Irene Ferreras | Entrenadora del Granada femenino
Entrevista
«Nuestras jugadoras trascienden el fútbol»«Coincidí con Lauri en las categorías inferiores de la Selección y me ilusionaba trabajar con jugadoras tan emblemáticas aquí como ella», reseña
Irene Ferreras (Madrid, 1989) afronta ya el debut en Liga F con el Granada, que pasará por la visita al Levante del sábado a mediodía. ... La entrenadora, sucesora de Arturo Ruiz, tiene la ilusión de que su equipo disfrute y haga disfrutar tanto como el que la temporada pasada firmó la mejor campaña en la historia de la sección femenina del club pero sin obsesionarse con una comparación que, asume, tiene más posibilidades de perder que de ganar.
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–¿Tiene ya ganas de competir?
–Sí, fueron seis semanas intensas de pretemporada en las que fuimos un poquito contra reloj al tratarse de un proyecto nuevo pero el trabajo fue maravilloso, con un vestuario muy receptivo; disfrutamos mucho de ir definiendo el equipo. Competir es lo que nos gusta, de lo que vivimos, y creo que llegamos en un momento idóneo al ir a más y tener ya absorbidas las líneas de juego que queríamos.
–¿Qué sensaciones se lleva del verano?
–Que este es un club muy familiar. Las jugadoras tienen muy claro dónde están y el amor que sienten por este escudo, y eso nos marca la línea a seguir al resto. Tenemos una mentalidad muy humilde y sabemos que tenemos que trabajar mucho para medirnos a los grandes rivales que tenemos por delante. Priorizamos entre las decisiones que tuvimos que tomar para formar un equipo sólido que vaya creciendo poco a poco en la competición.
–Destacó el alma del equipo sobre su juego en la Copa Andalucía... ¿a qué aspira?
–La final dejó muchas lecturas pero en general fue demasiado abierta para lo que solemos querer los entrenadores sobre todo cuando nuestros equipos van por delante en el marcador. Hacen falta meses de trabajo hasta que un equipo asienta lo que busca, y contra el Sevilla nos faltó control, pero variamos la propuesta y lo asumimos muy bien. Lo importante, que es todo lo que tiene que ver con lo actitudinal, la creencia y la valentía, estuvo ahí como base sobre la que construir.
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–¿Cómo visualiza el curso?
–Cada temporada es un mundo y tenemos que alejarnos de la temporada pasada porque en el fútbol solo se vive del presente. Trabajaremos desde la normalidad y sin expectativas que no podamos asumir pero con una gran ilusión por hacer que el equipo crezca y generar algo bonito para que la afición se enganche. La competición nos irá diciendo a día a día cuáles son nuestros objetivos reales en cuanto a resultados; para mí, lo primordial es que nuestro rendimiento se acerque lo máximo posible a lo que pretendemos para estar siempre más cerca de ganar que de perder, pero sin presión. Todos tenemos los pies en el suelo, pero creemos que podemos competir bien el primer bloque de cinco partidos.
–¿Qué supone venir de la mejor campaña histórica del club: una ilusión o una presión?
–En ningún momento decidí venir por eso, que no me ayudaba en nada, sino por su proyecto y las circunstancias de trabajo que me ofrecieron. Gran parte de mi motivación para venir pasaba por mi ilusión por coincidir con jugadoras tan emblemáticas como Lauri, que fue compañera mía incluso en las categorías inferiores de la selección española, entre otras. Respiro el aura de un grupo de jugadoras que trasciende hacia fuera y rompe barreras haciendo disfrutar con su fútbol; me bastaba aportar mi granito de arena. De haber tenido en cuenta los resultados de los que viene el club, nunca habría venido porque entiendo que en la comparación voy a perder, pero me enfocaré en el desempeño del equipo día a día.
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–¿Cambiaron mucho su opinión del club esos logros aun así?
–Los resultados deportivos reflejan a menudo lo que hay detrás, y fue de alabar lo que pasó aquí, pero lo importante fue que me ofrecieran los medios necesarios para competir aunque sigamos siendo humildes en comparación a otros. Lo importante es que todos sabemos lo que somos, y nuestro factor diferencial es el amor por este equipo al estar hecho desde hace muchos años ya por gente que ha vivido ese proceso. Me enfrenté a estas jugadoras ya en Segunda división y vi cómo iban a más. Me gusta formar proyectos y esperamos sostenernos en Primera muchos años desde la 'eterna lucha', un lema que nos va como anillo al dedo, sufriendo lo menos posible y disfrutando cuando podamos.
–¿En qué le gustaría que se pareciera su equipo al de Arturo Ruiz?
–En la competitividad para estar siempre dentro de los partidos en la medida de lo posible, más allá de la forma. Intentaremos seguir siéndolo aunque busquemos los caminos que consideremos los más adecuados en función de las circunstancias.
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–¿Y en qué podrá advertirse su toque personal?
–Yo no me quiero ver reflejada en el equipo, sino sacar rendimiento a las jugadoras que tengo para atinar y que su talento natural se manifieste en un contexto colectivo. No vengo a imponer nada. Tengo sintonía con ciertas formas de jugar, pero buscaré lo que le vaya mejor al equipo; por eso la pretemporada fue tan constructiva, porque fuimos afinando en función de cómo se adaptaban las jugadoras a lo que les pedía. En el fútbol femenino hay que dominar cada vez más registros.
–¿Tenía ya asumida la pérdida de Edna al firmar?
