Jorge Pascual resopla al poco de sustituir a Lucas Boyé. J. M. Baldomero
La contracrónica

Muchas dudas en el Granada y sin Boyé

El equipo muestra sombras en su presentación, sobredimensionadas a raíz de la lesión del argentino al cuarto de hora, su mejor jugador y único goleador de la pretemporada, lo que obliga a la adaptación inmediata de Pascual y Arnaiz

Domingo, 10 de agosto 2025, 02:09

No hubo título, ni tampoco buen sabor de boca. El Granada dejó muchas dudas en su trofeo de presentación, la primera oportunidad de ver en ... acción al cuadro de Pacheta tras el primer mes de preparación antes del arranque liguero. Esta deberá prolongarse aún más en el tiempo, pues los rojiblancos dieron muestras de encontrarse lejos de su máximo nivel competitivo. La situación se atisba sumamente complicada, sobre todo con la lesión de Lucas Boyé, el mejor jugador nazarí en este momento. Crecen los enanos.

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El delantero argentino se presentó en Los Cármenes con los mismos deberes de siempre. Inquietar a la zaga y al portero del rival con la presión, bajar balones por alto para servir de bisagra con sus compañeros y cazar alguna oportunidad para transformarla en gol, tareas habituales de toda referencia ofensiva sobre un terreno de juego. Boyé se movió bien, combinó a la perfección, pero le faltó acierto de cara a puerta. Tuvo una diana clara a los pocos minutos del pitido inicial, con dos chuts consecutivos frente a Khaled, cancerbero que le negó la gloria en ambos intentos.

Como si de un castigo divino se tratase, el partido se acabó para el punta poco después. Encimó a un rival para robarle la pelota, pero se dejó la rodilla por el camino. Hacia su zurda dirigió su mano nada más notarse la molestia, la que continuó pese a su intento de mantenerse en el campo una vez recibió una primera asistencia médica. Llegó a dar alguna que otra carrera, pero él mismo acabó echándose al suelo, sabedor de que deberá recuperarse para volver más fuerte.

Su salida del terreno de juego, la del único goleador de la pretemporada, aumenta el suspense de cara a la competición. Lo que sí es seguro es que su ausencia –se desconoce su duración– obligará a la adaptación prácticamente inmediata de los nuevos Jorge Pascual y José Arnaiz. El primero fue el sustituto del sudamericano, realizando su debut como granadinista tras su flamante fichaje desde el Villarreal hace algunas semanas. El almeriense ocupó la posición más adelantada del ataque junto a Stoichkov, aunque en el Eibar actuó más como segundo punta. Mostró alguna maniobra interesante dentro del área, como una media vuelta ante dos contrarios a la que le siguió un disparo repelido por la zaga.

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No dispuso de grandes ocasiones de gol, más allá de una buena combinación con Dominique en zona de tres cuartos con la que se plantó solo ante el meta del conjunto emiratí. En lugar de chutar, se activaron sus instintos de delantero de apoyo y buscó un socio al segundo palo, sin éxito.

Sin pólvora

Lejos de la puerta del Al Ain sí que completó conexiones interesantes con sus compañeros. Firmó un cambio de orientación en la primera parte para salir de la presión rival que arrancó los aplausos de la parroquia rojiblanca, ansiosa de acciones individuales ante la inoperancia colectiva. Un clavo al que agarrarse, puesto que la esperanza es lo último que se pierde.

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No lo hizo Arnaiz, que también se estrenó con el Granada después de perderse los duelos ante el Cádiz y el Catar para ponerse a punto en lo físico. El talaverano sustituyó a Stoichkov tras el paso por los vestuarios, así que ocupó el perfil zurdo del ataque, con Pascual en el diestro. Dio muestras de su calidad con la pelota, así como en el golpeo. Cerca estuvo de colarse en las mallas asiáticas un chut de interior con rosca endiablada, pero la pólvora estaba mojada, por mucho que agosto secara hasta las lágrimas granadinistas. Tan solo queda dar con el oasis a tiempo.

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