Dani Benítez saluda a la afición al final del partido. R. L. P.
Una década del ascenso a Segunda

Explosión de calidad

Esta fue la crónica del partido de ida contra el Alcorcón, en el que el Granada ganó 2-0

Domingo, 17 de mayo 2020, 02:18

Crónica publicada el 17-05-2010.

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Los mejores brotan en los instantes decisivos y una explosión de calidad determinó un triunfo del Granada con ... muchas trazas de ser el golpe de autoridad hacia el ascenso. Es lo que tiene acumular tanto talento, que resuelve ante las pruebas de calibre. Nadie puede dudar de que los futbolistas brillantes se engendran con otra pasta. Su genética está alterada para que aparezcan en fases de agonía, cuando toca tirar del carro. Ocurrió cuando más apretaba el Alcorcón. El desenfreno de Benítez, la frialdad de Ighalo o el coraje de Amaya conforman ejemplos del un repertorio excelso. Ahora es cuando se nota la enorme inversión deportiva, que ahogó a un muy dotado Alcorcón.

El Granada se lleva un magnífico 2-0 al choque de vuelta pero pudo fulminar el pleito contundentemente, en un tramo final donde los visitantes se quedaron con diez jugadores y sufrieron una gigantesca oleada rojiblanca, encantados de exponer su frenética velocidad. La expulsión de Borja Gómez, el mejor zaguero amarillo, destartaló su sistema defensivo y anuncia una baja de gran consideración para la vuelta. Un encuentro que los de Fabri tendrán que afrontar serios pero sin ansiedad.

Granada

osé Juan; Nyom, Mainz, Amaya, Rubén Párraga; Cámara (Granada, m. 62), Kitoko, Collantes (Felipe, m. 90), Dani Benítez; Ighalo (Martín Ortega, m. 85) y Tariq.

2

-

0

Alcorcón

Juanma; Nagore, Íñigo López, Borja Gómez, Rubén Anuarbe; Rubén Sanz, Sergio Mora, Fernando Béjar (Bermúdez, m. 81), Ernesto (Vera, m. 67); Borja (David Sanz, m. 72); y Diego Cascón.

  • GOLES: 1-0, m. 71: Ighalo; 2-0, m. 73: Amaya.

  • ÁRBITRO: Carlos López López (comité castellanomanchego). Expulsó a Fabri (m. 27) por doble amarilla y a Borja Gómez (m. 79) por roja directa. Amonestó a Nyom, Tariq y Martín Ortega; y a Fernando Béjar e Íñigo López.

  • INCIDENCIAS: Los Cármenes. Unos 12.000 espectadores.

El pulso competitivo que supone una fase de ascenso ha agitado sobremanera a ciertos elementos del Granada. Conscientes de la relevancia del examen, han disparado el rendimiento a cotas no vistas hasta la fecha en el club. Fue el éxtasis de los planteamientos del entrenador. Su fútbol directo se elevó sobre la propuesta algo más combinativa de Anquela, que conocía de sobra las virtudes rojiblancas pero se mostró incapaz de segarlas. Tariq se impuso con frecuencia en el juego aéreo. Los hombres de banda cabalgaron con ligereza. Kitoko succionó el fútbol rival como nunca en la temporada. Cámara se desplazó con majestuosidad por cada parcela mientras le alcanzó el fuelle. Todos mostraron la implicación necesaria para facilitar el asunto. Sólo la cuestionable actuación arbitral y el arranque de la segunda parte pregonaron alguna tragedia. Entonces irrumpió Benítez y desató la rabia ganadora.

Témpano Ighalo

A nadie le superó el acontecimiento aunque la tensión avivó algún desajuste defensivo, sobre todo en un nervioso Nyom, que estuvo a un tris de ser expulsado en la prolongación, aunque dejó nublado a Ernesto durante el encuentro. Pero entre todos los hombres que pisaron Los Cármenes no hay ninguno que mostrara más sangre fría que Ighalo, protagonista en el importante despertar del marcador. Hay pocos jugadores que sean capaces de congelar sus emociones al llegar al área. Él es uno de ellos.

