A pesar de las debilidades que el Granada ha demostrado en diversas contiendas, debe reconocerse que la suerte no ha acompañado al equipo en este ... primer tercio liguero: un más que discutible penalti ante el Valencia volatilizó dos puntos muy cerca del final; un gol postrero del Barça, impidió la victoria cuando ya se acariciaba en el Nou Camp; ante Betis y Real Sociedad se esfumaron sendos empates también en el tramo final del encuentro, como en Balaídos ante el Celta.
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En San Mamés hubo la noche del viernes bastante mala fortuna. No estuvo excelso en su juego el Granada, cada vez más confiado como visitante en replegarse, entregando la pelota, y buscar el contraataque para combatir a los rivales. Lejos quedan las querencias por el dominio del esférico que se profetizaban al inicio de la temporada, quizá convencido el cuerpo técnico que para tales pretensiones no se cuenta con las mimbres adecuadas. Se regaló el primer gol encajado, con un Montoro que falló estrepitosamente en la salida de balón y puso en bandeja a los locales adelantarse en el marcador. En el lance, Torrente tuvo su primer resbalón de la noche, que repetiría en la rocambolesca carambola del segundo gol. Estuvo el canterano fantástico durante todo el partido, pero los dos traspiés le recordaron que jugar en Primera tiene dificultades, y que viste una camiseta caracterizada históricamente por el infortunio. Los dos goles encajados eran manifiestamente evitables y el mal fario estuvo especialmente presente en la acción del definitivo empate, con los granadinistas más empeñados en introducir la pelota en su meta que los jugadores locales.
El infortunio no estuvo sólo en los goles en contra, sino en el cúmulo de lesiones que se produjeron en el envite: Machís, que había sido el revulsivo que dio la vuelta al marcador adverso antes del descanso, recuperando la versión osada de cara al marco contrario del venezolano, sufrió un pinchazo inhabilitante en la segunda parte; Germán dejó tiritando la zona central de la defensa, donde hubo que acoplar finalmente a dos zurdos, Abram y Torrente; Rochina fue trabado por detrás en carrera, lesionándose. La enfermería rebosa y el partido del próximo viernes, que parece decisivo para marcar el futuro del equipo, deberá afrontarse con el plantel muy mermado de efectivos.
El Granada de Robert, hasta ahora, ha tenido mala estrella. Partidos como el de San Mamés desembocaban en resultados más favorables en las dos últimas campañas. Al equipo le cuesta un mundo ganar partidos. Hay trabajo, esfuerzo, afán de superación, aparición de ilusionantes promesas de la cantera, pero la zona peligrosa no se ha alejado cuando se acerca un tramo de campeonato de gran importancia para el devenir liguero.
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