El efecto Sandoval se pone a prueba en Cádiz
El Granada intentará reengancharse a la lucha por la salvación en el estreno de un entrenador que desea que el equipo se quite complejos de encima
El efecto Sandoval se pone a prueba en Cádiz, donde tendrá que demostrar si tiene propiedades terapéuticas o si se diluye como un placebo. Se ... encomienda el de Humanes a lo trascendental, enfrentado a todas las estadísticas y cálculos de probabilidad de permanencia. Su método ha pasado por limpiar las mentes de los futbolistas del Granada y dejarles que se expresen en su propia esencia. Si todo sale bien, aumentará la dosis. Si no, ya no quedará mucho que administrar en la botica rojiblanca.
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No hay que esperar complejidades tácticas ni planes enrevesados en el tercer entrenador de la temporada en el conjunto rojiblanco. Advirtió de que colocará a los jugadores en sus posiciones naturales y que buscará que se asocien desde una idea valiente y desacomplejada. El preparador se ha esmerado en desviar la presión al rival, un Cádiz que sí cree en las matemáticas de la salvación. El Granada parece boquear en la cuneta, pero sumar tres puntos en el Nuevo Mirandilla, teniendo un partido extra el próximo jueves, le puede devolver fuerzas en medio de la flaqueza.
La portería, con Augusto Batalla, y la defensa se asemejarán mucho a lo visto con Alexander Medina, aunque se presupone la recuperación de Ricard Sánchez en el lateral derecho. Bruno Méndez e Ignasi Miquel constituirán la pareja de centrales y Carlos Neva portará el brazalete en el lateral zurdo.
En el centro del campo, se espera la inclusión de Martin Hongla como pivote, dejando a Sergio Ruiz y Gonzalo Villar como volantes. Se armaría el equipo en torno al 4-3-3 que tanto le gusta a Sandoval, con el camerunés de escoba y los otros dos pivotes adquiriendo mayor libertad para avanzar.
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Óscar Melendo está llamado a cambiar su estatus en esta nueva era. Tras ser una solución marginal con Medina, puede que Sandoval le busque ocupación en uno de los costados, como ocurrió con el uruguayo en citas como la de Montjuic. En determinadas situaciones, agregará consistencia a la medular y abastecimiento para el ataque.
Dos sudamericanos, el uruguayo Facu Pellistri y el delantero Lucas Boyé, se convertirán en los integrantes más avanzados. El charrúa, partiendo desde el carril de fuera. El punta, tratando de actuar más cerca del área de Conan Ledesma.
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Los amarillos, por su parte, no podrán contar con Maxi Gómez, un ariete que estuvo próximo a recalar en la escuadra rojiblanca el pasado verano, pero que no está teniendo puntería. Tampoco quien llegó al final, Boyé, al que se le exigirá un paso adelante ante las molestias de Myrto Uzuni, mermado por su lesión en el tendón de Aquiles. No tiene más ausencias Sandoval porque todos han apretado para estar, buena señal de que el vestuario no termina de bajar los brazos, aunque en el entorno cunda la depresión.
Mirar la clasificación deprime al más optimista, con el Granada a ocho puntos del Cádiz y a tres del Celta, que marca la zona de alivio. Los vigueses se miden al Rayo el domingo, una cita que puede convertirse en relevante siempre que los nazaríes logren la conquista del Nuevo Mirandilla, un lugar en el que se han habituado a empatar.
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El Granada ha tenido poco que celebrar este curso, pero uno de sus dos triunfos fue contra los cadistas. Ambos equipos han cambiado desde entonces, casi tres meses después. De hecho, ya no están ninguno de los entrenadores de aquel 2-0. El diferencial particular también se disputa entre los contendientes, aunque para que ese se revise, mucho tienen que sumar los rojiblancos.
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