El Granada de Paco López agotó su crédito ante el Getafe. El partido era una oportunidad para cambiar el paso de la pobre trayectoria que ... el cuadro llevaba en el campeonato. En el arranque, nueva repetición de errores anteriores, con otra desatención grave en el lateral, esta vez con Manafá de protagonista –disperso y falto de posicionamiento como defensa en la primera parte, aunque con apuntes de interés como atacante–, que permitió al equipo visitante tomar ventaja en el marcador y colocar el partido donde más les gusta a los de Bordalás.
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El Granada reaccionó al ya tópico contratiempo de ir por detrás en el marcador con aproximaciones peligrosas a la meta rival, aunque fue el Getafe quien pudo aumentar su ventaja, tras un disparo de Greenwood que André Ferreira –cada vez más inseguro– se tragó, salvando Neva en la línea de gol. Acumuló méritos el Granada para alcanzar el empate antes del descanso, y lo consiguió Villar, el mejor de los locales, tras la jugada de más de mérito en todo el encuentro, iniciada por Gumbau y seguida por Neva.
Hecho lo más difícil, equilibrar el partido ante un equipo diestro en defender, la segunda parte local fue decepcionante. El Granada se mostró incapaz de hacerse con el mando del encuentro. Los remedios ideados desde el banquillo por Paco López solo aumentaron la sensación de que la victoria granadinista se había convertido en una quimera. Seguir creyendo que la primera alternativa ante situaciones de esterilidad futbolística radica en disponer sobre el césped de Puertas y Callejón no deja de ser una cansina reiteración de una equivocación experimentada. El denostado Famara Diédhiou, con todas sus innegables limitaciones, demostró más implicación y peligro en los escasos minutos de que dispuso que el almeriense, que atraviesa una racha infame, y que el motrileño, que dejó de ser útil al Granada desde hace mucho.
La sensación de incapacidad del equipo va en aumento, con casos como Bryan, una sombra de lo que fue. Una sola victoria en trece jornadas y un punto de los últimos doce ante rivales como Osasuna, Villarreal, Valencia o Getafe, con los que debe aspirarse a mucho más si se quiere luchar por la permanencia, dibujan una realidad aterradora para un futuro desesperanzador. No hay duda que la planificación errada de la plantilla es la causa principal de la situación que se padece, pero tampoco se han encontrado vías de una mejor competitividad desde el banquillo. En el fútbol de hoy se tiene que disponer de sistemas tácticos adecuados que cuenten con dieciséis jugadores válidos en cada partido y los que salten a sustituir a los titulares dispuestos de partida deben aportar alternativas válidas para afrontar los encuentros.
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