Édgar Méndez, un extremo tan rápido como su fugaz etapa rojiblanca en Los Cármenes

Todos le han achacado que no dejara huella en un club, que no se asentara como hombre importante en alguna entidad. Su paso por Los Cármenes lo confirmó. El extremo canario había destacado en el Almería como un puñal de los de antes. Una gran zancada y un optimismo exagerado en cada arrancada hacían de Édgar Méndez un revulsivo de lujo. Lo fue desde joven en el Real Madrid C, el Betis B, el Melilla o el filial del Almería. También se destapó como un decente goleador en Segunda B y Segunda. Tras breves pasos por Tenerife y Jaén, se hizo un hueco en el primer equipo almeriense.

31 partidos y 5 goles firmó en su primer año en la élite con los indálicos, pero no llegaba a un acuerdo de renovación, por lo que un año antes de terminar su vinculación, el Granada firmó a Méndez por un pequeña cantidad menor al millón de euros. Fue el primer refuerzo para Sandoval.

Tanta ilusión recíproca despertó la unión que se firmó un contrato de cuatro años. El tinerfeño siempre expresó la intención de asentarse en el club, pero el Granada sería uno más en su amplia trayectoria. Disputó solo 15 partidos de Liga y tres de Copa. Únicamente firmó un gol en una derrota en casa frente al Valencia. Ya ese invierno, seis meses después de su llegada, confesó que su futuro estaba en el aire. «No tendría problema en salir cedido. Tengo buen cartel y con mi edad no voy a quedarme en el banquillo o en la grada. Si no es aquí, jugaré en cualquier sitio», dijo en Radio Tenerife.

Su relación con el Granada no fue más allá de ese primer año y en verano llegó a un acuerdo con la entidad para rescindir su contrato. Tan fugaces fueron sus carreras por Los Cármenes que hay muchos granadinistas que no recuerdan haber visto a Méndez como rojiblanco.

Firmó por el Alavés. Quiso el destino que el Granada descendiese y que Édgar Méndez firmara una exhibición en Mendizorroza ante los de, por aquel entonces, Paco Jémez. Hasta un gol anotó el tinerfeño. Con Jémez volvería a verse, pero jugando para él, en el Cruz Azul mexicano, al que llegó tras un solo curso –para honrar su fama de trasero inquieto–. Tres años pasó allí, ganando títulos y haciendo más de 15 goles. Desde México se alegró por el ascenso a Primera de «su Granada», un gesto que se ganó el cariño granadino. Volvió al Alavés, donde sí ha conseguido echar raíz. Es su cuarta temporada allí, la tercera consecutiva. Todo un récord.