El enfermo aún respira

Fue lo poco achacable en negativo al equipo de Medina en su visita a Barcelona. Quizá también la indolencia de Arezo, que sigue sin dar señales para la esperanza en su segunda etapa de rojiblanco. Los que saltaron de partida hicieron un partido notable, lejos de la apatía de la visita al Getafe, para al final obtener el segundo punto a domicilio de toda la temporada –esa puntuación como visitante es la causa principal de estar hundidos en la tabla–. Ante el Barcelona , el equipo llegó a tomar ventaja en dos ocasiones durante la segunda parte, demostrando sobre todo fe en el planteamiento de tres centrales y dos bandas ofensivas ordenado por su entrenador.

En el éxito de la estrategia urdida hay que destacar los papeles estelares de Martin Hongla como central, que estuvo imperial, y de Ricard Fernández y Facundo Pellistri por la banda derecha, auténticos estiletes. Hay que añadir las buenas actuaciones de Ignasi Miquel y de Maouassa, protagonistas del tercer gol –un gran centro del francés rematado con fe por el catalán–, y el espíritu de lucha de Rubio, Sergio Ruiz, Gumbau, Uzuni y Melendo, estos dos últimos hasta que les duraron las fuerzas. Batalla no tuvo responsabilidad en ninguno de los goles encajados. Fueron nuevamente las alternativas elegidas desde el banquillo las que restaron cuando se iba con ventaja en el marcador. Ni Callejón ni Arezo mejoraron ni mantuvieron la intensidad en la presión de los sustituidos.

Hay jugadores como Martin Hongla o Facu Pellistri que desde el primer partido aparecen como futbolistas que aportan al equipo. Matteo Tognozzi solicitó no precipitar juicios con los recién llegados sin darles un tiempo de adaptación –el que no hay, dada la situación del Granada en el campeonato–, pero el buen fútbol se lleva de serie o no se tiene, y el buen aficionado lo capta rápidamente. Aun así, el punto ante el Barça demuestra que el enfermo aún respira y sigue vivo, aunque extremadamente grave.