–Sabía lo que todos, y desde el primer momento me hice a la idea de no tenerla. No le di muchas más vueltas. Rindió muy bien aquí y le deseo lo mejor porque me consta que su paso por aquí fue muy bonito, pero me fui ilusionando con las jugadoras que llegaron. Espero conseguir que alguna otra sea la revelación este año y que nos aporte para hacer la temporada que queremos.
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–No parece que vayan a faltarle goles con Sonya Keefe, en cualquier caso.
–Sí, es una delantera muy interesante en la que todos teníamos los ojos puestos porque domina el área y hace goles pero todo lo que hace sobre el campo es muy interesante más allá de eso y es maravillosa en el día a día porque siempre está despierta para aprender y nos da mucho incluso en defensa porque va a muerte cada día por el equipo. Tampoco creo que haya que colgarle un cartel que no le toca; también María Barquero tiene que hacer goles.
–¿Espera más fichajes?
–Tenemos una plantilla corta, todo el mundo lo sabe, y que haya incorporaciones o no dependerá de las circunstancias. Si podemos sumar a alguna jugadora que nos ayude, lo haremos. Con las que ya tengo, somos capaces de formar un equipo competitivo independientemente de cómo vaya luego la temporada.
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–¿Qué papel tendrá la cantera?
–Circunstancialmente tuvimos que darle mucho protagonismo en pretemporada, y me gusta trabajar con ellas; algunas seguirán en dinámica de primer equipo. Un club como el nuestro tiene que fomentar la cantera y aprovecharla porque nunca sabes dónde vas a encontrar la futbolista del futuro y hay que 'invertir' en su desarrollo aunque aún les falten un poquito. Si alguna consigue hacerse un hueco, genial; si no, tendremos que mirar fuera.
–¿Qué pensaba al ver a Lauri y compañía desde fuera?
–La suerte que tenían en el vestuario, porque jugadoras como ellas generan alma. Todos los clubes pueden tener buenas futbolistas de talento, y más aún con dinero, pero las jugadoras que vayan más allá solo están donde se genera un sentimiento de pertenencia. Aquí se peleó y sufrió mucho para estar en un contexto profesional porque no hace mucho viajaban en el día y jugaban en polideportivos a horas inadecuadas. Son ejemplares y, una vez aquí, comprobé que lo que respiraba desde fuera no era una ilusión. Ese núcleo es muy importante y las nuevas se adaptan muy bien porque no desestabilizarán el ecosistema que tenemos en lo personal.
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–Alcanzó el profesionalismo como portera hasta que una lesión de espalda le obligó a retirarse con 26 años. ¿Le queda clavada esa espina?
–Fue duro, porque no esperaba dejar el fútbol tan pronto, pero lo pasé tan mal por el dolor físico que me liberé, o eso creía, porque el dolor persiste. La vida va de utilizar lo que nos pasa para transformarlo en algo positivo, y yo aceleré mi carrera como entrenadora aunque ya la había empezado porque compaginaba la competición con la formación. Mantengo la ilusión de cuando trabajaba en un sitio más precario hace siete años, y ahora, para mí, estar en el Granada es lo máximo y me siento una privilegiada. Siento mucha confianza por parte de Roberto Valverde y trabajar en un sitio donde te quieren y te cuidan no está pagado.
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–Estará especialmente encima de Laura Sánchez, aunque, como Edna, también Sandra Estévez fue una dura pérdida...
–Al no haberlas tenido, no las siento como pérdidas; no eché a nadie de menos cuando entré al vestuario. De lo más bonito que le puede pasar a una entrenadora es que una jugadora joven vaya para arriba. Tengo muchos perfiles como ese y Laura me parece una portera con unas condiciones brutales a nivel físico y que para mucho bajo palos aunque tenemos que trabajar en su madurez aún.
–En el Deportivo disfrutó de Riazor y ahora le toca hacerlo de Los Cármenes.
–Sumar esas experiencias es un sueño, y nunca lo normalizaré. Nuestro reto es ir enganchando a cuanta más afición mejor, siendo ejemplares por el juego más allá de los resultados aunque haya días que estemos mejor y otras peor porque no somos máquinas. Queremos transmitir fortaleza mental y defensa del escudo por encima de todo. Me apetece mucho pisar Los Cármenes de local; será de las mejores experiencias de mi carrera.
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–Supongo que estará especialmente sensibilizada con las condiciones de las futbolistas en España. ¿Cómo valora esa progresión y cuál debe ser el próximo paso?
–Cada vez estamos más preparadas, pero queda mucho por pulir en detalles del día a día porque la exigencia es cada vez mayor; también en cuanto a quienes nos dedicamos a las futbolistas, sin que esté hablando por mí en concreto. La profesionalización depende de muchos factores, y últimamente vemos a muchos entrenadores importantes en el fútbol femenino español saliendo al extranjero. Necesitamos cada vez más recursos. Seguimos en la lucha hasta que se rompa la cuerda en algún momento. Nos gustaría que la Liga F también pusiera el foco ahí, en invertir para el desarrollo con los ejemplos de Estados Unidos e Inglaterra o el Barça femenino que hasta hace poco era deficitario.
–El Granada había tenido una única entrenadora hasta su llegada, por Blanca Samos en 2003 tras su fundación. ¿Le motiva que haya cada vez más en el fútbol femenino?
–Sí, es anecdótico y solía restarle importancia pero no deja de ser importante al tratarse de un puesto de responsabilidad con visibilidad que genera conciencia social; es un orgullo ser un espejo en ese sentido porque también es importante que las niñas vean entrenadoras y lo contemplen como una opción laboral en un contexto tradicionalmente de hombres, algo transferible a cualquier otra profesión. Por lo demás, no me creo ni mejor ni peor, ni diferente ni especial, con respecto a un hombre que haga lo mismo que yo.
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