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Lo normal en situaciones límite como cuando se pisa la zona de castigo es que el ritmo cardíaco se dispare a niveles anaeróbicos. La respiración se acelera, dificultando la reflexión, convirtiendo en instintivos los movimientos, cegando las decisiones a meros impulsos. Pero Ighalo no se corresponde con el patrón convencional. Ni siquiera le agobió el hecho de haber errado dos ocasiones claras minutos antes. Algo tiene este nigeriano que le hace especial. Parece más dotado para la proeza que para lo rudimentario.

Benítez robó un balón en el espacio correspondiente a los laterales y arrancó por la banda con la aceleración de un atleta jamaicano. Soltó un centro que rozó un defensa y el balón alcanzó con el efecto la posición de Ighalo. El nigeriano lo acostó con mesura, recortó con la pierna derecha y ajustó con la zurda a una esquina, con Juanma a punto de tocarlo. Una maniobra perfecta, con la cadencia justa, ajeno al tumulto que se extendía y a las prisas con la que ejecutan los delanteros más terrenales. Donde otros se asustan, Ighalo goza. Su gol adorna una temporada trufada de detalles mágicos, que anticipan una prometedora carrera del delantero a poco que mejore ciertos detalles de percepción.

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El tanto desató el optimismo y arregló el atolondramiento con el que el Granada había afrontado la reanudación tras una igualada primera parte. Ighalo trajo la fiesta al público pero antes había arrojado cierta frustración. Benítez agujereó su banda a los once minutos de partido y colocó un pase al área que dejó ir Tariq para que el nigeriano lo embocara con calma. De nuevo controló con esa cachaza tan personal pero cuando armó el tiro Borja Gómez se cruzó lo justo para que este superara la portería en parábola. Parecía imposible que se marchara esa opción fuera.

El Alcorcón se aprovechó de una confusión en una falta lateral justo después para asustar al Granada. Fue precisamente Gómez, dicen que tentado hasta por el Madrid para la temporada que viene, quien cabeceó al poste. El esférico rebotó y se paseó frente a la línea de gol, abandonando el campo para fortuna rojiblanca.

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El dominio territorial correspondía a los visitantes pero los zarpazos peligrosos eran obra de un Granada muy potente en las alturas. Tariq cabeceó una ocasión a las manos de Juanma y Collantes volvió a apurar la mejor respuesta del portero adversario. El árbitro empezó a minar la moral rojiblanca con una serie de faltas rigurosas o inexistentes que sacaron de sus casillas al equipo, incluido Fabri, que fue expulsado antes de la media hora. Aún tuvo que lamentar una acción polémica. Un posible penalti a Benítez -que la televisión descartó- que el colegiado interpretó como una engañosa cesión al portero. Collantes nada pudo hacer en el libre indirecto pues la barrera de adelantó sin censura del juez.

Maestro Cámara

Cámara se erigió como un maestro en el centro del campo, dejándose ver en las inmediaciones del área también. El madrileño ocupó ese enorme espacio que se suele formar entre la media y el ataque con gran soltura, dejando a Kitoko la faena más expeditiva. Lástima que tenga tiempo de caducidad. Su calidad es incuestionable.

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La reanudación destensó al Granada y agigantó al Alcorcón, más flexible en la construcción del juego. Los locales acudían a su registro favorito, la profundidad al contraataque. Ighalo desaprovechó una segunda oportunidad fantástica, en un remate tras centro de Collantes. No tendría una tercera que lamentar.

El jugadón de Benítez que desencadenó el tanto del nigeriano fulminó al Alcorcón, incapaz de contener a la bestia local. Tariq reclamó una pena máxima por un empujón en el área del que se desentendió el árbitro. Esa jugada acabó en un saque de esquina. Benítez lanzó desde la bandera y Amaya sacudió su mollera para poner el esférico en la escuadra. En sólo dos minutos la eliminatoria cogía un predominante color rojiblanco.

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La expulsión de Borja Gómez liberó de ataduras al Granada, con tres lances mastodónticos para apuntillar. Benítez recuperó un balón tras saque del portero y probó la vaselina lejana, fuera por poco. Martín Ortega compareció como reactivo y falló una tercera diana, tras pase filtrado por Collantes. Ortega dispuso una asistencia que no supo colocar Granada. La goleada se frustró pero el 2-0 es muy lustroso. Puede ser suficiente aunque resta una batalla que se presume cruenta en Madrid.

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