mirada al pasado lo lleva a poseer un gran conocimiento acerca de la entidad desde prácticamente su fundación.
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«Las vestimentas de los años 30 me llaman mucho la atención. Eran completamente blancas, sin rastro de otro color, de cuando el club se denominaba Recreativo Granada. No queda ninguna, se perdieron en mitad de la Guerra Civil. Hoy valdrían una fortuna», señala. «Una hipoteca», remarca Álex, una cantidad desorbitada no apta para todos los bolsillos.
«Al final es un tema subjetivo. Cada vendedor fija un importe. Puedes encontrar una misma camiseta a distintos precios. Ya depende de lo que estés dispuesto a abonar y de tus conocimientos para saber si de verdad merece la pena. Mucha gente saldrá a vender ahora la suya, pero no todas lo valen», argumenta el joven.
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Eternas
El blanco y negro no supone el objetivo único de un coleccionista. Los modelos más modernos, incluso contemporáneos, también tienen cabida en los muestrarios de los más aficionados. Sobre todo, aquellos diseños más innovadores en estos años de terceras y hasta cuartas equipaciones oficiales. Un ejemplo de ellos es la zamarra diseñada por el cantante Saiko –y principal patrocinador del Granada– para el conjunto de Los Cármenes.
«Se trata de una combinación especial. El fondo blanco por un lado, con los detalles morados y el dragón, además de la publicidad del artista en el pecho. Tan solo la portó el club en una ocasión, por lo que entra en el cajón de rarezas», justifica. Fue el pasado 31 de enero en el estadio Pepico Amat contra el Eldense, duelo que acabó con triunfo granadinista por 0-3 –abrió la lata Stoichkov con su único tanto para el Granada hasta la fecha–.
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Por supuesto, ni siquiera puede contemplarse la ausencia de las equipaciones del EuroGranada en cualquiera colección rojiblanca que se precie. «Conservo la que vistió Darwin Machís el día de los cuartos de final de la Europa League contra el Manchester United en Los Cármenes. Tiene el logo de la competición en la manga, el de Winamax por delante y las líneas blancas en la espalda, que no aparecían en las prendas que comercializó el club en sus tiendas», aclara Álex, que señala la firma incluida del extremo venezolano.
Ese tipo de estampaciones aportan un valor significativo a la camiseta, al igual que las de Antonio Puertas o Youssef El Arabi, presentes en la colección. El coleccionista también vive de otros elementos con solera. «Además de vestimentas, guardo banderines, carteles de partidos, fotografías antiguas, pines, cromos... Hasta una piedra del 'viejo' Los Cármenes. Pasé por la Avenida de Madrid cuando me dirigía al colegio y justo lo estaban derruyendo. No desaproveché la oportunidad», repasa Sergio.
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«Sería un sueño poder montar un museo del Granada con todos estos elementos. Es una manera de reivindicar el granadinismo, que merece conocer su historia. Precisamente, a la hora de buscar información los 'filipinos' suelen ser de gran ayuda. Han vivido mucho y su memoria es prodigiosa», afirma. Su compromiso para que el paso del tiempo no sepulte la historia.
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