San Emeterio se reafirmó ante el Nástic como el compañero perfecto en el centro
El cántabro mostró sus mejores virtudes con Azeez y también con Alberto Martín, superando la ausencia de su habitual pareja
Fran Rodríguez
GRANADA
Martes, 30 de abril 2019, 00:50
Fede San Emeterio volvió a completar una gran actuación en el último encuentro que midió a los suyos ante un Nástic de Tarragona urgido por ... su situación en la tabla. El cántabro se exhibió de nuevo como el gran samaritano de un centro del campo en el que había una mina de retos. Ganar el partido, controlar el juego, cortar cualquier acción de transición de los catalanes y, sobre todo, sobreponerse a una baja, la de Montoro, que ya había desnudado las carencias de la medular. Sin embargo, el Granada es un equipo que aprende de la experiencia y lleva la persistencia allá donde el error les obliga. El cántabro ha crecido al amparo de Martínez como lo hiciera antes en el cuartel formativo del Sevilla. En un verano de incertidumbre en la medular, San Emeterio se ha erigido fijo en una ecuación por la que pasaron Alberto Martín, Nico Aguirre y, apurando, José Antonio González.
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No hay nadie mejor para cubrir la segunda plaza en el centro que el cántabro, como expuso en su tesis del domingo. Sin su habitual socio, San Emeterio tuvo que asumir más galones a la hora de reclamar para sí el esférico. Aunque empezó encadenando alguna que otra imprecisión, pronto entró en el fragor del juego para hacerse grande y conseguir con Azeez lo mismo que con Montoro:liberarle. El nigeriano pudo avanzar, comunicar con Fede Vico, apretar en la presión y atemperarse con las espaldas cubiertas por el ocho del Granada. Este, además de aparecer en cada balón rifado, siguió repartiendo criterio cuando así lo requería el encuentro.
Antes de tomar algo de aire en el vestuario, se dio el lujo de dar una asistencia para cerrar un primer acto de derroche físico. Un balón pasado de Vadillo lo bajó del cielo, y no era fácil. El mediocentro no es el jugador más alto de la categoría pero se impuso en el área a una defensa que tampoco decidió buscar con decisión ese balón. Su fe en la jugada acabó con un testarazo al segundo palo que introdujo en las redes Rodri. De nuevo un jugador de la plantilla brillaba gracias a una acción inmediatamente anterior de San Emeterio. Y es que el cántabro es el tipo de jugador que no parece irradiar luz por sí solo. Necesita darse al equipo. Su brillo aparece cuando consigue antes que sus compañeros lo hagan. Por eso el cedido por el Valladolid ha cuajado sensacionales encuentros al lado de un Montoro que ya se ha pasado la categoría de plata, más allá de lo que ocurra en junio.
Lo mismo ocurrió con Nico Aguirre, que ha jugado mucho más tranquilo al formar pareja con Fede San Emeterio que con cualquier otro compañero. Ramon Azeez lo volvió a vivir este domingo, creciendo con respecto a su titularidad ante Soria donde no estuvieron bien ni el nigeriano ni el cántabro.
La gasolina se acaba a todos, por más que resulte goloso el adjetivo de incombustible al tratar a un jugador como San Emeterio. Pero el ocho, que aplicó más criterio al balón conforme avanzaba el crono, también tuvo su mejoría al entrar Alberto Martín en el tapete. Con el capitán del buque rojiblanco, Azeez dio un paso adelante y San Emeterio afianzó un doble pivote de corte conservador pero de éxito instantáneo. Acabaron los desesperados intentos visitantes y se terminó por fraguar otra gran obra de la cementera rojiblanca.
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